miércoles, 11 de mayo de 2011

PELIGRA EL LEGADO CULTURAL PARAGUAYO

Cuesta creer que la esencia cultural paraguaya esté en este momento siendo comida por las ratas, cucarachas y otras alimañas por el estilo. La humedad también hace su labor destructiva, tanto como las cientos de goteras existentes en todo lugar que se guarden importantes documentos. La Biblioteca Nacional, donde hay cientos de manuscritos valiosísimos, que son un testimonio de nuestro pasado, da pena ver que día a día se deterioran más, con el peligro de desaparecer para siempre. 


Prácticamente no existe un solo lugar histórico en todo Paraguay, que no se encuentre en un estado lamentable. No cuentan con vigilancia de ningún tipo, por lo tanto están expuestos a la depredación tanto particular, para llevarse un recuerdito o el profesional, donde organizaciones delictivas se dedican a depredar las antigüedades paraguayas, que desaparecen ante los propios ojos de las autoridades nacionales para luego reaparecer en algún museo europeo o un coleccionista privado. 

Cuesta entender que este país, que gasta millones de dólares en cosas superfluas, como pueden ser las elecciones parciales, cada dos años, que por ser tan costoso, para ser un país con demasiadas carencias, moviliza un dinero inútil que se evapora y no produce ningún beneficio. Si ese dinero se invirtiera en proteger nuestro patrimonio cultural, no tendríamos que andar lamentándonos cuando se pierde una pieza importante, que por desgracia no tiene reposición. 

Es llamativo el desinterés de las autoridades nacionales, en especial las del Ministerio de Educación y Cultura, que pareciera que hacer bien las cosas, consiste en dar directivas, sentados en un despacho con aire acondicionado y mandar construir dos aulas en medio de la nada, en algún pueblito olvidado de Dios. 

Ese es solo una de las tantas funciones que debe cumplir, ¿y de la cultura, quién se encarga? La educación por la educación misma no sirve de nada si no se acompaña de un bagaje cultural con que respaldarla. 

Un ejemplo para que se entienda. ¿Para qué se estudia la cultura guaraní?, si actualmente los pocos museos que existen en el país han sido saqueados. 

Todo lo que los indígenas producen no tienen ningún valor económico, mientras tanto ellos se están muriendo, victimas de la crueldad del hombre blanco que los está empujando a su propio exterminio. No falta decir que son discriminados y marginados de la sociedad y no despiertan a su paso ningún sentimiento de piedad aunque sepamos que están enfermos y se mueran de hambre por culpa de la indiferencia. 

Entonces si no los queremos, ni los respetamos, ni nos enorgullecemos de ser sus descendientes, ¿cuál es el sentido de estudiarlos?, para divertirnos o para pasar el tiempo nada mas. Lo mismo sucede con todas nuestras cosas más sensibles y queridas de nuestra "paraguayidad". 

Las Misiones Jesuíticas 

Estas son grandiosas construcciones que fueron declaradas por la ONU como Patrimonio Histórico de la Humanidad, que están compartidas con Argentina y en menor medida Brasil. Sin embargo, en Paraguay presentan un estado lamentable de total abandono. Pareciera que la misma selva se las quisiera tragar. 

Los accesos están en regular estado y se nota como los turistas y visitantes, han depredado con el consabido robo hormiga. Muchas tallas de madera, especialmente las del museo de Santísima Trinidad del Paraná, que se remontan al siglo XVII, han desaparecido de nuestro país, para pasar al mercado negro de antigüedades. 

Su valor es inestimable, pero siendo hechas por aborígenes y estando en excelente estado de conservación, según expertos, no bajarían de los 100.000 dólares, y según su tamaño, puede superar holgadamente esta cifra. Las pocas remodelaciones y reconstrucciones han sido hechas por extranjeros que han traído tecnología desconocida y dinero suficiente para restaurar. 

El gran robo del siglo 

En el año 2002, ladrones de arte, presumiblemente extranjeros y con gran conocimiento, robaron del Museo de Bellas Artes de Asunción, 5 valiosos cuadros, entre ellos un Tintoretto y un Murillo, valuados en 1 millón de dólares, entre los 5. 

La señora Schultz, directora del museo, indignada dijo: “se hizo en pleno centro de la ciudad y ante la vista de todo el mundo”. "Ahora por fin los paraguayos se enteran que tienen un Museo Nacional y se interesarán por su patrimonio. Eran obras de valor incalculable. Obviamente, sabían que el arte europeo tiene una cotización internacional", dijo afligida Schultz. 

“Aunque el museo no cuenta con modernos dispositivos de seguridad, como alarmas contra robos ni guardias, el edificio en sí es bastante seguro y con cimientos de piedra. Los ladrones tuvieron que romper varias cerraduras para lograr su objetivo, en una operación que duró al menos tres meses”. Nunca se encontró nada y otra vez a los paraguayos nos metieron la mano en el bolsillo. 

La Biblioteca Nacional debería ser otra cosa 

En todo Paraguay no existen más de 100 bibliotecas, de ellas solo un 30 % de alguna manera cumple con sus funciones y satisface la demanda de sus usuarios. Las demás carecen de infraestructura, equipamiento y profesionales bibliotecarios/as. 

En la misma situación se encuentra la Biblioteca Nacional, que está en una total dejadez por culpa de todos los gobiernos que no le han dado la importancia que se merece. Los estantes están llenos, pero con materiales sin interés para los lectores. 

Para la adquisición no se realiza una selección coherente, son libros que provienen de donaciones de personalidades fallecidas. Las instalaciones son precarias y generalmente con mucha humedad y pésima ventilación. Los funcionarios hacen lo que pueden, pero sin conocer en profundidad lo que ofrecen. Los documentos importantes se acumulan tanto como las cucarachas y los roedores que hacen un festín con el material. 

Humedad y libros es igual a moho y eso es la muerte para todo libro, folleto, documento, carta o cualquier cosa que no se encuentre protegida. De la Biblioteca Nacional se “han perdido” valiosos documentos donados por los descendientes de aquellos que una vez hicieron patria. 

La mayoría de las cartas de Madame Lynch se encuentran en el Instituto Smithsoniano de Washington, los trofeos de guerra siguen en posesión brasilera, así como muchas obras de arte que tenían los particulares en esa época y que nuestros hermanos brasileros nos la han robado.

En el famoso Museo Británico figuran muchos planos de la guerra de la Triple Alianza y también el original del ataque a Nanawa. 

Sería de esperar que el Museo Bertoni no siga cayéndose a pedazos ni tragado por la selva, ni los distintos Parques Nacionales se les venda su madera, ni sigamos rifando nuestro patrimonio cultural, al que accederán nuestros hijos y nietos solo por vía Internet, extraído de algún lejano museo, que seguro se deleitará con algo nuestro que nosotros nunca hemos valorado.

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