lunes, 18 de julio de 2016

LOS ESCRITORES Y SUS ROMANCES TURBULENTOS (Parte I)

Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas
Todos los artistas y creadores natos, tienden a romper estructuras y hacer sus propios caminos. 

Es prácticamente su naturaleza lo que hace que se rebelen contra las normas que los encasille y los contenga atados. 

Son los más osados transgresores a todas las leyes académicas de las disciplinas, en las que activamente ellos participan. 

Solos o conspirando con sus colegas, buscan nuevas formas estéticas no conocidas, que sean solo un peldaño a subir en su búsqueda incansable por la excelencia artística. 

Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas
Y eso también repercute en la faz personal. No son muchos los creadores que mantienen relaciones durables o permanentes, se diría que transgredir es parte de su filosofía de vida. 

Llevar una vida “pecaminosa” era una especie de imán para ellos o ellas y esto hizo que a muchos artistas, solo por esto, sean discriminados o mancillados. 

La mayoría de ellos sobrevivieron dentro de una hipócrita sociedad victoriana que miraba más lo que hacían los otros y no en sus propios pecados. 

A continuación les dejo una cierta cantidad de escritores estigmatizados por su vida íntima y no por la calidad de su obra. 

William Burroughs y Joan Vollmer
Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas: Hoy día hablar de una pareja homosexual que se encuentre viviendo bajo el mismo techo, es algo que se volvió normal. Pero a comienzo del siglo pasado era tan pecaminoso como descender hasta el mismo Purgatorio. 

Ellos se conocieron en 1891 y comenzaron una relación. Al enterarse el padre de Alfred Douglas, que era el marqués de Queensberry, de la nobleza escocesa, le escribió una esquela a Wilde, donde lo trataba de sodomita, entre otras cosas. 


Wilde, a instancias de Douglas, demandó judicialmente al marqués por difamación e injurias. Pero Wilde fue encarcelado por "grave indecencia" (léase homosexualidad), pasando dos años de trabajos forzados por el crimen de sodomía. 


Luego, ya libre, se fue a Nápoles, donde vivió algunos meses con Lord Alfred, pero se separaron por la presión de sus familias. 

Posteriormente por consejos de algunos amigos se casó con una mujer con la que tuvo dos hijos, pero nunca fue feliz con ella. 



William Burroughs y Joan Vollmer
En 1886, conoce a Robert Ross, un chico de 17 años, del que se enamoró perdidamente. Este se convertiría en su amigo incondicional hasta el final y albacea literario. 

Descubrió recién Wilde el placer y la alegría del sexo entre hombres. Wilde falleció solo en París en 1900. 

Todos sus biógrafos coinciden en que su mayor pecado fue tener 37 años cuando conoció a Douglas, quien tenía 21 años en esa época. 

Douglas a quien llamaban Bosie, se interesaba más en la generosidad en cuanto al dinero de Wilde que al amor de este. 

William Burroughs y Joan Vollmer: Él era un novelista, ensayista y escritor, crítico social norteamericano y un gran renovador del lenguaje narrativo. 

Ella, una intelectual revolucionaria. Ambos consumían drogas: él, heroína, y ella bencedrina. 


Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir
Juntos debieron escapar a México, ya que eran buscados por la policía, acusados de posesión de drogas. Burroughs se encontraba muy ebrio cuando se puso a jugar a Guillermo Tell con ella. 

Por lo que le puso un vaso en su cabeza y disparó. Pero apuntó bastante bajo y la bala terminó impactando a Vollmer en la cabeza, matándola casi de inmediato. 

Según se cuenta extraoficialmente, varios testigos fueron sobornados, y así declararon que el arma se disparó accidentalmente e incluso creían que estaba descargada. La muerte de Joan lo atormentó el resto de su vida. 

Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir
Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir: Fue un amor turbulento que duro por espacio de 50 años. Ellos se conocieron en 1929, cuando ella tenía 21 años y él 24. 

Ambos aceptaban los romances del otro e incluso llegaron a tener algunos tríos. La relación nunca fue fácil, Sartre era un alcohólico, que consumía drogas y arremetía contra todas las mujeres que podía. 

Aun así, fueron el ícono de la liberación sexual y el “amor libre”, en la década de los 60. 

Beauvoir se sintió traicionada, cuando Sarte eligió a Arlette Elkaïm que fue su amante y que luego adoptó como hija, como su única heredera. 

Charles Dickens y Catherine Hogarth
Sartre y Beauvoir, fue el amor que perduró a través del tiempo, a pesar de todos los contratiempos y nunca haber vivido bajo el mismo techo. 

Charles Dickens y Catherine Hogarth: Probablemente Dickens haya sido virgen cuando se casó con Catherine Hogarth, a los 24 años. 

Pero poco tiempo después, se enamoró perdidamente de Mary, hermana menor de Catherine. 

Varios meses después ella muere, a la edad de 17 años, dejándolo así a Charles, sumido en una profunda tristeza. 

Luego de 22 años de matrimonio y 10 hijos, Dickens conoce a una joven actriz, que sería en principio, su amante, y por la que finalmente, tiempo después, dejaría a su esposa. 


Charles Dickens y Catherine Hogarth
Según las costumbres de la época y sugerencia de sus amigos, no se divorciaron legalmente. Solo por el bendito “que dirán”. 

H.G. Wells y Rebecca West: El escritor de “La guerra de los mundos” y “La máquina del tiempo”, es famoso por sus novelas de ciencia ficción y considerado, junto a Julio Verne, uno de los precursores de este género. 

Fue un pionero del amor libre, aún viviendo en una época conservadora y victoriana. 

 En el año 1881 se casó con su prima Isabel Wells, divorciándose de ella en 1895, tras enamorarse de su alumna, Amy Catherine Robbins, con quien contrajo matrimonio en 1895.

Lo mismo sostuvo relaciones con varias amantes, que su esposa no consentía pero que soportaba, muy a su pesar. 


H.G. Wells y Rebecca West
 En 1912 inició una relación amorosa con la periodista y escritora Rebecca West, con la que tuvo un hijo al que llamaron Anthony. 

La pareja rompió en 1923, cuando Rebecca, veintisiete años más joven, abandonó al escritor. 

Al contraer tuberculosis, abandonó todo para dedicarse a escribir; llegando a completar más de cien obras. 

Los escritores y escritoras que han tenido una vida amorosa tan turbulenta, como auto-destructivas, probablemente eran inmaduros para afrontar un compromiso afectivo.

También es probable que para eludir todas sus responsabilidades, hayan utilizado a su obra como refugio y excusa para escapar de todas ellas. Es tanto el material investigado que tendrá una segunda parte, y donde habrá muchas más sorpresas.

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