domingo, 25 de junio de 2017

EL ESTRÉS TE MATA SIN PIEDAD

Hablar de estrés hace 50 años atrás era una cosa bastante ridícula, ya que este no existía. El ritmo de vida era mucho más lento e incluso, hasta había tiempo para tomarse una siesta, en algunos casos. 

Pero el mundo cambio mucho desde aquella época. Hubo grandes mudanzas en todos los niveles. 

Desde enormes avances tecnológicos, pasando por las distintas modas (vestirse, bailar, relación con los demás), desembocando en una revolución sexual y un deterioro en el nivel adquisitivo de las distintas monedas. 

Antes, mal que mal, el hombre salía a trabajar y alcanzaba muy justo para llegar a fin de mes. 

Hoy trabajando el hombre, su esposa, sus hijos y hasta el perro haciendo malabarismos en alguna publicidad televisiva, igual no alcanza para nada. 

Y es ahí donde nace el estrés, del que todos hablan pero que muy pocos saben que es. 

Entonces vamos a definirlo por medio de sus dos acepciones. La primera, como un simple sustantivo, nos dice que es un estado de cansancio mental originado por una exigencia mayor al normal. 

Y esto siempre provoca graves desórdenes de tipo físico y mental. Y desde el punto de vista biológico; son las alteraciones en el organismo que responde a estímulos repetidos como frío, miedo, alegría, etc. 

Ahora bien, aunque suene raro al oído, un poco de estrés es beneficioso para nuestra salud. Y no estoy loco. 

En determinados momentos nos ayuda a salir de situaciones complicadas y hasta puede salvarnos la vida. Eso es porque en esos momentos estamos con todos los sentidos en estado de alerta máxima. Por lo tanto nuestras hormonas producen reacciones químicas que nos dan una energía extra. 

Algunos ejemplos de esto pueden ser cuando sufrimos un accidente y podemos salir de entre los hierros retorcidos de un auto, cuando damos un discurso frente a mucha gente, rendir un examen, el primer día en un nuevo trabajo o participando en una competición deportiva. 

Esto significa que todos lo padecemos en determinado momento y nadie está a salvo de esto. 

El problema se presenta y muy grave, cuando el estrés se vuelve prolongado, ya que es la puerta de entrada de muchas enfermedades que pueden hasta causar la muerte. Y que afecta directamente al sistema cardiovascular, digestivo, endocrino, nervioso y hasta el sistema inmune. 

Las muertes más comunes por estrés, según lo marcan las estadísticas; son los Infartos, el ictus, la hipertensión, úlceras, colon irritable, diarreas, estreñimiento, diabetes, obesidad, depresión, ansiedad, trastornos del sueño, diferentes tipos de cáncer, aumento de espasmos asmáticos etc. 

Es muy fácil de identificar cuando el estrés se hace crónico, en una persona. 


Por lo general, el estresado vive nervioso las 24 horas del día; en un continuo estado de agitación, enojado y siempre presionado por la falta de tiempo. 

Lleva a cuesta odios, rencores y celos por cosas que no tienen mucha importancia. 


Duermen muy pocas horas y se levantan más cansados que cuando se acostaron. Acumulan un exceso de trabajo, asumen demasiados compromisos. 

Se vuelven totalmente negativos e imaginan todo lo peor. Se lamentan a cada rato de su mala suerte. 

Viven permanentemente de mal humor. Por nada arman un escándalo con repentinos gritos y ataques de intensa furia.

En resumen, el estrés incentiva a nuestras hormonas a producir substancias hiperglucémicas, que nos dan un plus de energía a nuestro cuerpo. 

Pero con el único objetivo de ayudarnos en una situación muy puntual y específica. 

Pero si el estado es permanente, las hormonas siguen produciendo esas mismas substancias y al no usarlas, entonces se acumulan y se tornan súper tóxicas para nuestro organismo. 

Eso repercute en aquellos órganos que los producen. O sea que las mismas hormonas que pueden salvarnos también pueden destruir nuestra salud. 

Pero no se asusten, ya que todo en la vida tiene su contraparte y así como existe el veneno, también hay un antídoto. 

Si el estrés nos puede matar irremediablemente, es porque lo dejamos que este actué a sus anchas. 

Por lo tanto existen un par de medidas de prevención, que son una forma de “desenchufarse” de los problemas o bien “un cable a tierra” para descargar el exceso de energía. 

Si cree tener o bien reconoce algunos de estos síntomas en usted o alguien cercano, prepárese para el Operativo Antiestrés. 

Si piensa que posee ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión, dificultad para concentrarse, pensamientos repetitivos, excesiva autocrítica, olvidos, preocupación por el futuro. 

Dificultades en el habla, risa nerviosa, trato brusco en las relaciones sociales, llanto, apretar las mandíbulas, aumento del consumo de tabaco, alcohol. 

Músculos contraídos, frecuente dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones y respiración agitada. 

Para evitar todos estas dolencias, les paso una receta que no siempre sigo (soy muy sincero), pero que si es efectiva, ya que la he probado en cientos de oportunidades y hasta ahora no me ha fallado nunca. 

Como siempre les doy una lista, pero no en un orden muy riguroso. 

1.- Ser organizado: Es fundamental que sepa ordenar su tiempo en partes proporcionales para descansar y para trabajar. Haga un listado de prioridades cuando le sea posible y fije su hoja de ruta lo más equilibrada y elástica posible. 

2.- La autoestima: En todo momento se debe reforzar la autoestima con pensamientos positivos. 

Sepa reconocer sus logros pero también sus errores, si actuó mal. Y lo más importante, rectificar las equivocaciones. Eso lo hará sentir maravillosamente bien.

3.- Vaya a un gimnasio: Quemar energía ociosa y algo de “grasita” no solo lo va a relajar, sino predisponer a realizar nuevas amistades, liberar tensiones y olvidarse de los malos pensamientos. 

4.- Descanse: Goce como loco todo momento libre y si no lo tiene fabríquelo. Piense que si no descansa no rinde en el trabajo y eso es mucho peor. 

Las vacaciones y los fines de semana deben ser sagradas, conságrelas al ocio y la desconexión total del mundo. 

5.-Afronte los problemas: Huir de ellos o demorar en tomar una actitud madura, solo le traerá más inconvenientes. Cuanto más rápido se los saque, más pronto respirará aliviado. 

6.- Otras opciones: En caso que no le guste concurrir a un gimnasio, tiene la posibilidad de practicar yoga o bien búsquese una compañía para salir a trotar a un parque. 

Le aseguro que su estado de ánimo va a mejorar y mucho. 


El estrés es mucho más complejo que esto, pero al menos ya tiene el panorama más claro y algunas herramientas para combatirlo y encima ganarle muchos “rounds”.

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