Así como en la primera parte he querido mostrar el otro lado de los escritores, no el lado oscuro, si no el lado humano sujeto a pasiones irrefrenables, que en todo artista sensible se profundizan, y estallan como fuegos artificiales.
Muchas veces esos romances pasajeros son simple escapes de la enorme presión, que por distintos motivos, ellos sienten.
Aquí les dejo más ejemplos.