viernes, 2 de agosto de 2013

ESCUCHA A TU HIJO

Alguien muy sabio dijo una vez que la profesión más difícil del mundo es la de ser padre. Y en realidad no se equivoca absolutamente para nada. Desde el mismo momento de la concepción, se contrae una obligación moral para con la futura vida engendrada.

Por lo general, la tarea de ser padre no tiene nunca un tiempo límite, es más, a veces la función de padre se superpone con el placer adquirido de ser abuelo. 

Cada etapa que les toca vivir a nuestros hijos debe ser cuidada con verdadero esmero, ya que todas ellas tienen el firme propósito no solo de educarlos, si no ir preparándolos lentamente para ser exitosos en su vida de relación, como también a defenderse por sí solos en el mundo exterior. 

Si logramos esto último, tendremos la enorme satisfacción de habernos recibidos con honores de padres. Y este será un orgullo tan íntimo, que solamente otro padre lo puede entender. Como antes dije, con cada ciclo, en la vida de nuestros hijos, se producirá una apasionante interacción donde enseñamos y aprendemos casi al mismo tiempo. 

En cada etapa existen penas y alegrías. Una cosa que no todos los padres tienen en cuenta es que tanto una como otra, quedarán grabadas a fuego por el resto de sus vidas, cosas que pueden afectar su futura vida de relación, tanto para bien como para mal. Sin embargo a partir de la pre adolescencia, es cuando comienzan a razonar y buscar su propia identidad. 

Este período intermedio es muy difícil de sostener, con tanto cambio radical tanto físico como espiritual y de personalidad. En esa edad en que todo se magnifica, que se quieren las cosas para ya, sin un segundo que perder. La época en que todo lo acompleja y la relación con los padres y el sexo opuesto es toda una verdadera aventura. 

Para eso tanto el padre como la madre deben de unificar criterios, ya que ordenes y posturas opuestas solo generan confusiones en sus tiernas cabecitas. Que uno de los padres sea una persona autoritaria fundamentalista, y sus fallos no puedan ser discutidos y mucho menos debatidos, solo obedecer de inmediato y sin siquiera protestar, como los dogmas de cualquier religión. 

Con adoptar la postura que las cosas deben ser así y no de otra manera, servirá solamente por un tiempo. Pero ninguno de los padres debe esencialmente olvidarse que están criando a seres con personalidades y opiniones diferentes a la de los propios progenitores. 

Ellos están en busca de conocimientos y necesitan respuestas coherentes que satisfagan su curiosidad y no que alienten su acostumbrada rebeldía.

No existe una verdadera fórmula mágica para ser un buen padre, ya que cada hijo reacciona bastante diferente ante cada una de las variables. 

Sin embargo existen conceptos generales, imposibles de rebatir que se pueden ajustar a todas las situaciones posibles. Y que por desgracia, frecuentemente son olvidadas o no tenidas muy en cuenta.

Pero existe un postulado básico indiscutible que nos dice que debe ser el padre quien debe acercarse al hijo y no el hijo al padre. Eso es debido a que el mayor conoce la etapa por la que el menor transita mientras que al niño, le falta esa experiencia que se intenta inculcarle, para que sepa afrontar tal o cual situación.

Una de las primeras cosas qué los padres deben aprender es a prestarle la suficiente atención a sus hijos, y no esperar que ellos vengan a uno, si no acudir nosotros ante ellos.

Nunca les soluciones sus problemas, solo enséñale todas las opciones que tiene para que él las implemente. Juega con él todas las veces que puedas, no importa que no sea el momento adecuado. A eso se le llama simplemente ser espontáneo. 

Aunque estés muy ocupado, deja un momento lo que estés haciendo y escúchalo, no hay que olvidarse que los padres son sus modelos y ellos buscan constantemente reflejarse en estos patrones. Cuando te cuente sus proyectos, si no hay un riesgo que se lastime, anímalo y halaga su imaginación y critícalo mucho menos. Maravíllate con sus pequeños logros. 

Intenta ser más demostrativo con tus sentimientos, eso permitirá que los diálogos con ellos sean mucho más fluidos, logrando con ello que no se encierre en sí mismo, uno de los problemas más graves que soportan los padres. 

Trata de compartir sus alegrías y minimiza todas sus penas. No dejes de responder a sus preguntas y si te equivocaste entonces reconócelo y discúlpate, al final eres tan humano como él.

Pruébalo dándole cierta libertad y demuestra que le tienes confianza y en la medida que sea lo suficientemente juicioso, permítele más independencia. En ese caso agradécele por no quebrar la fe que tenías puesta en él. Siempre espera todo lo mejor de tu hijo, pero no que sea la total perfección. Para eso debes aprender también a ser más flexible y menos riguroso. 

Nunca lo compares con alguno de sus hermanos o hermanas eligiéndolo como modelo a seguir porque cada uno de tus hijos tiene una característica personal y un ritmo distinto a los otros. Hacer eso es desmerecerlo y h
umillarlo. Debes estimularlo escuchándolo y manifestando tu interés en lo que él hace. Respetando por sobre todo sus opiniones aún cuando no se las comparta.

Una forma de acercarte a tu hijo es pedirle contantemente su opinión, muchas veces los jóvenes tienen una visión mucho más simplificada del problema, que la mayoría de los adultos. Otra forma de entenderlo es escuchar la música de su preferencia, aunque te suene a ruido estridente y molesto, Acuérdate de cuando tenías su edad, lo que opinaba tu padre al respecto. 

Él tiene que saber que pase lo que pase, siempre estarás a su lado, tanto en las buenas como en las malas. Pero ten mucho cuidado, porque en cualquier caso eres su padre, no su amigo; eso significa que estar apoyándolo no te hace su camarada ni mucho menos su cómplice. 

Siempre debe existir un cierto límite que los separe esos dos conceptos. Para redondear los conceptos, lo que todo hijo necesita además de amado y protegido es ser guiado, pero por sobre todo escuchado.

2 comentarios:

  1. ME ENCANTÓ RICARDO ES MUY CIERTO LO QUE DECÍS, ESPERO SIRVA PARA QUE MUCHAS PERSONAS PUEDAN LLEVARLO A LA PRACTICA. ES NECESARIO PONER MUCHO AMOR A CADA SITUACIÓN. ADELA ELISA CORNEJO

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