sábado, 30 de julio de 2011

LA TERMINAL: UN MUNDO APARTE (Parte II)

Existen dos mundos muy bien diferenciados que funcionan de manera paralela en la Terminal de Ómnibus de Ciudad del Este, uno durante el día, con un gran movimiento de personas, unas que van, otras que vienen, ómnibus que arriban y parten de y hacia todos los puntos de nuestra geografía, e incluso del exterior. La otra, durante la noche, donde se esconde un mundo mágico y misterioso. Esto no se puede contar con palabras, si es necesario vivirlo y sentir como a su alrededor, gente muy peculiar, se mueve casi entre las sombras.

La Terminal cuenta con dos bares dentro del mismo predio, totalmente separado uno del otro. En ambos la higiene es impecable y la atención al público es la correcta. Sin embargo sus precios doblan a la mayoría de todos los que existen en el exterior, compitiendo posiblemente con hoteles de 3 ó 4 estrellas.

Esto es posible debido a que no existen otras opciones al menos a 500 metros a la redonda. Eso hace que este sea un mercado totalmente cautivo, pagándose lo que le pidan, por más asientos cómodos o televisor de 22 pulgadas que se tenga. No todo el mundo puede afrontar ese gasto, ya que sumado al costo del pasaje, se hace algo pesado para el bolsillo de la gente común.

Algo que justificaría precios tan impopulares, sería el alto costo del alquiler de ambos locales, cosa demasiado absurda teniendo en cuenta las fabulosas ganancias que los actuales poseedores de la concesión obtienen anualmente, el monto de los dos locales sería totalmente insignificante. Al ser los únicos en la zona y nadie que les haga sombra, no tienen que preocuparse por vender, si no solo en despachar, que no es lo mismo.

En cuanto a la Terminal en sí, después de tantos años que fue construida, no le vendría mal un remozamiento de color, ya que en el interior, su aspecto esta muy apagado y opaco. Quedando todavía 10 largos años para amortizar dichos gastos, pero que no se tendrían que considerar como tales, ya que esta es la puerta de entrada de miles de extranjeros que se acercan a nuestra tierra para conocerla y apreciarla.



Así como circulan por Ciudad del Este, esos espectros de lo que fueron alguna vez, colectivos, en la Terminal también se puede ver de todo un poco, pero con preeminencia de esos vehículos con muchos años de rodado, reparados con parches, con cubiertas “semi peladas” y que no ofrecen la más mínima seguridad de poder llegar a término al destino elegido.

De esta especie, hay varias empresas que deberían ser sus rodados retirados inmediatamente de circulación. Entre ellas, La Carapegueña, García, Ortega, Tigre, entre las más notables. Nuestra Señora de la Asunción, Rysa, algunos ómnibus de Crucero del Este, la mayoría de San Luís son los que mantienen un cierto modo operativo de eficiencia en sus vehículos, comparables a los de cualquier servicio dado en algunos de los países vecinos. Tanto en respeto hacia el pasajero como a los horarios.  



Existen dos clases de expendedores de pasajes. Los que se encuentran detrás de las ventanillas y los que se dedican a “atrapar” a aquellos pasajeros indecisos o desorientados y atraerlos hacia la empresa de transporte que representan.

Los primeros no merecen el menor de los comentarios, pero los segundos, llaman la atención debido a su forma rápida de vocear su servicio. Prácticamente existe un código de mutuo respeto entre estos, que no se debe quebrar, sin embargo de vez en cuando existen algunos roces.

Chiperos, cambistas y demás yerbas

Existe una variada gama de servicios que son prestados por una infinidad de personas que invariablemente han hecho de esto su modo de vida. Desde los más conocidos, hasta los más insólitos que se le pueda a uno ocurrir. Eso sí, todos tienen en común lo sacrificado que resulta este trabajo y no siempre todo lo remunerativo que se pueda esperar.

El chipero suele aparecer con su destartalada motocicleta a las 4 de la madrugada, sin embargo ya hay clientes ansiosos esperándolo. Prepara todo para tenerlo pronto, a más tardar para las 4 y media, ya que recomienza el endemoniado movimiento de entrada y salida de ómnibus y pasajeros. Su precio está acorde al mercado y su producto, chipá y cocido con leche, es excelente.

Casi a la misma hora suele aparecer el llamado “delivery” paraguayo que brinda el servicio de alquiler de todos los elementos para mate o tereré y remedio a criterio del consumidor. Eso demuestra que, aunque no haya mucho trabajo, cuando se quiere, siempre se puede conseguir hacer algo.

Luego están los cambistas que se pasean nerviosamente por la entrada de la Terminal o bien esperando clientela, sentados en los largos bancos de madera que allí se encuentran, tereré de por medio. Los indígenas también tienen un puesto de venta dentro de la Terminal, a un costado de la entrada principal, debido a que su comportamiento no le trae problemas a los guardias, ni tampoco los crean.

Los vendedores de pasajes y los “activadores”

Ómnibus del primer mundo y chatarra con ruedas

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