martes, 5 de agosto de 2014

LOS VERDADEROS SUPERHÉROES NO TIENEN CAPA

Cuando yo era un niño, y de eso hace mucho, mucho tiempo, el 80 % de los chicos de mi edad queríamos ser bomberos. No sabría hoy como explicarlo, pero veíamos en ellos un coraje, un poder de decisión y un gran espíritu de servicio que no solo nos conmovía, si no que hasta queríamos imitarlo. 

Tener un amigo bombero no solo era lo máximo, también llegaba a despertar la envidia de los otros niños del barrio. 

Tiempo después los he admirado en el cine, en grandes producciones como la recordada “Towering Inferno” (1974) o “Infierno en la torre” en castellano, protagonizada por los recordados Paul Newman y Steve McQueen. 

También en la conmovedora película llamada “Frecuency” (2000) o “Desafío al tiempo” con un reparto encabezado por Dennis Quaid y James Caviezel, donde un hijo recuerda las hazañas del capitán de bomberos “Frank Sullivan” y es un film al que recomiendo ver. 

Más recientemente se puede ver, en la pantalla chica, una reciente serie de televisión llamada “Chicago Fire” y en donde muestra con verdadera crudeza, la difícil vida que llevan los bomberos en su día a día. 

Ahora bien, aunque ha pasado bastante tiempo, desde mi niñez, nunca deje de admirar su muy loable tarea, donde ese sentimiento por ayudar al semejante es tan fuerte, que incluso llegan a poner en riesgo, hasta su propia vida. 

Como en el caso vivido en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, con la tragedia de las Torres Gemelas. Allí perdieron infortunadamente la vida 343 bomberos, siendo esta desgracia la mayor catástrofe que involucre a tanta cantidad de servidores público. 

Por tal motivo, muchos cuerpos de bomberos de todo el mundo, se han solidarizado con ellos, haciendo un minuto de silencio, en cada aniversario. 

Estuve revisando un poco sobre la historia y me sorprendió enterarme que los primeros en organizarse contra los incendios fueron los romanos. 

Se sabe que el arqueólogo alemán Bernardo Paeffgen descubrió, en una excavación, lo que le pareció ser una bomba de agua de alrededor de 1700 años de antigüedad. 

Encontrándose cerca de esta un caño, algo que semejaba ser el “abuelito” de todas las mangueras. 

Ahora bien, en nuestra ciudad, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ciudad del Este fue fundado el 4 de octubre de 1993, con lo que muy pronto estaría cumpliendo 21 largos años de benéfica ayuda a la comunidad esteña. 

Si bien en un principio el significado de bombero era la persona encargada de apagar un incendio, con el tiempo, las mismas exigencias de este trabajo fueron ampliando sus requerimientos. 

Hoy en día, los bomberos se dedican a la atención de una gran variedad de emergencias, muy especialmente con aquellas relacionadas con los “accidentes” de tránsito. 

Y he remarcado con comillas la palabra accidente, ya que la mayoría de estos involucra a conductores ebrios o los que hacen gala de su pericia con las altas velocidad, terminando por lo general estampados contra un poste de energía eléctrica. 

Con lo que se desvirtúa el concepto de accidente para transformarse en un simple suicidio. 

No son muchos los países donde una profesión tan arriesgada como la actividad que despliegan los bomberos es voluntaria y sin ninguna remuneración. Tanto en Europa, Japón y EEUU son rentados y constantemente reciben cursos de capacitación sobre las últimas técnicas tanto en el combate al fuego como en el auxilio a los eventuales accidentados. 

En el caso específico de los bomberos norteamericanos, sus sueldos rondan los 36 mil dólares anuales, que es prácticamente nada para allá.

Sin embargo, ellos están agremiados a un sindicato muy fuerte que les otorga crédito para la compra de sus casas, seguro de salud y de vida, vacaciones pagas, asesoramiento jurídico gratuito ante cualquier eventual demanda y un sinfín de beneficios adicionales. 

Eso le da cierto tipo de tranquilidad para concentrarse en lo que realmente están haciendo. Cosa que aquí aún estamos demasiado lejos de lograr, pero no imposible. 

Nuestros bomberos de Ciudad del Este cuentan con una insuficiente infraestructura como para abastecer a una creciente población de casi 400 mil personas. 

Es por eso que la actual base le ha quedado bastante chica y necesita urgentemente mudarse un lugar mucho más amplio y funcional que el que hoy cuentan. 

Y aunque pocos lo crean, nuestra ciudad no cuenta con bocas de incendio y mucho menos una red que las abastezca con una correcta presión, con lo cual dificulta bastante su trabajo, especialmente cuando los siniestros toman cierta envergadura. 

Es necesario revalorizar toda la actividad de los Bomberos Voluntarios del Paraguay, incluyendo puntualmente a los hombres y mujeres de nuestra ciudad que tienen que paliar todas las carencias que sufre la institución, quizás por culpa de las autoridades comunales que no los apoya. 

No olvidarse que Ciudad del Este es la segunda población en importancia del país y que recauda 50 millones de dólares anualmente, por lo que su pobreza franciscana no tiene ningún justificativo. 

En el cuartel se sobrevive con las famosas "vaquitas", que es un pequeño aporte entre los voluntarios para materializar los almuerzos y las cenas. Las compras son hechas una vez por semana ya que si fuera diaria no alcanzaría para comprar ni una zanahoria. 

Hablamos de unos míseros 70 dólares repartidos en alimentos, diversos elementos de limpieza para el cuartel, y desinfección de las ambulancias. Los guantes de látex y tapabocas si bien son baratos, se usan en grandes cantidades. 

Este dinero proviene de los socios y mecenas que siempre están dispuestos a colaborar con nuestra amigos bomberos y que aportan realmente monedas, pero sin estos níqueles la situación sería realmente desesperante. 

Dos días en el año son muy importantes para incrementar la recaudación de los “apagafuegos”: la fiesta de San Juan en junio y la colecta nacional en los primeros días de octubre. 

Gente que ayuda a la gente no debería vivir rodeada de la indiferencia de aquellos que piensan que jamás usará de sus servicios. Cuando pueda, acérquese al cuartel más cercano de su casa y pregunte en que los puede ayudar. Puede ser que su suerte mejore ostensiblemente.

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