domingo, 23 de abril de 2017

MIS PADRES PIENSAN QUE AÚN SOY UN BEBÉ

Nadie discute que el oficio de ser padre o madre sea el más difícil del mundo y que en ciertos momentos se hace agotador. 


Y por supuesto que es difícil, ya que no existe una escuela para aprender a ser padre. 


Todo se hace por instinto, de la manera en que nos criaron o como nos hubiese gustado que nos criaran. 



Por lo tanto se aprende al andar y eso significa que también se pueden cometer muchos errores y es importante que los hijos lo sepan desde chiquitos. 

El padre es un ser humano falible y cuando eso pasa es bueno y sano disculparse. Es preferible mil veces pedir perdón que defraudar a un hijo con un fallo y no reconocerlo. 


Ahora bien, cuando son infantes mucho se perdona de ambas partes y los niños pueden ser moldeados y aprender con suma facilidad. 

En realidad padre e hijo aprenden mutuamente al mismo tiempo. A medida que ellos van creciendo, esa dependencia se hace cada vez más flexible hasta que termina de cortarse el cordón umbilical y ya aquel niño/a toma las riendas de su vida y comienza una etapa nueva: la de un ser adulto. Con toda la responsabilidad que esta autonomía y autarquía representa.

Esta ruptura puede ser traumática especialmente para los padres. A quienes les cuesta asumir que sus pequeñitos ya han crecido y que están buscando abrirse camino en la vida, pero con sus propias reglas y formas de encararla. 

Los padres se han detenido en el tiempo y ven a sus hijos o hijas adultos como si recién empezara a gatear. 

No pueden desprenderse de todos los hermosos recuerdos que han acumulado, junto con los desvelos y llantos que en su momento les causaron. 


Para los padres los hijos son hijos no importa la edad que tengan, siempre serán bebés y para sus hijos, “papi y mami”. 

No interesa cuan independiente y autónomos ya sean. Y aquella comida casera jamás será superada. 

Con la llegada de la edad adulta, son muchos los sentimientos encontrados que ambos deberán superar. 

Ya que al haber llegado a la mayoría de edad, se interponen el carácter y la personalidad de dos adultos. Uno de ellos no lo querrá aceptar. 

Otro sentimiento conflictivo es el deseo de ayudarse y de apoyarse mutuamente pero siempre conservando cada uno su libertad. 

Como que no es menos cierto que el instinto de posesión se hace más fuerte, especialmente con los hijos, que en muchos casos se vuelven egoístas, con aquello de lo tuyo es mío y lo mío es mío. 

Cuando ocurre el normal envejecimiento de los padres con todo esto que conlleva. Tramites jubilatorios, consultas médicas muy seguidas, imposibilidad de transportarse por sus propios medios y puede necesitar de la ayuda financiera de sus hijos. 

Aquí nace otro sentimiento encontrado, la infantil venganza del hijo que no fue escuchado siendo niño y ahora desea que sepa que está en su poder, de hacer lo mismo con su padre. 

Todos los conflictos son solucionables, siempre que las partes así lo quieran, de lo contrario, todos los demás integrantes de la familia sufrirán y ninguno ganará nada. 

Las viejas heridas, si las hay, volverán a sangrar, llevando más pena y dolor. Para evitar cualquier tipo de conflictos, me animo a dar un par de sugerencias para evitar todos estos desagradables momentos. 

(01.-) Los padres deben reconocer que sus hijos ya crecieron y aunque les cueste, debe tratarlos como adultos. (02.-) Intenta al menos comprender a tus padres, ya que el mundo en el cual ellos vivieron era muy diferente y por eso en muchas cosas se encuentran perdidos. 

(03.-) Cuando haya algún conflicto donde los ánimos se caldean, no haga nada que afecte a demás familiares o amigos. Resuélvanlo otro día o lejos de los espectadores indiscretos.

(04.-) Es probable que padres e hijos jueguen a ver quien manipula mejor, pero dos no juegan si uno no quiere. 

Sería cuestión de ver quien incita primero, aquel que perdió terreno con la llegada de la adultez o el otro que por primera vez se siente de igual a igual y quiere saber si es más poderoso. 

(05.-) Pase lo que pase entre padres e hijos siempre debe primar entre ellos el respeto. Pero eso sí, el respeto es una vía de dos manos. 


El hijo les debe respeto a los padres pero estos también deben respetar su adultez e individualidad. Esto no se negocia jamás. 

(06.-) Es recomendable que los hijos adultos visiten lo justo y necesario, cuando existan temas de conflictos entre ellos. 

Así como contarles cosas que puedan ser usadas en su contra. Ya que sería otra forma de juzgar y manipular al mismo tiempo. 

(07.-) Los padres deben saber que las jerarquías, en estos casos, siempre resultan totalmente negativas. 

(08.-) Los hijos adultos deben saber que, si aún siguen viviendo en la casa de sus padres, esta no es una pensión y deben contribuir con los gastos que esta origine. Es una de las desventajas de ser adulto. 

(09.-) Para evitar todo tipo de conflicto o roces innecesarios, siempre es mejor fijar límites y pautas bien claras para saber hasta donde cada una de las partes puede llegar. 

(10.-) Los padres no deben utilizar su poder económico para controlar a sus hijos. La amenaza o extorsión del retiro de su apoyo, solo contribuye a crear más tensión. 

(11.-) Jamás un padre debe presionar a que su hijo acepte un trabajo que le disgusta, aunque esté bien pago. Es como matar a sus sueños y en caso de aceptarlo e irle mal, le seguirá toda una vida de reproches. 

(12.-) En ningún caso un padre puede negarle vivir a un hijo en su casa y eso es recíproco. 

Estamos en un mundo muy inestable y sin la mutua ayuda a veces es difícil sobrevivir. Un empleo que ayer parecía seguro, hoy ya no lo es. Eso sin contar con variables como la ejecución de una hipoteca. 

(13.-) Muchas veces los padres presionan a sus hijos con preguntas de corte muy personal, no dejando que ellos mismos lo comenten. No todos los temas son fáciles de abordar especialmente cuando prime el pudor. 

(14.-) Ni padres ni hijos deben saturarse con tantas llamadas por celular o Facebook o WhatsApp. 

Los padres deben entender de una vez por todas que su vástago ya es un adulto y tiene sus propias responsabilidades y los hijos porque deben cortar definitivamente el cordón umbilical, a menos que exista un problema de salud. Y Esto no significa que no les importe. 

(15.-) Es conveniente que los padres no sepan sobre de sus vidas en pareja, en especial, si las cosas van mal, ellos tomaran partido y la odiaran por siempre. 

(16.-) Un hijo/a jamás debe comportarse como un imbécil ante la nueva pareja de sus padres. 

No es de su incumbencia y por ser adultos ellos pueden resolver como y cuando rehacer sus vidas. 

Los padres son maravillosos tanto como el milagro de los hijos, pero para disfrutarse entre sí y vivir plenamente la vida, espero que sigan algunas de mis sugerencias, así que sea feliz todo lo que se pueda.

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