jueves, 2 de abril de 2015

SIN RESPETO SIEMPRE HAY VIOLENCIA

Quizás uno de los problemas más graves que tenga que enfrentar toda la humanidad, en los próximos años, no sea exactamente la contaminación ambiental, ni la falta de agua potable, ni el oxígeno viciado. 

Tal vez sea algo mucho más terrible que todo eso junto. 

Es algo que vengo observando desde hace algún tiempo, pero que necesité emplear de toda mi capacidad de observación, para comprender la sutileza de este título. 

Y esto es casi una verdad casi absoluta. Tanto como que, al hecho que también he notado que existe una relación directa entre una sociedad que a medida que se tecnifica, se vuelve mucho más insensible. 

Si unimos estas dos ecuaciones, tendremos una espantosa realidad. La falta de respeto que nace, indefectiblemente en la casa, luego es llevada a través de toda la vida como una triste herencia del hogar paterno. 

Les puedo dar un simple ejemplo, para que la cosa sea mucho más entendible. Hagamos un día en la vida del señor Fulano y de la señora Zutana. 

Ellos ya comienzan el día a las tres de la mañana cuando son despertados por los ronquidos de una moto sin escape, seguido de un auto con su equipo de sonido a todo volumen. 

Ya no pueden dormir más. Así que estando de muy mal humor, aprovechan ese tiempo para mascullar rabia y decir palabrotas, en vez de hacer “aquello”. 

Cuando Fulano quiera salir de casa con su auto, encontrará que el vehículo del vecino le obstruye la salida. 

Durante el viaje a su trabajo, observará que los peatones cruzan la calle por cualquier lado y los motociclistas le superan por la derecha, mientras hacen endemoniadas gambetas en el tráfico. 

Mientras tanto la señora Zutana, con cara de sueño, saldrá a barrer la vereda y se encontrará con la sorpresa que, toda la basura de su vecina, se encuentra bien acomodada en sus propios dominios. 

Para rematarla, el marido de su vecina, pero del otro lado, se le ocurrió la brillante idea de quemar las hojas, justo cuando sopla el viento y mete todo el humo dentro de la casa de la pobre Zutana. 

Sin embargo, recién empieza el día para ella. Va hacer las compras al almacén de la otra cuadra y cuando esta regresa, nota que la leche, comprada, ya está “agria”. 

Tras mucho pelear, consigue que se la cambien. Sin embargo descubre algo que se había olvidado en su anterior excursión y la compra. 

En la caja le dan un montón de caramelos que no necesita, pero igual los recibe como parte del vuelto. 

Ella pregunta ¿si junto todos esos caramelos que le han dado, me lo reconocen como dinero? Entonces la cajera le responde con un rotundo “no”. 

Luego regresa a su casa y llama por teléfono a la empresa de cable, ya que hace 12 horas que no funciona. La atiende una voz femenina que le promete solemnemente solucionar el problema a la brevedad, pero aclarando que por esa falla, no le descontarán las horas en blanco. 

Posteriormente, quedó que llevaría a su madre al Centro de Salud, para un simple chequeo médico. 

Allí es recibida por una recepcionista, con cara de pocos amigos, y que se burla de su condición de pobre y del todo el tiempo perdido al esperar a un médico que jamás vendrá. 

Regresa frustrada a su casa, y se encuentra con la sorpresa que no tiene energía eléctrica, llama histérica a su marido y este le dice que si pagó puntualmente, pero que es muy probable que “ellos” se hayan equivocado nuevamente por un error informático. 

Habrá que perderse todo el santo día por el error de otro. Pero por sobre todo, jamás admitirán que fue su error y por lo tanto olvídese que le den una buena disculpa. 

Regresa a la casa, el marido, don Fulano y cuando se disponía a tomar asiento, frente al televisor, doña Zutana necesita algo urgente del almacén, antes que cierre. 

Así que sabiendo que la inseguridad no tiene horario ni barrio preferido, se prepara con un buen par de piedras en sus bolsillos. 

No dio ni 15 pasos cuando los perros bravos de los vecinos, están sueltos para que hagan sus “cositas”, y que luego empastaran el calzado de los desprevenidos. 

Solo que perro de noche, en la calle, siempre se vuelve agresivo, por eso siempre es mejor llevar algunas piedras consigo. 

O bien pelearse con todo el vecindario al denunciar donde corresponda tal negligencia. 

Justo después de cenar, uno de los hijos, le trae una notita de la maestra, diciendo que esperan la colaboración para un evento muy especial y el pedido es bastante fuerte. 

Por lo tanto, no solo basta que con pagar la matrícula, también a la Asociación Cooperadora, si no que los extras suman mucho más que todo eso junto. Menos mal que la educación pública es gratuita. 

Creo que con estos ejemplos bastan para comprender hacia donde apunto. Todos ellos son detalles, pero cuando se repiten, pueden generar violencia, ya que un individuo se cansa de ser tenido por sus semejantes, como un simple idiota. 

Por lo que resumo en un par de puntos, como es la radiografía de un individuo acostumbrado a faltarle el respeto a sus semejantes, aunque no se dé cuenta de ello, y ni lo haga a propósito. 

Son personas que creen tener todo el derecho para hacer lo que hacen. Y cuando se les indica su abuso, se tornan sumamente rencorosas. Por lo general nunca asumen sus errores y culpan siempre a los demás y a las circunstancias “fortuitas”. 

Es normal en este tipo de personas, que critiquen a espaldas de quienes faltaron el respeto, ya que nunca lo harían de frente. La cobardía es una de sus características típicas. 

Y como todos los cobardes, siempre desean, en secreto, el mal a sus semejantes, especialmente a aquellos que los expusieron al ridículo ante una gran multitud. Parte de esa falta de respeto le corresponde al ocultamiento de la información. 

Por ejemplo, la recepcionista de un consultorio dental, sabe que el profesional no vendrá, pero eso no se lo dice a la paciente que está esperando. 

No es difícil detectar esa pizca de amargura que derraman en todos sus actos egoístas. 

Masticar chicle con la boca abierta, ir a un templo religioso luciendo un terrible escote, sentado a la mesa con un quepis puesto, son también una falta de respeto que eventualmente genera violencia.

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