Hay indicios de vinculación entre la explotación sexual y el crimen organizado. Las amenazas contra varios agentes sociales que trabajan con las víctimas, así como jueces de paz, funcionarios de las Consejerías Municipales o educadores de la calle así lo atestiguan.
La situación en la frontera es preocupante porque son centros marcados por el tráfico de drogas, como Capitán Bado, en Amambay, próximo a Brasil.
En Pedro Juan Caballero es un centro clave de producción de marihuana y comercio de drogas. Allí existen estancieros que compran a jovencitas por una pequeña cantidad de dinero a sus padres para mantenerlos callados.
Estas niñas viven en las haciendas como “novias” o “damas de compañía”, hasta que el “patrón” se canse de ellas y acaban siendo prostitutas o “mulas” para el paso de drogas por la frontera. Sólo en 2003, unas 15 adolescentes, entre los 12 y 17 años fueron rescatadas en Amambay en donde eran explotadas sexualmente o usadas para traficar droga.
En Ciudad del Este la situación es peor ya que 5 a 20 mil brasileros pasan diariamente el puente. Esa afluencia permite captar clientes que utilicen la prostitución, aún la infantil.
Las autoridades de ambos países no ejercen ningún tipo de control para los menores que cruzan la frontera.
En otros puntos del país, se agrava con la “trata de blancas”, cuyas víctimas son enviadas a España y Argentina para obligarlas a prostituirse. La Secretaría de la Mujer de Encarnación, recibe varias denuncias orales de madres que dieron sus niñas a terceros para trabajar como criadas en casas de familia, para tener la oportunidad de estudiar, pero en realidad fueron traficadas al exterior, para ejercer la prostitución.
Las niñas rescatadas de los proxenetas son enviadas a Cepra, que es un centro de rehabilitación para menores, víctimas de la explotación sexual, ubicada en Ciudad del Este y creado con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Allí, reciben asistencia psicológica y médica, aprenden oficios y asesoran a sus familias para que cuando salgan, no reincidan en la prostitución.
Esto es solo un pequeño paso, ya que mientras siga existiendo un nivel tan marcado de desigualdad social y económica en la sociedad paraguaya, especialmente en la rural, el gran flagelo que representa la prostitución infantil seguirá muy activo en las zonas urbanas y suburbanas del país.
La prostitución y la pornografía están emparentadas
Existe una muy delgada línea que las separa. La primera de ella provee las niñas a la otra. Al haber un mercado ávido por consumir pornografía infantil, entonces un complicado esquema comienza a moverse. Las ganancias son grandes y las penas en comparación con las drogas, mucho menor.
El adicto al sexo virtual, es el destinatario de los desvelos de esa mafia que lucra con el cuerpo, la mente y el espíritu de cientos de niños y niñas que nunca más recuperarán su infancia perdida.
El adicto sufre de cierta patología, en donde niega su inclinación y la oculta para no pasar la vergüenza de ser descubierto. Los ciber, las revistas eróticas, los videoclubes, los sex-shops y los teléfonos eróticos alimentan al obsesionado por el sexo.
Del mismo modo que la adicción al alcohol y las drogas, se necesitan nuevas emociones después de cierto tiempo. Por lo tanto de la pornografía simple, se pasa a la temática infantil, las violaciones, o las relaciones con animales, los incestos etc.
En Paraguay es relativamente muy fácil conseguir pornografía infantil, solo existen cuatro caminos para encontrarse con ella: 1.- el quiosco y comprar "Sonnenfreunde”, una revista europea, que siempre incluye fotos de adolescentes desnudos de ambos sexos; 2.- tiendas de material pornográfico; 3.- a través de Internet; 4.- en un video-club.
Últimamente está de moda, las revista de comics que escenifican las relaciones entre niños, niñas y adultos. Los dibujos animados llamados Hentai, de origen japonés y que han invadido todo el planeta. Pornografía infantil telefónica es algo muy reciente en nuestro país. Sin embargo, en este momento ya están funcionando varios teléfonos durante las veinticuatro horas del día.
Pornografía infantil en cifras
En Paraguay, según datos de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, la prostitución infantil alcanza al menos a 1.000 niños y niñas en este momento.
Como en nuestro país no existen estadísticas, es muy probable que el número de niños sean alrededor de 10.000. Uno de los motores principales de la prostitución infantil, al menos en Paraguay, es el turismo sexual.
Estos enfermos mentales son también los mayores consumidores de pornografía infantil en Internet, y proceden de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón. Según la Organización Mundial del Turismo, cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. Un 20% de los viajeros consultados reconoce buscar sexo en sus desplazamientos, de los cuales un 3% confiesa tener tendencias pedófilas; esto supone al menos 3 millones de personas.
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