Este no es el primer comentario que hago sobre la lenta, pero inexorable degradación que está sufriendo nuestro pobre planeta Tierra.
Es realmente desolador enterarse que desaparecen, en Paraguay, un promedio de 30 hectáreas de bosque por día.
Que el antiguo, hermoso y cristalino lago Ypacarai se haya convertido en la mayor cloaca a cielo abierto de nuestro país.
Que la saturación de agroquímicos utilizados en el ciclo de la soja y demás cultivos, terminen no solo por contaminar la tierra, sino todos los espejos y fuentes de agua potable, incluso las napas que tengan contacto con estas tierras.