domingo, 31 de octubre de 2010

¿XENOFOBIA O JUSTICIA RETROACTIVA?

A raíz de una nota publicada por el colega y amigo, Andrés Colmán Gutiérrez, en Ultima Hora, sobre la “supuesta” xenofobia paraguaya hacia los brasileros, opinión del desconocido diputado federal brasileño Geraldo Resende, le contesto a este ignorante, total desconocedor de la historia de las relaciones entre ambos países, en la seguridad que su firma consiste, en estampar en un papel, su huella dactilar, pero la de los pies.

Ratifico lo de ignorante, y agrego, provocador de tensiones bilaterales “al divino cohete”, que lleva agua para su molino y distrae la atención sobre los verdaderos e importantes temas que aquejan a su propio país. Nunca las relaciones con Brasil fueron buenas, solo tolerables. No les contaré como los bandeirantes nos robaron el pueblo de San Vicente (actual San Pablo), ni las playas de Paranagua.

Tampoco tendré en cuenta, los cientos de niños paraguayos, pasados a degüello, en la batalla de Acosta Ñu, durante la Guerra de la Triple  Alianza. Y mucho menos la gran “vacunada” con el Tratado de Itaipú,  donde un socio, debía llevarse el 50% de la energía, pero solo recibe el 5% y como favor especial. Jamás diré que nos robaron el famoso Salto de Sete Quedas, aunque figurara en todos los mapas españoles, confeccionados antes y después del Tratado de Tordesillas.

Según este oscuro diputado, que necesita la presencia mediática, tenemos una gran animosidad contra todo lo brasilero. Y para quien  escribe estas líneas, no existe xenofobia espontánea, si no una sucesión de hechos arbitrarios. Eso sí, siempre apoyado por una gran dosis de fanatismo e ignorancia. Factores estos que potencia el acto de echarle la culpa al  otro ante su propia ineptitud.

Muchos campesinos paraguayos han visto con verdadera envidia, como los “rapai” se instalaban a su lado, viniendo pobre como ratas y en un par de años, de intenso trabajo,  progresar, mientras que nuestra gente seguía hamacándose todo el día, sin soltar el tereré de su boca. Los brasileros y brasiguayos no son santos y se han mandado unas cuantas “defecaciones”, sin embargo eso no los convierte ni en peores ni mejores que otros vecinos. Porque como una vez dije “no existen los países hermanos solo existen los propios intereses”.

Lo que hace este diputaducho es exagerar la cosa, para ganarse a sus conciudadanos, fingiendo de falso patriota y como todos sabemos, el Brasil tiene un alto índices de analfabetismo, y si algún ignorante brasilero le cree a este badulaque, puede aparecer otro admirador, y al rato otros estúpidos que lo seguirán sin saber  por que lo hacen. Es por eso, que son peligrosas las declaraciones, de este insignificante funcionario público brasilero. Ahora bien, si hacemos un breve recuento de las cosas que sufrimos en carne propia a manos de nuestros queridos hermanos de la lengua de Luís de Camoens, aquí las tienen a consideración.  

Los brasileros fueron los primeros en introducir la piratería en Ciudad del Este, comenzando con repuestos para vehículos de su país. Luego inventaron “el golpe de seguro” y más tarde la venta de autos robados en San Pablo o Río. Nunca aclararon como hacían para pasar las barreras policiales durante 1600 kilómetros, sin ser molestados.

Han sido y son, los más grandes lavadores de dinero, entre todas las colectividades en nuestro país. Suelen llevar pequeñas cantidades de dólares, cuando vuelven a sus casas en Foz de Iguazú. Usan herbicidas fosforados hasta la saturación del terreno. Fumigan con aviones y contaminan el suelo de sus propios vecinos. No respetan la famosa faja que la separa de la alambrada.

Han pelado sus fincas, para mecanizarlas, no respetando el 25% de monte que debe quedar como reserva. Emplean solamente a personal compatriota. Muchos tienen 20 años de residencia y aún no se consigue hacerlos hablar en castellano. En muchas escuelas de Alto Paraná, Canindeyú y Amambay, izan una bandera brasilera y los niños brasiguayos aprenden el  himno del vecino país antes que el nuestro.  

En muchos negocios, de estos departamentos, los letreros están en portugués y se paga  con reales, desechándose de plano al guaraní. En las radios piratas transmiten únicamente música “sertaneja”, las 24 horas. Y en todas nuestras radios legales, del  país entero, se  escucha música brasilera, no importa su estilo, pero nunca escuché que por radios de Foz tocasen, al menos una vez, melodías de los Verduleros, Paiko, Café Caliente o cualquier  otra banda paraguaya. 

Somos un constante motivo de burla y menosprecio en sus programas cómicos, radio o televisión. Lo antedicho ha sido una verdad irrefutable, pero los brasileros no vinieron, fueron llamados por Stroessner a poblar la frontera oriental, ya que los asuncenos jamás quisieron moverse más allá de Calle Última, y claman al cielo después de 30 años, cuando quedó demostrado que esta tierra vale la pena, pero ha sido el colono brasilero quien hizo todo el trabajo sucio.

Lo mismo sucedió con los argentinos de Carlos Casado que ahora todos hablan de esos parajes, pero en su momento ningún paraguayo quiso invertir y menos trabajar en un lugar tan inhóspito como aquel. Algún día les tocará a los menonitas del Chaco, que convirtieron un desierto árido en un polo de desarrollo agro-ganadero y una cuenca lechera única en el país. Ellos viven muy cerca de la frontera. Esta ha sido la contraparte de todo este tema. Por lo tanto creo firmemente que Paraguay no tiene la exclusividad de tener burros en el parlamento. Eso ya ha quedado demostrado ampliamente. 

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