Creo que tuve mucha suerte, en mi vida, al haber podido recibir una excelente instrucción, por parte de mis queridos maestros y profesores.
Porque gracias a ellos, lograron que este pobre mortal, saliera de la más terrible ignorancia y así aprender las primeras letras.
Luego, con el tiempo, y debido a la paciencia de mis educadores, logre ir dándole forma a mis primeros escritos.
Mis redacciones gustaban y eso hacía que mi ego se inflara como arroz blanco. Pero también cumplía otra función mucho más importante.
Había descubierto una herramienta maravillosa que me permitía comunicarme, sin dificultad, con todos aquellos a los que yo apreciaba.