La primera y fundamental obligación que tiene todo Estado para con los ciudadanos, es la de garantizar plenamente el ejercicio de los Derechos Humanos en cualquier punto geográfico de una Nación. Esto, desde ya que incluye educación, salud, seguridad, alimentación, discriminación, e igualdad de oportunidades, entre otras cosas.
Esto debería regir solo para todas aquellas personas honestas, trabajadoras y sacrificadas de cualquier país. Sin embargo son los mismos delincuentes quienes irónicamente apelan tanto al cumplimiento de los Derechos Humanos como al Estado de Derecho. Realmente un verdadero contrasentido.