Con la llegada de Internet, los teléfonos celulares y las redes sociales, la comunicación entre los seres humanos cambió radicalmente.
Se produjo una completa revolución que incluso mudó por completo nuestras costumbres y forma de vivir.
En algunos casos acercó a personas que estaban a grandes distancias y que por unas monedas, en comparación con otros sistemas, me refiero especialmente a quienes tenían parientes en Europa, EEUU, Australia o Japón.
En otros casos, los alejó aún más, e hizo que muchas personas solo pudieran comunicarse mediante estos aparatos y no personalmente, llamándose a este fenómeno de “hombres-islas”.
También los seres humanos permitieron que la tecnología invadiera su total privacidad con el tema de las cámaras y en vez de usarla para bien, las utilizaron solo para todas las cochinadas, habidas y por haber.
Se hizo adicto a esto y permitió que las máquinas gobernaran sus vidas y no al revés, que debería ser lo más lógico.
Sin embargo, aún no puedo descubrir el motivo por el cual el ser humano se vale de la tecnología casi siempre para el mal.
Los ejemplos son infinitos, desde la energía atómica que fue descubierta con el único fin de proporcionar una fuente inagotable de energía eléctrica, a un costo reducido, fue a parar a Hiroshima y Nagasaki, causando solo muerte y dolor. Todo lo contrario al espíritu que le dio su origen.
Pasa lo mismo con las armas, las motocicletas, la bebida alcohólica, los medicamentos recetados y otros etcéteras que no vienen al caso, pero que si los he comentado en su momento.
¿A qué viene todo esto?, simplemente a otro de los tantos usos indebido que la gente le da a los maravillosos inventos.
Tal el caso de los teléfonos móviles, el Internet y las redes sociales.
Para que tengan una idea, en nuestro subcontinente, 3 de cada 10 niños menores de 12 años se encuentra enrolados en alguna de las redes sociales, con preferencia en Facebook, primero y WhatsApp, en segundo lugar.
A estos mocosos, sus padres les regalaron un teléfono, para que aquellos supieran en donde y con quien estaban, en cualquier momento del día.
Sin embargo, estos pequeños demonios, lo utilizan en una especie de estúpido juego competitivo que consiste en humillar, por lo general, a quien es considerado el más débil e indefenso.
Es así como nace el ciber-acoso, ya que de una simple broma pasa a ser una verdadera molestia. Lo triste del caso es que estos no son adolescentes del colegio secundario, si no apenas unos niños que ni vello tienen en el cuerpo.
Y muchos de estos parecieran ser delincuentes precoces al grabar en su celular, a sus compañeritas desnudas, mientras estas se cambian de ropa o cuando están sentadas en el inodoro y esas imágenes serán definitivamente difundidas por todos los medios antes mencionados.
Siempre con el único fin de avergonzar y humillar a la desafortunada víctima.
Para que al fin pueda entenderse este concepto, busqué la definición exacta del significado del ciber-acoso y esto es “El uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil, videojuegos online o redes sociales principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales”.
Hay que hacer una pequeña diferencia, dependiendo de la edad con la que se tengan en ambas puntas de la dupla acosador-victima.
Cuando el ciber-acoso ocurre entre niños, es decir sin la intervención de un adulto, no se lo considera aún un delito, es apenas una ofensa que merece una buena reprimenda.
Ya que su único fin es avergonzar a la víctima, pero sin tener un vínculo estrictamente sexual.
Cosa que cambia radicalmente cuando entra en acción un adulto con un niño o dos adultos entre sí.
Por lo que habrá una pena carcelaria, que dependiendo la legislación de cada país, puede llegar a los 10 años y 20 si es reiterado el acoso.
También es llamativo que un menor de 12 años pueda tener acceso a una red social, cuando el mínimo requerido, en la mayoría de los países, es de 14 años.
Pero de todas las redes sociales, Facebook es la más intransigente a establecer controles en cuanto a la edad mínima. Por lo que padres y profesores deberán tener mucha más comunicación con los niños atendiendo a su vulnerabilidad.
Los niños no piensan que están cometiendo algo malo y lo ven solamente como una broma pesada, pero broma al fin.
Pero cuando interviene un adulto, ya todo es diferente, porque la finalidad del adulto es engañar a los niños para llevárselos a un lugar lejos de la computadora o celular y explotar todas las imágenes sexuales que aquel pueda suministrarle.
También puede ser el inicio para un secuestro y posterior venta de los menores a los prostíbulos clandestinos de cualquier ciudad populosa del mundo.
Mientras que el ciber-acoso consiste en atormentar, amenazar, hostigar, humillar o molestar a otro/a mediante cualquier tipo de tecnología telemática o sea la disciplina que implementa la unión de los sistemas informáticos con los de telecomunicación.
A veces incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos, pero siempre de niños para con otros niños.
En realidad el ciber-acoso es la adaptación del neologismo inglés (cyber-bullying) y en castellano la palabra ciber es sinónimo de “online” o virtual, mientras que “bullyng” podría comparársela con las palabras matoneo o abuso, asociado a matones y abusivos.
El modo de actuar de los menores pueden ser es subir una imagen comprometedora real o con un programa de fotomontaje, agregando datos complementarios a la imagen que perjudiquen o avergüencen al otro menor.
Subir la imagen a un foro para que se vote por el niño/a más feo/a, más estúpido/a y sumarle la mayor cantidad de votos para que se encuentre en los primeros lugares.
Crear un perfil falso en una red social y hacerlo aparecer como un verdadero ser despreciable.
Contactar a todos los amigos de la víctima e insultarlos a cada uno de ellos.
Ninguno de sus hijos está a salvo de esto, por lo que se les pide a los padres y profesores que ante cualquier signo de temor en los niños que se acerque y lo ayude a eliminar sus angustias y temores.
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