miércoles, 25 de febrero de 2015

EL SUBLIME ACTO DE DONAR AMOR

Es muy probable que no exista un acto de amor más altruista, puro y generoso, de un ser humano hacia otro, que la donación de sangre o de órganos. 

Este es un tema que abordo por primera vez y que a simple vista parece fácil, pero que tiene tantas aristas que es difícil encontrarle la punta del ovillo. 

Pero como por un lado hay que comenzar, encaremos entonces por lo que parece más fácil. 

La sangre es un tejido conectivo líquido, vital e imprescindible, de color rojo, en los vertebrados, que es impulsada por el corazón, a circular por los vasos capilares sanguíneos, venas y arterias de todo el cuerpo, tanto personas como animales. 

En ella se transporta oxígeno y alimentos para las células de los tejidos y también productos de desecho. 

Esta es una descripción de lo más sencilla de lo que consiste la sangre, aunque encontré algo más completito, en un viejo libro y que dice que: "La sangre está formada por el plasma, que lleva el agua y sustancias en disolución, y por las células sanguíneas; la sangre hace de intermediaria entre los elementos anatómicos y el medio exterior". 

Ahora bien, todavía en pleno siglo XXI existen falsos temores, algunos tabúes y mucho de superstición, en torno a la donación tanto de sangre como de órganos humanos. Pero primero encaremos juntos la donación de sangre. 

Esta es vital para ser reemplazada o para completar lo que un individuo haya perdido. Las circunstancias son muchas. 

Y en todas ellas siempre existe un serio riesgo de vida para el paciente, de no conseguirla. 

Es por eso que existe su almacenamiento en sitios previamente acondicionados para tal efecto, llamados Bancos de Sangre y que se hallan en todos los hospitales y centros de salud de cierto nivel de complejidad. 

En los Bancos, se la acondiciona de tal manera que pueda ser usada apenas se la precise y se la clasifica según sea el grupo sanguíneo. 

A pesar de todas las campañas de concientización a la población, la gente continúa teniendo muchas dudas y temores que son realmente injustificados, ya que ese acto de maravilloso amor no causa ningún tipo de perjuicio al donante. 

Porque es totalmente seguro porque todo el material utilizado es descartable. 

El donador debe estar bien alimentado y descansado. Pero se recomienda evitar alimentos ricos en grasas, 4 horas previas a la toma de sangre. 

Las personas que tengan “piercings” o tatuajes también pueden donar sangre, si es que se los colocaron mínimo un año antes de hacer la donación. 

Quien participa de este acto, solo dona alrededor de 450 ml de sangre, que es una cantidad que no provoca ningún cambio ni malestar al organismo. 

Tampoco el donador se debilita, ya que el mismo cuerpo repone la sangre y al día siguiente el volumen ya se compensó. Solo se recomienda evitar cargar peso y practicar ejercicios físicos fuertes, al menos por el término de 12 horas. 

La menstruación no es ningún impedimento ni justificativo para que una mujer no done sangre. Pero si hay ciertas recomendaciones que son muy necesarias de respetar, ya que pueden dañar a la extracción o a uno mismo. 

Como por ejemplo no fumar por lo menos unas seis horas antes de donar y dos horas después de colectada la sangre. 

Aunque quieran, las mujeres embarazadas no pueden ser donantes, como tampoco durante la lactancia o los seis meses posteriores al parto. 

De ningún modo se aceptarán a personas que padezcan una gripe. Lo ideal es esperar siete días después de haber desaparecido todos los síntomas. 

En realidad, el acto de donar sangre es muy rápido. Se llena un cuestionario bastante sencillo que protege tanto al donante como al receptor. 

En caso de no estar inscripto en el Registro Nacional de Dadores, un técnico hematólogo le tomará una muestra para que sea analizada y verificar que no sea portador de ninguna enfermedad transmisible. De estar registrado, se pasa directamente a la extracción, que dura unos 10 minutos. 

El segundo y gran acto de amor se produce cuando un médico cardiólogo detecta una grave anomalía en el corazón de una niña de ocho años y el profesional recomienda un trasplante, con cierta urgencia. Por lo tanto, se desata una carrera contra reloj. Aún estando en lista de espera, el factor tiempo es fundamental. 

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), en los últimos diez años, prácticamente se duplicó la cantidad de donantes, en todo Sudamérica. 

El miedo, la ignorancia y la desinformación sobre el trasplante de órganos son las principales causas por la que las personas se muestran reticentes a donar sus órganos. 

Los principales miedos o prejuicios que los médicos deben enfrentar, con los parientes de futuro donante, es que los órganos sean extraídos antes de constatar que la persona esté muerta o que sean vendidos a una red clandestina de traficantes. 

Para terminar con todo este tipo de temores, se permite la extracción de los órganos, solo cuando se determina la muerte cerebral, por un neurólogo. Luego se estudia que órganos pueden ser donados y cuales no. 

Para ello se realizan estudios sobre compatibilidad y posibles rechazos. Siempre con equipos, médicos e instituciones modelo y de alta complejidad hospitalaria. 

Sin embargo existe un gran prejuicio que atenta contra la donación masiva de órganos, al que aún no se ha podido vencer. Es el pensar que a uno jamás le puede pasar un accidente. Que somos inmunes e inmortales, tanto nosotros como nuestros parientes más cercanos. 

Por suerte, este pensamiento tan ridículo, de a poco se va desdibujando. Las continuas campañas de concientización y los pequeños “milagros” conseguidos por la ciencia, han contribuido a que las barreras de los prejuicios vayan finalmente cayendo. 

Muchas veces, los parientes más cercanos, anteponen sus sentimientos personales de intenso dolor, al tener el cuerpo del ser querido enfrente, al hecho caritativo y grandioso de tener en sus manos la posibilidad de salvar una vida. 

No dude un solo instante, donar sangre y órganos es uno de los actos de amor más sublime que existe. De ello se obtiene una recompensa espiritual que compensa ampliamente cualquier dolor terrenal.

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