viernes, 26 de julio de 2013

LOS SUPERHÉROES TIENEN PIES DE BARRO

Cuando les cuento a mis alumnos como se desarrolló mi infancia, no pueden comprender como se podía vivir sin la parafernalia que nos otorga la actual tecnología. En mi época no existía Internet, ni juegos electrónicos, ni los DVD ni los celulares, ni los iPod, y ni siquiera imaginábamos que las computadoras absorberían buena parte de nuestro tiempo diario.

No existía la gran variedad de opciones que ahora se les ofrecen a los jóvenes. Solo estaba la posibilidad de jugar al futbol, mirar un poco la televisión en blanco y negro y por supuesto la lectura de una variada gama de historietas como la de algún libro de cuentos, de los llamados clásicos.


Ahora bien, siempre me indignó escuchar que hablan que la juventud actual se encuentra totalmente perdida, que es irresponsable, que gasta el tiempo miserablemente o que perdió todos los valores éticos y morales. 

Tengo un amplio y estrecho contacto con los jóvenes. Primero por ser bastante sociable, segundo por mi sentido del humor, tercero hablar un lenguaje similar al de ellos y cuarto sentirme espiritualmente como un joven más, pero con una  adolescencia prolongada.

Quizás por eso puedo afirmar que siempre fue así, en mayor o menor medida, teniendo en cuenta que la población aumentó considerablemente y que las condiciones económicas han variado, ya que en otras épocas, con que trabajara el padre se podía sustentar un hogar, hoy en día, hasta el perro y el bebe de la familia deben contribuir a llenar la olla.  

Los héroes juveniles de hoy tienen tanta violencia como los de épocas pasadas e incluso más. La psicología que no estaba tan desarrollada como ahora, terminó de contaminar y cuestionar temas hasta ese momento jamás tenidas en cuenta, cosas que serian evaluada como herejía, en aquel entonces. 

Como el Pato Donald, que según los profesionales modernos, es un histérico personaje, que por lo general es violento y vengativo. No es sociable ni con sus sobrinos ni con su eterna novia Daisy.

Si seguimos este mismo razonamiento, tan torcido y rebuscado nos encontraríamos con personajes conocidos cuya verdadera personalidad en vez de inspirarnos a seguir sus acciones intrépidas y justicieras, nos encontraríamos de golpe y porrazo con seres tétricos y totalmente  plagados de oscuras intenciones.

He podido confeccionar una breve pero ilustrativa lista de los personajes que poblaron mi niñez y una buena parte de mi adolescencia, como la de millones de personas en todo el mundo. Tampoco podría de ninguna manera reprochar nada a mis padres por el hecho de haberme sugerido tal lectura. Y si llego a tener algún trauma o complejo, les aseguro que no es por haber abusado de su lectura.

Pinocho era un muñeco de madera demasiado mentiroso, nada obediente y propenso a gozar con el sufrimiento de su padre adoptivo, un oscuro carpintero llamado Gepetto. Sus sueños delirantes ponen en serio peligro la salud del pobre anciano, en reiteradas oportunidades.

Cenicienta acostumbrada al trabajo forzado, encandila con su belleza a un príncipe y se mete en una fiesta sin ser invitada, baila como una loca, hasta que desaparece sin dejar rastros. Su ideología es sospechosa tanto como la de sus secuaces, una hada madrina y un chofer sin permiso de conducir. Regresa a su casa a medianoche, contradiciendo a su madrastra.

  • Tarzán andaba siempre corriendo desnudo, y junto con una cómplice, la mona Chita, secuestran a una mujer, Jane, a la que retienen en contra de su voluntad, no se sabe si este salvaje es un violador, ya que nadie lo denuncia como tal sin embargo da signo de querer saciar sus bajos instintos, bajo la apariencia de ciertos juegos sospechosos. 
Blancanieves era sin lugar a dudas una niña altamente promiscua ya que ella vivía en la misma casa con siete hombres de baja estatura. Nunca trascendieron sus relaciones interpersonales pero en el bosque siempre se la tenía como ejemplo de mujercita fácil.

  • Aladino era un astuto ladrón callejero, nada apegado al trabajo honrado. Por lo que si no conseguía lo que deseaba con el robo, lo obtenía estafando a un incauto. Luego la suerte le cambiaría. solo que sus crímenes hasta la fecha no han caducado.

  • Batman era un hombre que ocultaba su identidad bajo una máscara, conducía su vehículo por la ciudad a 200 km/h, causa muchos destrozos y se considera muy por encima de la ley, a la que viola constantemente.

  • La Bella Durmiente era en realidad una verdadera haragana ya que dormía todo el día, con la infantil excusa que se había atragantado con una manzana. Estaba encaprichada como toda niña adolescente con encontrar su príncipe azul. Siendo esta la causa que no madurara interiormente como mujer.
  • Popeye era un fumador empedernido que contaminaba el espacio de los demás, y que siempre consumía cierta hierba energizante muy sospechosa. Acosaba a una tal Olivia que a su vez coqueteaba con un rufián llamado Brutus.
  • Caperucita Roja no solo era una hija  desobediente, sino que nunca quedó aclarado lo sucedido en el bosque con el lobo ni su grado de participación del asesinato del mismo a cargo de la abuelita. La acusación de muerte en defensa propia siempre quedo en duda ya que el arma blanca tenía borradas las huellas digitales.
  • Juan y las habichuelas mágicas era un asesino infantil demasiado ambicioso, que invade el castillo de un pobre gigante y le roba una gansa que pone huevos de oro, luego lo mata solo por querer recuperar su propiedad.  
  • Ricitos de oro, es una niña maleducada que invade la casa de una familia de osos, come toda su comida y usa sin permiso sus camas. Todo con la excusa que se encontraba perdida.
Es muy probable que a usted le haya causado mucha gracia estas conclusiones hechas por algunos sesudos psicólogos, sin embargo creo firmemente que han hilado demasiado fino al sacar conclusiones demasiado osadas sobre cosas que en nuestra infancia nos divertía y nos despertaba la imaginación.  Hoy en día estas mismas cosas los profesionales opinan que son aberrantes. ¿Quién lo diría?


1 comentario:

  1. Yo creo píamente que debido a la lectura compulsiva de todos esos cuentos e historietas tengo la mala costumbre de creer aún en los seres humanos...
    Estoy segura que un poco de fantasía nunca me hizo mal...
    Sonrío más que la gente "normal" y nunca me hizo daño eso, ni a mi, ni a los demás...

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