Quien diga que no ha sufrido en carne propia o no lo ha cometido es un vil mentiroso/a o un santurrón/a.
Este es un hecho natural que ocurre en casi toda la escala zoológica, y aunque no nos guste, estamos de ella.
Claro que no es ni ético ni moral, pero sucede más frecuentemente de lo que la gente piensa. Así lo indican las estadísticas, como el primer factor de separación de una pareja.
Juntos iremos analizando, a pelo y contrapelo, este tema tan espinoso e irritante.
Para entenderlo y poner en práctica, si nos paso o nos vuelve a suceder.
Pero esperando que nunca lo tengamos que usar. Según una definición clásica del tema dice que: “La infidelidad es una acción vil cometida por uno de los integrantes de la pareja, con lo cual se quiebra la base fundamente en la que se construye una pareja: la fidelidad”.
Una vez roto ese lazo que los unía, llamado confianza, ya nunca será como antes.
Porque podrá perdonarse pero jamás olvidarse y eso traerá graves consecuencias que incluyen la separación final y definitiva.
Ahora bien, uno se pregunta ¿Cómo uno se da cuenta que está siendo engañado? No es nada fácil descubrir algo que por lo general es inesperado.
Sin embargo hay algunos detalles clásicos que pueden delatar al posible infiel.
1.- Reuniones sospechosas: De pronto, aparecen inesperadas reuniones nocturnas de trabajo o viajes cortos, fuera de la ciudad. Esto se torna muy sospechoso, cuando traiga demasiados “regalitos”, como para expiar su culpa.
2.- Más coqueto que de costumbre: Un signo inequívoco, que da que pensar, es que de golpe comience a arreglarse.
Que mude su visual, sea más prolijo con su cabello, compre ropa más juvenil, o cambie su perfume por uno más costoso. Esto significa que quiere agradarle a su pareja o a otra persona.
3. Mucho uso del celular y las redes sociales: Todos lo usamos porque es el signo de nuestro tiempo, pero una cosa es hacerlo siempre y otra cuando lo usa a escondidas y pone contraseñas
Si se encuentra inquieto porque no recibe respuestas rápidas. Si controla sus mensajes y borra sus llamadas, todo de manera muy sospechosa y clandestina.
4.- Aparecen secretos que no comparte: Llamativamente deja de contarte cosas, en la que antes si participabas.
Y ahora se ha vuelto reservado. Para saber algo de sus cosas, debes de ponerle la rodilla en el pecho. Por eso siempre hay que delimitar los espacios de cada uno, así nunca habrá ningún tipo de confusión al respecto.
5.- Pruebas comprometedoras: Sin querer o por descuido del otro, hallamos elementos que no reconocemos.
Un perfume diferente en su ropa o en su cuerpo, cabellos de otro color, marca de labial en un cuello de camisa, objetos ajenos en el auto, o en el trabajo.
Crean sospecha con una base más sólida, pero no concluyente. Pero que sirven para poner al infiel en el banquillo de los traidores.
6. – Hay algo distinto en su pareja y no sabe qué: Lo encuentra más jovial, sonríe seguido y hasta silba, mientras ayuda en la casa. Esto puede deberse a una revalorización de su autoestima.
Debido tal vez a un nuevo proyecto laboral o también, haber conocido a una persona más que interesante. Pero es digno de sospechar que está pasando algo en su vida.
7.- Se volvió muy atento: Luego de algunos años de cierta monotonía funcional y sexual, este se vuelve tan amable y gentil como cuando eran novios.
Esto tiene dos lecturas bien claras: reconoce la importancia que tienes en su vida o tiene a otra persona y siente remordimientos.
Todo lo dicho acá va para cualquiera de los dos y si bien, lo expuesto es llamativo, tampoco es concluyente y bien puede ser circunstancial.
Solo son llamadas de atención y nada indica que haya una traición de por medio.
Ahora bien, teniendo redondeado como individualizar a un posible infiel. ¿Qué lleva a esa persona a cometer dicha afrenta, a su compañero/a? Ya que no se olviden que se ha depositado todos los sentimientos en confianza y al descubrir dicho acto, la sensación de dolor e impotencia es devastadora.
No siempre uno se repone de tal golpe. Así que ahora veremos las posibles o probables causas que inducen a una persona, a cometer un acto de infidelidad.
1.- El gran seductor/a: Con los años, uno piensa que ese toque mágico que teníamos, cuando estábamos libres, se ha perdido con el tiempo y necesita comprobar que eso no es así.
Que el pasado se ha detenido y que seguimos siendo adolescentes.
2.- Se rompió la comunicación: Por equis motivos, ya no dialogan y los problemas entre ambos se acumulan sin resolverse. Hasta que todo estalle en la cara de ambos.
3.- Soledad: Al morir el diálogo, nace la soledad dentro de la pareja, ya que al compartir poco, se produce un distanciamiento en la relación, y el afecto se va perdiendo.
4.- Resentimiento: Al sentirse solo, comienza un juego peligroso que es devolverle al otro todo lo malo que recibe dentro de la relación. Con lo cual el deterioro se va acentuando, hasta crear un abismo entre ellos.
5.- La monotonía: Como consecuencia el agotamiento y el hastío, nace la necesidad de conocer a otras personas.
Para que le den un cierto condimento a los sosos días que viven dentro de la casa.
6.- Una canita al aire: Esa estúpida creencia que no pasa nada, con un pequeño desliz, donde no hay ningún involucramiento.
Siempre, siempre esto trae consecuencias negativas. Lo que empieza a veces como un juego, termina en amor.
7.- Insatisfacción sexual: Cuando el sexo se vuelve monótono y más obligación que placer, es el momento en que uno de los dos tendrá la excusa para ser infiel. Y si le agregamos la falta de diálogo. Asunto terminado.
8.- Idealización: Cuando uno de los dos tiene grandes expectativas sobre el otro y con el tiempo descubre que no es un Dios ni un genio y lo baja del pedestal en que lo tenía.
Como una conclusión muy personal al respecto, puedo decir que para algunos la relación de pareja se basa en la comunicación, la confianza, la complicidad y también la creatividad.
Pero para mí, son: Relaciones sexuales regulares, admiración mutua, conversaciones profundas e íntimas y actividades en conjunto. Todo esto contribuye a tener una relación de pareja estable y sólida.
También se logra mediante una larga sucesión de mutuos acuerdos y concesiones.
Creo que si bien la tentación a la infidelidad es grande y continua, también demuestra cierta inmadurez por parte del individuo. Quien nunca tendrá paz, porque sabe que ha transgredido las reglas de conducta.
Estén ambos unidos por papeles o sin ellos, existe un compromiso de mutuo respeto. Puede haber un perdón y hasta un sincero arrepentimiento.
Pero les aseguro que aún así, ante cualquier otro problema, siempre saltara aquella mancha y una sombra de sospecha caerá siempre sobre el despreciable infiel.
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