Sin lugar a dudas y ni temor a equivocarme, de los tres cuerpos en que se divide el Estado, probablemente es el Poder Legislativo el más cuestionado de todos ellos.
El Parlamento paraguayo en los últimos 20 años, lenta pero inexorablemente fue concentrando en un solo edificio a los hombres con más influencia política con que cuenta nuestro país.
Hombres que se han olvidado por completo que ellos fueron colocados en ese sitial para representar a un pueblo que depositó su confianza el día que los votó.
Cosa que bien pronto olvidaron ya que el poder deslumbra y el dinero que viene con él, ciega totalmente los ojos. Saca de cada uno las pasiones más bajas y crueles que suelen albergar en el alma humana.