Según me decía un viejo abogado, hoy ya retirado de la profesión, que la corrupción es uno de los peores males que puede llegar a contraer cualquier sociedad medianamente organizada.
Nadie sabe como comienza pero sus efectos son devastadores, ya que carcome hasta las bases mismas del tejido social, como lo haría cualquier tipo de cáncer.
Dicho de otra manera, menos complicada, que la corrupción es el uso indebido del poder que goza todo funcionario público, al buscar un beneficio económico, perjudicando no solo al Estado, sino a todos los ciudadanos del país en cuestión.
El uso de los recursos del Estado, obtenidos ilegalmente y la utilización del poder en beneficio propio, perjudica al pueblo especialmente en los sectores más pobres.
Porque la corrupción hace que los sectores más necesitados pierdan el acceso a servicios básicos como la salud, la vivienda, la educación, entre otros derechos adquiridos.
La corrupción erosiona la legitimidad de las instituciones, convirtiéndolas en frágiles y estimulando el abuso del poder, con lo cual se embiste contra la dignidad humana y finalmente se socava la gobernabilidad democrática del país.
Esta pequeña introducción ha servido para esclarecer los términos y unificar criterios, por lo tanto de ahora en más se puede seguir avanzado sobre terreno más firme. Todos los que apostaron a la candidatura del actual presidente, si bien no se han desilusionado del todo, pero si fuera hoy nuevamente el día de elecciones, no creo que mucha gente lo volvería a votar.
Una de las primeras promesas que Fernando Lugo hizo durante su campaña proselitista, fue la de desterrar para siempre, de nuestra tierra, la funesta figura de la corrupción.
No se me ocurriría jamás decir que intentó por todos los medios conocidos extirparla y ninguna de ellos dio en la tecla, pues mentiría de lleno, ya que no puedo medir cual es el poder ni la fuerza que tiene su “corruptómetro”.
Por expresa disposición del señor presidente, se le retiró gran parte de la publicidad de Itaipú, a los medios masivos de comunicación, con el fin de dirigir esa enorme masa de dinero hacia los numerosos proyectos sociales que por ese entonces se estaban diseñando. Un año después nos enteramos que la propaganda de esta hidroeléctrica trepó al doble, solo difundiendo que la actual gestión está en contra de la corrupción (¿?).
En todas las reparticiones públicas, el personal ha sido incrementado hasta términos ridículos; eso ha hecho que para el presupuesto del año entrante, se tenga que hacer grandes recortes en rubros tan descartables como educación y salud.
El mismo ministro de Educación, ha confesado que ante esa poda tan significativa, no le quedará más remedio que salir a mendigar, al exterior, los 75 millones de dólares que le han sacado, para poder terminar el ejercicio 2010 sin grandes sobresaltos.
Si el señor presidente es tan legalista como él mismo afirma serlo, ¿No está violando la Constitución al no velar por el 20 %, en el rubro educación, como indica nuestra Carta Magna? ¿Y qué ocurrirá con la salud de nuestros compatriotas durante el transcurrir del año venidero? Mientras tanto el despacho de la Primera Dama se lleva un millón de dólares más y los cientos de familiares de los Lugo Méndez, aun hasta los más lejanos, han ganado un interesante “soquete”.
El nepotismo es apenas una de las tantas caras con que cuenta la corrupción. Y volvemos a lo de siempre, si el 80 % del presupuesto nacional se va en salarios, que queda para caminos, nuevas escuelas, equipamiento y suministros para hospitales, mejoramiento del indigno sueldo de nuestra Policía Nacional, reemplazo de los cientos de puentes de madera que cada tanto ocasionan decenas de víctimas inocentes.
En fin para resumir, en este aspecto; la actual gestión del ex obispo Lugo, a casi 13 meses de su mandato, poco y nada ha avanzado en este punto; es más sin ser demasiado detallista se diría que este mal, que había sido jurado de muerte, sigue en nuestro país, gozando de muy buena salud.
Y para que puedan sonreír entre tantos sinsabores, les ofrezco uno de los tantos chistes que circulan por la red, y que tienen mucho que ver con el tema.
Un hombre muere y va derechito al infierno. Allí descubre que existe un infierno para cada país. Va primero al infierno alemán y pregunta:
-- Y ¿Que te hacen acá?:
Una voz le contesta; acá primero te ponen frente a un foco de luz por una hora, luego en la silla eléctrica por otra hora, luego te acuestan en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.
Al personaje no le gustó para nada lo que le han contado y se va a ver en que consistían los otros infiernos. Tanto el infierno estadounidense como el ruso y el resto de los infiernos de las distintas naciones hacían exactamente lo mismo; entonces, ve que en el infierno paraguayo hay muchísima gente esperando poder entrar. Intrigado, pregunta al último de la fila:
Aquí te ponen frente a un foco por una hora, en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo paraguayo y te da latigazos.
-- Pero es exactamente igual a los otros infiernos, y ¿por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?...
-- Porque acá nunca hay luz, por lo tanto la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron y el diablo paraguayo viene, firma y se va. !!! Viva Paraguay!!!
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