Llamo vómito literario al texto en bruto, arrojado al papel o a la computadora así como fue sentido, y pensado en ese mismo momento.
Luego vendrá el pulido, donde el escrito deberá pasar tres cedazos.
El primero es rectificar los errores más groseros, como la sintaxis y aquellas palabras demasiado burdas o que su significado no corresponden a la acción.
El segundo paso es corregir todos los errores u horrores ortográficos, así como la concordancia de número y género entre otras cosas.