Emilio Salgari |
Si tenemos en cuenta que todo artista es un creador que tiene una gran sensibilidad, muy por encima de las demás personas, no estaríamos descubriendo absolutamente nada.
Sin embargo es esa misma sensibilidad la que le permite imaginar temas y situaciones que otros no lo habían ni remotamente pensado.
Siendo eso finalmente plasmarlo, a su entender, en cualquiera de las disciplinas artísticas en las que se encuentre enrolado.
Sin embargo, la increíble sensibilidad creativa de un artista, tiene una arista que no todos ellos pueden llegar a dominar.
Esa hipersensibilidad no solo les permite crear obras espectaculares; sino que también se traslada a su vida personal y de relación.
En la mayoría de las veces, estos mismos sentimientos, muchas veces encontrados, juegan totalmente en su contra.
Y juegan en su contra debido a que, por lo general, el artista se encierra en una hermética burbuja creativa, donde crece en todos los aspectos espirituales, estéticos y hasta filosóficos.
Pero queda completamente desarmado, cuando tiene que lidiar con problemas netamente mundanos o domésticos.
Su concentración está orientada únicamente a la creación y no para nimiedades como ir a comprar el pan, arreglar una canilla que pierde o simplemente barrer debajo de la mesa donde está escribiendo.
Horacio Quiroga |
Por lo general, es un pésimo administrador, que siente que el dinero solo sirve para cubrir todas sus necesidades básicas y no para acumularlo.
Dedica más tiempo a su arte que a sus parejas y eso siempre le trae nefastas consecuencias.
Los intermediarios se aprovechan de su buena fe y permanentemente lo estafan.
Al no contar con dinero, comen mal, duermen peor y luego se enferman, no pudiendo recibir todos los cuidados médicos necesarios.
Ahora bien, de todos los artistas, que se hallan distribuidos en las distintas disciplinas, es la de los escritores la que ha sufrido la mayor cantidad de bajas, debido al suicidio.
Probablemente se hallaban agobiados por una vida miserable, enfermos, desilusionados de la gente y sin el merecido reconocimiento, optan por su violenta partida al más allá.
Porque esa es la única salida que encuentran a sus vidas, para obtener la ansiada paz, a sus almas, que tanto buscan.
No es mi intención polemizar sobre si es correcto o no, la decisión que ellos tomaron, sino exponer las causas que promovieron tal determinación.
A continuación les daré una lista en la que figuran una gran cantidad de escritores muy conocidos y que seguro se asombraran al verlos.
1.- Emilio Salgari: Escritor italiano, autor de “Sandokán”.
Su vida fue realmente dramática, a pesar de divertir a millones de niños y adolescentes con sus fabulosas aventuras.
Luego de la muerte de su mujer en un hospital psiquiátrico, comenzó una etapa de intensa depresión.
Pero al darse cuenta que era traicionado y estafado por sus editores, quienes facturaban hasta 100 mil ejemplares por tirada mientras que él era acosado por las deudas y penurias económicas, decide suicidarse.
El 25 de abril de 1911, se interna en un bosque, no muy lejos de Turín, y al más puro estilo samurái, comete “seppuku” o harakiri.
Utilizó su vieja navaja de afeitar. No conforme con esto, se corta posteriormente la arteria carótida, lo que acelera el desangrado.
Lo triste del caso es que apenas tenía 49 años y toda una vida por delante, para deleitarnos con aquellas aventuras de piratas, tierras exóticas y gente oprimida a quien salvar.
2.- Horacio Quiroga: Escritor uruguayo autor de su memorable “Cuentos de la selva”, tuvo una vida signada por las desgracias familiares.
Alfonsina Storni |
La muerte de su padre, luego de su padrastro y el de su mujer lo marcaron para siempre.
El 19 de febrero 1937, ya muy enfermo de cáncer de próstata, se suicidó en el Hospital de Cínicas de la ciudad de Buenos Aires, donde estaba internado.
Con el diagnóstico en la mano, tomo la decisión de beber cianuro. Estaba con solo 58 años de edad.
3.- Ernest Hemingway: Escritor norteamericano, autor de “El viejo y el mar”.
Recibió el Premio Pulitzer en 1953 y el Nobel en 1954.
Fue un aventurero incansable, pero también un borrachín y un mujeriego consuetudinario.
Luego de su huida de Cuba, se volvió paranoico y por ese mismo motivo estuvo internado en la Clínica Mayo donde se le aplicó electrochoques.
El 2 de julio de 1961, en un arranque de ira y depresión, se disparó en la cabeza con una escopeta de doble cañón en su casa de Ketchum (Idaho).Tenía 61 años.
4.- Alfonsina Storni: Poeta y escritora argentina, autora de “Mundo de 7 pozos”.
Trabajó como mesera, actriz y maestra. Fue diagnosticada con cáncer de mama, pero su operación no salió bien, ya que al poco tiempo volvieron los tumores. Esto la deprimió, a tal punto que no quiso ya recibir tratamiento médico.
El 26 de octubre de 1938 se suicidó arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mar del Plata.
Sin embargo siempre se hizo correr la versión romántica que ella se internaba lentamente en el mar. Tenía 46 años.
Mariano José de Larra |
5.- Mariano José de Larra: Periodista y escritor español, enrolado en el romanticismo.
Autor de “El pobrecito hablador”. Se suicidó debido a la profunda depresión que le causó ser abandonado por su gran amor, Dolores Armijo.
En la noche del 13 de febrero de 1837, agobiado por la pena, se dio un tiro en la sien derecha, estando en su casa madrileña, calle Santa Clara número 3. Apenas tenía 27 años de edad.
6.- Leopoldo Lugones: Poeta argentino de gran cultura, máximo exponente del modernismo. Autor de “Lunario sentimental”.
Fue el fundador de la Sociedad Argentina de Escritores. Su apoyo al golpe de Estado de 1930, la posterior desilusión que éste hecho le produjo, junto a una probable crisis sentimental y una situación económica comprometida, lo llevaron a una profunda depresión que culminó en su suicidio.
El 19 de febrero de 1938 los dueños del hospedaje “El Tropezón”, en una isla de Tigre, encontraron muerto a Leopoldo Lugones.
Antes había bebido cianuro de potasio, en un vaso de whisky. Tenía 64 años de edad.
7.- John Kennedy Toole: Novelista norteamericano, ganador de un Premio Pulitzer póstumo, en 1981, por su obra de ficción, “La conjura de los necios”.
Su otra novela es “La biblia de neón”, marca mucho la enorme soledad que padecía este autor.
Luego de recorrer todas las editoriales, ninguna de ellas quiso publicar su novela “La conjura de los necios”, esto le provocó tal depresión que desembocó en su suicidio.
El 26 de marzo de 1969, con solo 31 años, se auto-eliminó conectando una manguera del caño de escape al interior de su vehículo.
Gracias a su madre, recién pudo publicar en 1980. Sus obras colocaron una visión oxigenada dentro de la novela norteamericana, especulando sobre que hubiera sucedido si no se hubiera suicidado tan joven y escrito otras obras.
Muy bueno tu trabajo sobre este tema relacionado a los escritores, Ricardo! Felicitaciones! un abrazo. Raquel.
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