sábado, 14 de diciembre de 2013

LA POBREZA Y EL PIB VAN POR DISTINTOS CAMINOS

Mirando las estadísticas de los últimos 15 años, se puede decir que Paraguay, en términos nominales, ha crecido en promedio mucho más que otros países más desarrollados que el nuestro. 

Sacando el año 2009 fatídico en casi todas los sectores económicos, se puede decir sin equivocación que la economía nacional no ha dejador de crecer y es probable que ya no se detenga más. 

La agricultura se ha recuperado en gran parte por la ampliación de la superficie cultivada, por la mejora de los precios de muchos cereales que estaban algo retrasados, y porque ha fracasado rotundamente en otros países, durante este año. 

Si bien el parque ganadero no ha crecido, como debía, la industria frigorífica ha repuntado notablemente con la reimplantación del estatus de libre de aftosa, por parte de los organismos extranjeros encargados de controlar dicha enfermedad. 

Pero sin lugar a dudas, la estrella del crecimiento en nuestro país, ha sido la industria de la construcción, que ha tomado un vuelo nunca visto antes, ya que se puede ver en todas las ciudades de nuestro país, una gran cantidad de permisos de comienzo de obra expedidas por las diversas comunas. 

Sobresalen en primer lugar los hoteles de 4/5 estrellas, emprendidas por grandes cadenas hoteleras que han venido a quedarse definitivamente en Paraguay.

Luego seguirían grandes edificios multifamiliares de primera categoría, que no tienen nada que envidiarle a sus similares de Buenos Aires, San Pablo, Miami, Ibiza o Acapulco. En tercer lugar vendrían los edificios con plantas libres, especialmente construidos para empresas multinacionales de gran porte. Y finalmente le seguirían las urbanizaciones cerradas. 

Pero también se destacan una gran variedad de productos manufacturados no tradicionales, que han ganado mercado en el exterior, como cigarrillos, jugos de fruta, productos lácteos, gaseosas, entre los que más se destacan y facturan. 

Y a medida que se vayan instalando en nuestro territorio más empresas industriales, el PBI (siglas de Producto Interno Bruto) seguirá incrementándose.

Sin embargo. y aunque parezca ilógico, esto no tiene nada que ver con la disminución de los índices de pobreza. Suena muy contradictorio, pero es así, al menos en Paraguay. 

Se mueven miles de millones de dólares que fluctúan por vías muy rápidas, pero que no se encausan hacia el bienestar de la gente. En los últimos 15 años la actividad económica y financiera de Paraguay ha sido excelente. 

Sin embargo no se notan grandes cambios en las capas sociales menos favorecidas y esto tiene una excelente explicación. Primero el 90 % de todo lo exportado casi no tiene valor de mano de obra agregada, por lo tanto no se necesitan muchos operarios en cualquiera de las etapas hasta que se obtiene un producto sin terminar. 

De esta manera, se le permite que sea el comprador quien se beneficie con esto. Ya que utilizará su propia mano de obra disponible. 

Segundo, mientras exista un nivel tan alto de corrupción, en nuestro país, es muy difícil que la brecha entre ricos y pobres disminuya. Y eso es debido a que una gran masa de dinero es desviada para pagar una cantidad desmedida en sueldos, siendo muchos de ellos fantasmas, y por lo tanto no quedando mucho margen para las grandes obras de infraestructura sumamente necesarias, para interconectar a todo el territorio nacional. 

A eso le debemos agregar el perpetuo arrastre del déficit que tienen todas las empresas del Estado, las que sobrevivirían si no fuera por el constante sostén que se le hace a través del BCP o Banco Central del Paraguay. 

Con este sombrío panorama recién planteado, se nos presenta la triste realidad que afrontamos todos los días. Por lo tanto, los hermosos números arrojados por el crecimiento del PBI, de nada sirven, si no están acompañados por el bienestar de toda la población. 

Porque esa es la principal finalidad que debe cumplir el Estado, para con su pueblo, darle el suficiente bienestar para elevar la calidad de vida. Y eso se consigue generando empleos legítimos por parte de las empresas privadas pero con reglas de juego claras dictadas por el Estado. 

Pero como se puede implementar políticas públicas que perduren por encima de los ocasionales gobernantes cuando la mayoría de ellos padecen de una extrema miopía política. 

Habría que ir fortaleciendo otras alternativas que bien podrían convivir con el monocultivo sojero. Una opción razonable es la agricultura familiar de auto sustentación que no solo facilitaría que las familias campesinas vivan mejor, si no que evitaría el constante éxodo del campo a la ciudad, uno de los graves problemas paraguayos que esta despoblando la zona rural y de las que no hay muchas respuestas coherentes al respecto. 

Otra alternativa es darle un fuerte impulso a la industrialización, especialmente en aquellos sectores donde se requiera una abundante mano de obra, como podría ser la construcción o el turismo. 

Pero para ello, el Estado junto con la iniciativa privada deberían capacitar al personal a fin de jerarquizar dichas profesiones. También se necesitaría hacer una profunda reforma tributaria, mucha más justa que la actual. 

Pero como se le pide a un sector que haga un esfuerzo mayor, cuando desde el vamos, todos sabemos que ese dinero tarde o temprano será maliciosamente desviado de su ruta natural. 

Yendo muy posiblemente a parar a bolsillos que no correspondan. Por lo que sería mucho más racional, disminuir los altos índices de corrupción y cambio de ruta, antes que exigir aumento o creación de nuevos impuestos. 

Es muy difícil hablar de un reparto equitativo de la riqueza cuando el Estado no cumple con su rol y se encuentra ausente en la mayor parte del país. 

Si faltan 800.000 viviendas por construir, si los hospitales públicos tienen una pésima atención y no cuentan con los mínimos suministros, si las escuelas se caen a pedazos y la enseñanza docente es cada vez peor, si la inseguridad llega al punto de no poder salir ni hasta esquina de tu propia casa, algo muy malo está pasando. 

Cuando muchos niños y adultos viven en la calle o los indigentes se acumulan en los pasillos de los hospitales públicos o los comedores sociales se multiplican por todo el territorio nacional, eso significa que todos los bonitos números son realmente mentirosos, ya que ellos no han reflejado con sinceridad el estado en que encuentra dicha sociedad.

Las estadísticas son solo números fríos y cuando no acompaña lo que le sucede a la gente común, no sirve para nada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario