Existen hechos y noticias que resultan bastante insólitas y hasta se podría decir ridículas, como aquella vez que del seno de la misma Junta Municipal de Ciudad del Este, salió una resolución que por desgracia dio la vuelta al mundo y nos convirtió en un verdadero hazmerreir de todos aquellos que se enteraron de esta tan grotesca y torpe medida emanada.
Esto se produce como una equivocada respuesta surgida a raíz de las acciones tomadas por los integrantes del Mercosur y Unasur, al tomar la resolución de suspender a Paraguay como miembro activo de dichos grupos.
Un cierto espíritu de rabia e indignación se apoderó de nuestros compatriotas al conocer tan injusta toma de decisión por parte de estos dos organismos supranacionales, y que tiene mucho de intromisión dentro de la política interna nacional.
Esto ha generado una espontánea y generalizada sed de desquite en el pueblo paraguayo, hacia algunos de los países integrantes que se decían ser nuestros verdaderos hermanos y amigos pero que llegada la hora de la verdad, nos han dejado totalmente solos, pero contra lo que todos piensen, no estamos de ninguna manera aislados.
Si bien en un primer momento la noticia fue realmente impactante, ya que nadie pensó jamás que se llegara a tal punto, una vez ya salido de la sorpresa inicial, se comenzó a barajar diversas alternativas posibles para poder exportar todos nuestros productos, a fin de abrir el mercado y salir en realidad al mundo, cosa que no siempre la reglas del Mercosur así lo permitían.
Se pensó, a manera de punición, en dejar de comprar la mayoría de los productos que solemos obtener de nuestros vecinos más cercanos, reemplazándolos por similares calidades y características, pero de otras latitudes mucho más lejanas. La suerte que tiene nuestro país es que es un gran productor de alimentos y materias primas y eso hace que garantice siempre tener algunos buenos clientes.
Los parlamentarios paraguayos declararon persona no grata al controvertido canciller venezolano, vicepresidente hoy en día, luego de enterarse de aquella famosa reunión con los militares, en la cual se los habría arengado y prevenido de las terribles consecuencias que podría sufrir el país si es que Federico Franco era ungido como nuevo presidente.
Pero fue la sorpresiva entrada por la ventana de Venezuela, a pesar de la resistencia de nuestro país a su integración, lo que más ha molestado sobremanera a nuestros compatriotas, cosa bastante lógica ya que estos son los mismos vicios con lo que nuestros vecinos nos acusan, la de no conceder demasiado tiempo para la defensa de los cargos a Fernando Lugo; la cometieron ellos al contrariar nuestra postura, ni darnos la menor oportunidad que nos defendamos.
Tiempo después Chávez mediante una grotesca argucia legal produce un autogolpe de mucho peor calibre y envergadura que aquel juicio político realizado en contra de Fernando Lugo y tan criticado por él y todos sus socios de izquierda.
Estos mismos que traicioneramente, aprovecharon la triste oportunidad en que nos encontrábamos en una coyuntura demasiado puntual y delicada por la que estábamos atravesando para mostrar realmente sus verdaderas intenciones.
Estos son los verdaderos antecedentes del caso que nos convoca en esta ocasión y que también de un hecho que mueve más a risa que a la indignación, cuando la mayoría de los integrantes de la Junta Municipal de Ciudad del Este decidió retirar la emblemática estatua del prócer venezolano Simón Bolívar, situada frente mismo al Shopping Corazón.
El pedido fue hecho a instancias del concejal Nery Jara, quien a modo de necia venganza, argumentó simplemente que lo había decidido a raíz del insostenible atropello a la soberanía paraguaya e intromisión en las drásticas decisiones tomadas contra nuestro país por el encubierto tirano Hugo Chávez.
Lo más llamativo de este triste caso no es que el concejal Nery Jara haya presentado tan ridícula propuesta, porque podría ser que quizás este haya pecado por un excesivo sentido de mal entendido patriotismo, sino que a ninguno de los otros colegas de la comuna pusieran sobre el tapete cierta pizca de mesura.
Eso sin contar que conocieran aunque sea un poco de historia hispanoamericana como para saber que de ninguna manera Venezuela no es Chávez y que tarde o temprano, este ridículo villano sudamericano dejará el poder, pero Simón Bolívar es su héroe máximo y de ninguna manera merece que se le haga una inmerecida afrenta de este tipo.
Pero para agravar las cosas, esto no quedó ahí, también se hizo la propuesta de cambiarle el nombre a la calle Venezuela, pero de la ciudad de Asunción. Hay que reconocer, con una mano en el corazón que con tal ignorancia se hace muy difícil progresar.
Pero esto no queda por acá, también este mismo órgano legislativo en otras épocas permitió que existiera una calle con el nombre de Gral. Amancio Pampliega, que si bien fue un verdadero héroe militar, en tiempos de guerra, también llegó a ser un golpista en la etapa de paz dentro de nuestra turbulenta historia.
Otro caso de total injusticia por cambio de nombre de calle fue el de colocar Luis María Argaña a la avenida José Gaspar Rodríguez de Francia. Un cambio que desmerece al Supremo, a manos de un político controvertido que no merecería tal honor o al menos en ese lugar. Muchas otras calles de Ciudad del Este llevan el nombre de concejales oportunistas que el único merito que han tenido fue el de morir dentro del cumplimiento de sus funciones. Y nada más.
Ahora llega el colmo de querer cambiar el nombre de una de las avenidas más emblemáticas de Ciudad del Este por el del mucho más polémico y discutido ex general Lino Cesar Oviedo. Esta grotesca acción demostraría el poco juicio que nuestros funcionarios municipales tienen y cuan tiránica es su forma de actuar que el consenso popular en su contra no cuenta.
Y si bien ahora les toca a la Junta Municipal y a la señora intendente de nuestra ciudad, poner un alto con poco de cordura en todo estos asuntos. Sería importante que los concejales de Ciudad del Este se dejaran de echarla la culpa a las estatuas y calles en vez de cumplir con las verdaderas funciones para la cuales fueron electos, pero sin burlarse de los votantes.
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