sábado, 5 de noviembre de 2011

Nueva etapa, nueva esperanza

Atrás ya han quedado los ecos eufóricos de la victoria de la dupla Lugo-Franco. También 61 años de la hegemonía colorada. Ahora se inicia una nueva era histórica, quizás única, por sus características tan especiales, en los anales de la política moderna mundial.

Lo que sucedió antes, durante y después de las elecciones, como así también, los porqué de dicha victoria y de las causas de la  derrota, pasan simplemente a un segundo plano, como simples anécdotas de nuestra historia reciente.

Lo importante en este momento es apoyar de alguna u otra manera a los nuevos gobernantes y darle el tiempo suficiente para que se vean los primeros resultados.

Ahora la situación se plantea de una manera distinta, ya que no solo 6 millones de compatriotas estarán observando las primeras medidas del nuevo gobierno, si no que como nunca antes los ojos del mundo se encontrarán puestos en nuestro país. Todos están pendientes de lo que hará o dejará de hacer y el rumbo político que imprimirá el nuevo mandatario.

Es evidente que nadie espera ni actos de magia ni abracadabras utópicos, pero en los primeros famosos 100 días de gobierno y aplicando las medidas correctas, es probable que se vea hacia donde se dirige y si su gobierno será realmente efectivo o solamente la palabra “cambio” fue nada más que un simple marketing populista de campaña proselitista. 

Ya con la constitución de su gabinete de gobierno tendremos una pauta. Ahora bien, le espera una pesada herencia por delante, de la cual todos los paraguayos ya conocemos y no valen las excusas de los gobernantes anteriores que se escudaban detrás de las malas gestiones. Fernando Lugo aceptó semejante responsabilidad a sabiendas lo que encontraría.

Caos administrativo, súper población de funcionarios, superposición de funciones, déficit en todas las empresas estatales y otras grandes falencias de gestión.

Subvenciones mal aplicadas, faltas de una correcta distribución de los recursos hacia las gobernaciones, así como una descentralización que agilice la burocracia estatal.

Pero para tal titánica tarea, se necesita que todo el pueblo paraguayo lo acompañe, que no lo dejen solo en ningún momento a Fernando Lugo, de otra manera es imposible que obtenga resultados positivos.

Todos los partidos políticos deben cederle sin egoísmos sus mejores hombres y mujeres, los más capacitados para que lo ayuden a descomprimir la aguda situación en que se halla actualmente el país. Sus primeras medidas deben ser aquellas que reactiven el comercio y la industria local, y faciliten la toma de nuevos empleos.

Potenciar a las cooperativas para que concedan préstamos  blandos a las pequeñas y medianas empresas, para que éstas a su vez puedan operar con cierta tranquilidad.

Estas serían medidas básicas para comenzar un lento proceso de reactivación. Pero todo esto es lo que la nación necesita ya ahora mismo, sin pérdida de tiempo, porque la coyuntura por la que se atraviesa así lo exige. Luego vendrán otras providencias que las complementen y las perfeccionen. Si esto se da, de esta manera, nuestro futuro está totalmente asegurado y los más humildes y relegados son los primeros que sentirán los efectos inmediatos de estas medidas.

De una u otra manera ya se ha dejado atrás una época y se comienza una nueva era. Con fe y esperanza de un mañana mejor para todos, sin egoísmos ni mezquindades se debe trabajar juntos, todos unidos con un mismo objetivo en común: engrandecer el país. Para eso hay que brindar para que se cumplan los buenos deseos y darle la  bienvenida al nuevo gobierno.  ¡Salud pueblo paraguayo!

1 comentario:

  1. Así mismo es, Felicidades por el blog Maestro, realmente muy muy bueno y divertido, super!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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