Existen dos mundos muy bien diferenciados que funcionan de manera paralela en la Terminal de Ómnibus de Ciudad del Este, uno durante el día, con un gran movimiento de personas, unas que van, otras que vienen, ómnibus que arriban y parten de y hacia todos los puntos de nuestra geografía, e incluso del exterior. La otra, durante la noche, donde se esconde un mundo mágico y misterioso. Esto no se puede contar con palabras, si es necesario vivirlo y sentir como a su alrededor, gente muy peculiar, se mueve casi entre las sombras.
La Terminal cuenta con dos bares dentro del mismo predio, totalmente separado uno del otro. En ambos la higiene es impecable y la atención al público es la correcta. Sin embargo sus precios doblan a la mayoría de todos los que existen en el exterior, compitiendo posiblemente con hoteles de 3 ó 4 estrellas.
Esto es posible debido a que no existen otras opciones al menos a 500 metros a la redonda. Eso hace que este sea un mercado totalmente cautivo, pagándose lo que le pidan, por más asientos cómodos o televisor de 22 pulgadas que se tenga. No todo el mundo puede afrontar ese gasto, ya que sumado al costo del pasaje, se hace algo pesado para el bolsillo de la gente común.