No existe nada más difícil, en este mundo, que intentar llevarse bien con otra persona. Y esto no lo digo al azar ni nada que se le parezca.
Es que son tantos los elementos necesarios para que una relación sea más o menos armoniosa, que uno debe estar realmente muy atento para no quebrar alguna de las variantes que pueden modificar cualquier relación.
En mis pocos momentos de profundo ocio, se me ocurrió confeccionar una lista, con algunos de los elementos necesarios para que una amistad o una pareja funcionen como tal.
Para decir la verdad, no fue hecha por orden de importancia, sino a medida que las recordaba; anotándolas en una servilleta de papel, como todo buen bohemio que se precie, pero sin mancharla con café.
Una regla muy importante a tener en cuenta, es que cuando conocemos una persona, no debemos abrigar ningún tipo de expectativa al respecto. El mismo tiempo de permanecer a su lado nos revelará si valió la pena su compañía.
Pero lo fundamental para que todo funcione a las mil maravillas, es que debemos aceptar a la otra persona tal como es, pretender cambiarla, es como querer asfixiar la individualidad del otro.
Otro ingrediente a tener muy en cuenta, es el dialogo, ya que sin eso lo demás pasa a segundo término. Esto significa que se deben poner siempre los límites, en el mismo momento que se conocer a alguien.
Hacerle saber lo que nos gusta y lo que nos disgusta. Por lo tanto ya no habrá sorpresas, al menos en este aspecto. En caso de transgresión a los límites establecidos, dependiendo siempre el grado de violación de lo establecido, deberá iniciarse de inmediato un dialogo franco, sincero y por sobre todo constructivo.
Tampoco se debería menospreciar al hecho de saber escuchar a quien necesita hacernos una confidencia.
Por condescendencia debemos mostrar cierto interés en el tema que nos cuenta y fundamentalmente, despojarnos de todo egoísmo al compartir con el otro, nuestras experiencias y todas las opiniones personales que tengamos al respecto. Quizás algo de lo que le digamos podrá serle útil en un futuro cercano.
Tener la mente abierta nos puede evitar ciertas grandes decepciones, debido a la falsa imagen que nos creamos en nuestra imaginación del otro. Por eso no debemos estancarnos en lo que pensamos del prójimo.
Las personas constantemente evolucionan y modifican sus pensamientos y sus rutinas diarias y no se puede desear que el otro se comporte o reaccione caprichosamente como nosotros deseáramos que lo haga.
Forzosamente debemos darle a cada una de las personas, su espacio exclusivo, para que pueda moverse con suma comodidad. Invadirlo repetidas veces, implica que se desatará un conflicto a muy corto plazo.
Ser indiferente es tan malo o mucho peor que ser molesto o fastidioso. La mentira, por más inocente que parezca, seguirá siendo mentira, por lo tanto cuando uno da su palabra a alguien que uno aprecie, la deberá cumplir.
Cuando se presente un conflicto, es lógico que sobrevenga una discusión y para que esto se resuelva, hay cosas básicas que uno debe hacer, para que el problema no se agrave. Se debe buscar entre ambos la solución, pero sin criticar al otro como tampoco echarle la culpa al prójimo.
Las discusiones se ganan con testimonios sólidos y no desmereciendo los testimonios del otro.
Tampoco es leal y honesto querer imponer sus ideas sean políticas, religiosas, deportivas y hasta domésticas. Siempre deje que los demás también expliquen los motivos por el cual no están de acuerdo con usted.
Reprochar por sucesos acontecidos en el pasado, solo servirá para agravar la disputa, por lo que se sugiere concentrarse en el tema puntual que motivó la diferencia.
No existe nada más valiente y honesto, en cualquier tipo de relación, que dar un paso atrás y reconocer humildemente que se está equivocado y por lo tanto, pedir la correspondiente disculpa.
Una vez conseguido esto, no es de bien nacido ridiculizar al otro, por el error cometido, luego que se haya disculpado. En caso que ambas partes estén empantanadas y sin espacio de maniobra, es mejor llegar a un punto medio, para que predomine el mutuo respeto que debe existir entre ambos.
Si bien, por una cuestión muy personal, cada uno exterioriza sus sentimientos hacia los demás, de manera muy distinta, es sumamente necesario que el otro sienta cada tanto que se lo aprecia.
El contacto humano necesita siempre ese toque en la piel que demuestre el cariño. Puede ser con un beso, un fuerte apretón de manos, un abrazo, una palmada en la espalda o el hombro y hasta una sonrisa ayuda, en el difícil arte de la comunicación interpersonal.
Cada una de las personas que integran una relación debe tener la suficiente libertad para poder desarrollar su propia capacidad y así potenciar otras relaciones que no sean la que ya tienen.
Para que una relación sea verdaderamente saludable es necesario despojarnos de cualquier actitud egoísta y no pretender únicamente monopolizarla, de hacerlo solo es cuestión de tiempo para que se sienta asfixiada y nos abandone definitivamente.
Nunca pretenda conocer a una persona de una sola vez. La confianza y el respeto son cosas que deben ganarse y eso lleva su tiempo. No todos tienen la misma velocidad ni el mismo ritmo de maduración de conceptos e ideas, por lo que con apurarlos, es totalmente contraproducente.
No está de más, averiguar quien es la persona con la que compartimos muchas horas del día, o cual es su entorno. Eso puede evitarnos grandes decepciones y muchas lágrimas.
Para que todas las relaciones gocen de una buena salud y sean duraderas, debe ser totalmente prioritario mostrarse auténtico, ser como uno es siempre.
Aparentar lo que uno no es, siempre termina por arruinar todo lo bueno que hemos conquistado.
Del mismo modo que medir las palabras que se dicen, no todos tienen la misma sensibilidad que uno.
Por lo que yo crea que es gracioso, para otro puede resultar altamente ofensivo.
Si tiene en cuenta estas sugerencias, es probable que todo se les haga mucho más fácil y posiblemente tenga una vida más feliz.
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