Existe una demoníaca y malsana costumbre, que tiene la gente, de encasillarte dentro de un esquema rígido, y que de ningún modo contempla, que se pueda pensar muy diferente a cualquier interlocutor.
Por lo tanto y sin pensarlo dos veces, te encajan una etiqueta en el medio de la frente, del cual, luego es bastante difícil sacártela de encima.
Esta es la típica costumbre del mediocre o ignorante, que no conoce más opciones que las suyas propias.
Eso sí, depende mucho del carácter y sensibilidad del etiquetado, para que tal actitud resulte ofensiva e insultante.