Cuando les cuento a
mis alumnos como se desarrolló mi infancia, no pueden comprender como se podía
vivir sin la parafernalia que nos otorga la actual tecnología. En mi época no
existía Internet, ni juegos electrónicos, ni los DVD ni los celulares, ni los
iPod, y ni siquiera imaginábamos que las computadoras absorberían buena parte
de nuestro tiempo diario.
No existía la gran
variedad de opciones que ahora se les ofrecen a los jóvenes. Solo estaba la
posibilidad de jugar al futbol, mirar un poco la televisión en blanco y negro y
por supuesto la lectura de una variada gama de historietas como la de algún
libro de cuentos, de los llamados clásicos.
Ahora bien, siempre
me indignó escuchar que hablan que la juventud actual se encuentra totalmente
perdida, que es irresponsable, que gasta el tiempo miserablemente o que perdió
todos los valores éticos y morales.
Tengo un amplio y estrecho contacto con los
jóvenes. Primero por ser bastante sociable, segundo por mi sentido del humor,
tercero hablar un lenguaje similar al de ellos y cuarto sentirme
espiritualmente como un joven más, pero con una
adolescencia prolongada.
Quizás por eso puedo
afirmar que siempre fue así, en mayor o menor medida, teniendo en cuenta que la
población aumentó considerablemente y que las condiciones económicas han
variado, ya que en otras épocas, con que trabajara el padre se podía sustentar
un hogar, hoy en día, hasta el perro y el bebe de la familia deben contribuir a
llenar la olla.
Los héroes juveniles
de hoy tienen tanta violencia como los de épocas pasadas e incluso más. La
psicología que no estaba tan desarrollada como ahora, terminó de contaminar y
cuestionar temas hasta ese momento jamás tenidas en cuenta, cosas que serian
evaluada como herejía, en aquel entonces.
Como el Pato Donald, que según los
profesionales modernos, es un histérico personaje, que por lo general es
violento y vengativo. No es sociable ni con sus sobrinos ni con su eterna novia
Daisy.
Si seguimos este mismo
razonamiento, tan torcido y rebuscado nos encontraríamos con personajes
conocidos cuya verdadera personalidad en vez de inspirarnos a seguir sus
acciones intrépidas y justicieras, nos encontraríamos de golpe y porrazo con
seres tétricos y totalmente plagados de
oscuras intenciones.
He podido
confeccionar una breve pero ilustrativa lista de los personajes que poblaron mi
niñez y una buena parte de mi adolescencia, como la de millones de personas en
todo el mundo. Tampoco podría de ninguna manera reprochar nada a mis padres por
el hecho de haberme sugerido tal lectura. Y si llego a tener algún trauma o
complejo, les aseguro que no es por haber abusado de su lectura.
Pinocho era un muñeco
de madera demasiado mentiroso, nada obediente y propenso a gozar con el
sufrimiento de su padre adoptivo, un oscuro carpintero llamado Gepetto.
Sus sueños delirantes ponen en serio peligro la salud del pobre anciano,
en reiteradas oportunidades.
Cenicienta acostumbrada al
trabajo forzado, encandila con su belleza a un príncipe y se mete en una
fiesta sin ser invitada, baila como una loca, hasta que desaparece sin
dejar rastros. Su ideología es sospechosa tanto como la de sus secuaces,
una hada madrina y un chofer sin permiso de conducir. Regresa a su casa a
medianoche, contradiciendo a su madrastra.
- Tarzán andaba siempre corriendo desnudo, y junto con una cómplice, la mona Chita, secuestran a una mujer, Jane, a la que retienen en contra de su voluntad, no se sabe si este salvaje es un violador, ya que nadie lo denuncia como tal sin embargo da signo de querer saciar sus bajos instintos, bajo la apariencia de ciertos juegos sospechosos.
Blancanieves era sin lugar a
dudas una niña altamente promiscua ya que ella vivía en la misma casa con
siete hombres de baja estatura. Nunca trascendieron sus relaciones
interpersonales pero en el bosque siempre se la tenía como ejemplo de
mujercita fácil.
- Aladino era un astuto
ladrón callejero, nada apegado al trabajo honrado. Por lo que si no
conseguía lo que deseaba con el robo, lo obtenía estafando a un incauto.
Luego la suerte le cambiaría. solo que sus crímenes hasta la fecha no han
caducado.
- Batman era un hombre
que ocultaba su identidad bajo una máscara, conducía su vehículo por la
ciudad a 200 km/h, causa muchos destrozos y se considera muy por encima de
la ley, a la que viola constantemente.
- La Bella
Durmiente
era en realidad una verdadera haragana ya que dormía todo el día, con la
infantil excusa que se había atragantado con una manzana. Estaba
encaprichada como toda niña adolescente con encontrar su príncipe azul.
Siendo esta la causa que no madurara interiormente como mujer.
- Popeye era un fumador
empedernido que contaminaba el espacio de los demás, y que siempre
consumía cierta hierba energizante muy sospechosa. Acosaba a una tal
Olivia que a su vez coqueteaba con un rufián llamado Brutus.
- Caperucita Roja no solo era una
hija desobediente, sino que nunca
quedó aclarado lo sucedido en el bosque con el lobo ni su grado de
participación del asesinato del mismo a cargo de la abuelita. La acusación
de muerte en defensa propia siempre quedo en duda ya que el arma blanca
tenía borradas las huellas digitales.
- Juan y las habichuelas mágicas era un asesino
infantil demasiado ambicioso, que invade el castillo de un pobre gigante y
le roba una gansa que pone huevos de oro, luego lo mata solo por querer
recuperar su propiedad.
- Ricitos de oro, es una niña
maleducada que invade la casa de una familia de osos, come toda su comida
y usa sin permiso sus camas. Todo con la excusa que se encontraba perdida.
Es muy probable que a
usted le haya causado mucha gracia estas conclusiones hechas por algunos
sesudos psicólogos, sin embargo creo firmemente que han hilado demasiado fino
al sacar conclusiones demasiado osadas sobre cosas que en nuestra infancia nos
divertía y nos despertaba la imaginación.
Hoy en día estas mismas cosas los profesionales opinan que son
aberrantes. ¿Quién lo diría?
Yo creo píamente que debido a la lectura compulsiva de todos esos cuentos e historietas tengo la mala costumbre de creer aún en los seres humanos...
ResponderBorrarEstoy segura que un poco de fantasía nunca me hizo mal...
Sonrío más que la gente "normal" y nunca me hizo daño eso, ni a mi, ni a los demás...