domingo, 31 de octubre de 2010

SOÑAMOS DESPIERTOS

Los otros días escuché, por una muy escuchada emisora de Ciudad del Este, a varios futuros licenciados en Turismo de la UNE, promocionando  charlas sobre de sus proyectos. Todo sonaba bien, pero cuando comencé realmente a prestar atención, lancé una sonora carcajada. Menos mal que me encontraba solo, si no alguien hubiera pensado que estaba realmente recontra loco. 

Estos chicos, soñaban despierto con aquellos planes desarrollados en clase, pero que chocaban estrepitosamente con una dura y cruel realidad. Son tantos los puntos que abordaron y mis risotadas fueron tan prolongadas que no se si las pude escuchar a todas. Pero, por lo que recuerdo, hablaban de poner nuevamente a Ciudad del Este en la ruta turística, junto con Foz y Puerto Iguazú. 

Y ahora hablando en serio, para llegar a esto, se debe recorrer un largo camino, porque son demasiadas las cosas a cambiar. Cuando apenas se traspasa el Puente de la  Amistad, uno se encuentra con un rancherío de madera que da una mortal sensación de miseria. Luego tenemos decenas de mujeres transportando baldes de agua, de vaya uno a saber, para cocinar y lavar la vajilla. Demás está decir que esa agua grasienta puede reciclarse muchas veces. Con solo pensarlo, se estrujan mis pobre tripas.

A continuación tenemos a las famosas paraguayitas que atienden las roperías,  que al pasar, se despachan en un portuñol básico: “Pase meu amigo, ¿que está você procurando?”. En cambio en comercios de otro rubro, suelen preguntar: ¿Que querés? Está demás decir que la asociación que las agrupa, les debería dar cursos de buenos modales como también a conocer el producto que venden, ya que la mayoría de las veces no tienen la menor idea de lo que dicen.

Su deber es orientar, sobre la base del gusto del cliente, para que la operación sea satisfactoria para ambas partes y no tratando de “enchufarle” una sábana cuando están buscando una toalla. Esto parece algo grosero y despectivo, pero sucede a menudo y eso ha hecho que mucha gente haya dejado simplemente de venir. 

Más tarde nos encontraremos con los dichosos “mesiteros” y me refiero a los ya reubicados sobre la Avenida San Blas. Según lo que tengo entendido, el poseedor de una casilla es el que ha sido reinstalado y blanqueado, pero los que se encuentran recostados contra la pared, son “piratas”. Además obstaculizan el paso fluido, tanto de “compristas” como de vendedores ambulantes.

Los infractores más audaces, colocan sus mercaderías sobre el mismo asfalto, obstruyendo esta vez el tránsito vehicular. El único lugar más  o menos despejado, es el sector correspondiente al Banco de Fomento, pero porque la policía hace respetar ese tramo. En todo el microcentro no existe un solo restaurante donde el turista pueda saborear higiénicamente nuestro apetitoso arte culinario.

Con pocas excepciones, los del microcentro, usan calles y veredas a modo de gran basurero. Eso se debe a dos motivos. El primero, la pura ignorancia y segundo, no les importa un pepino, cualquier sugerencia o consejo que beneficie al aspecto de la ciudad. Si estos puerquitos supieran que en el año 1977, en Holanda, me cobraron 5 dólares, solo por tirar al asfalto una cajetilla vacía de cigarrillos. ¡¡¡Que lindo sería que se impusiera ese decreto aquí!!!, quizás la cosa cambiaría. Cuanto más caro salga ese chiste, mejor.

A esto se le suman el taxi “pombero”, que asalta a los visitantes impunemente. Los vendedores de “piratería”, apostados en todos los puntos de la ciudad. Los “zorros grises” que le meten multas, indiscriminadamente, a los turistas. La falta de buenos hoteles, pero de esos como Dios manda, semejante a los que tienen brasileros o argentinos.

Carecemos de un ballet municipal, de un coro, de una orquesta sinfónica y ni que decir de pretender una orquesta de cámara. No contamos con un centro de exposiciones, tipo Roque Alonso o Santa Rita y eso que somos la segunda ciudad del país. Por lo tanto, estas criaturas, a punto de recibir sus respectivos diplomas, no han ideado como retener a un turista genuino, por espacio de cinco días. A no ser que se los detenga en la  Jefatura de Policía.

Las calles deben mantenerse limpias como también las veredas tienen que estar estandarizadas. Solo con los buenos modales no se atraen turistas, se necesita mucha infraestructura, gente entrenada en el tema, promoción masiva por parte de la Cancillería, dirigida a cada una de nuestras embajadas en el exterior. Promover en los países, con los que contamos una representación, “La semana del Turismo en Paraguay”, en donde se proyecten documentales de nuestras bellezas naturales, acompañado con profusión de folletos,  traducidos en varios idiomas.

Ya que somos buenos para copiar, lo que viene de afuera, no tenemos que ir lejos, ya que nuestro vecino Brasil tiene una larga y fructífera experiencia en cuanto se refiere al turismo en sus distintas facetas y tampoco descuidan la constante búsqueda de nuevos inversores que deseen aterrizar por estas tierras. A todas las cosas que nos faltan, se le suma una aerolínea internacional de bandera netamente paraguaya.

Tenemos los atractivos naturales, en cantidad y calidad, desperdigados en todos los departamentos, algunos declarados patrimonios de la humanidad, sin embargo, la desidia y los depredadores han hecho estragos en ellos. El turismo en Paraguay es posible y muy rentable, ¿pero los paraguayos estamos preparados para semejante desafío?,  solo el tiempo lo dirá.       

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