Desde el albor mismo de la humanidad, el hombre ha sentido una enorme curiosidad por tratar de entender la intrincada y hasta escalofriante lógica femenina. Ese raro misterio ha logrado trasponer cientos de generaciones y aún así, ni con el mero paso del tiempo ha podido resolver este intrincado enigma.
Es innegable que durante los últimos doce mil años, tanto el hombre como la mujer han tratado de resolver la gran diferencia que existe entre ambos sexos. Pero recién hace 120 que las cosas comenzaron a cambiar.
La mujer que nunca había tenido protagonismo, a no ser por hechos individuales, comenzaron a dejar su rol de cocinera, lavandera, ama de casa y dócil amante, para salir no a competir con el hombre, pero si a ocupar el sitial que le corresponde.
Hasta no hace mucho tiempo, todavía perduraba en muchos países, la inhumana costumbre de no permitirle a la mujer que votase, ni estudiar fuera de casa, ni conducir un vehículo, elegir a su futuro esposo, e incluso ni siquiera ir sola a caminar, por la misma vereda de su casa.
E incluso liberarse del ridículo uso de taparse totalmente la cabeza, dejando ver solo apenas los ojos.
También se puede reconocer con total desagrado, que a través de toda la historia de la humanidad, las mujeres siempre han sido tratadas como un subgénero, pateadas, golpeadas, vejadas moral, física y espiritualmente, sin embargo nunca ella dejó de luchar por ocupar el lugar que le correspondía dentro de la sociedad.
Que es, no atrás del hombre, si no a su lado. Tanto en la lucha armada en Bosnia, Siria y en las luchas fratricidas en África, se la ha utilizado a la violación como arma de guerra.
Y a pesar que desde la Segunda Guerra Mundial, el status de la mujer fue achicando la enorme brecha, creada por el mismo varón, aún existen bolsones de brutalidad contra la mujer, muy bien focalizados.
Uno de ellos es el norte de África, donde a pesar de las severas prohibiciones, las poblaciones saharianas continúan con la ablación del clítoris, utilizando simplemente una hojita de afeitar.
Por otro lado tenemos que en los países musulmanes, pero solo en los llamados fundamentalistas, el valor de la mujer es menos importante que la de un camello. Ellas son propiedad del padre y luego del marido.
En caso que se divorcie, volverá a ser del padre o del hermano mayor en caso que el primero estuviera muerto. Hay gravísimos antecedentes que la violencia familiar en estos países son totalmente desoías por la justicia.
Incluso cuando la mujer es muerta a golpes por el marido o derramado ácido en la cara, ante una simple y muy remota sospecha de infidelidad. Sus hijos no le pertenecen a ella si no al padre, por lo que los juicios por custodia, no existen. Eso se ha visto mucho con las mujeres paraguayas casadas con musulmanes y que los padres los sacan del país furtivamente.
A esos niños jamás se les permitirá volver a nuestro país, sencillamente porque la justicia islámica no lo contempla.
Como si faltara poco, existen noticias escalofriantes que nos cuentan que en la China continental, apenas conocido el resultado del sexo tras una ecografía, en caso de ser mujer, se procede directo al aborto.
Pero sacando estos perturbadores casos extremos, aún continúa, en todo el mundo, la violencia familiar y el femicidio, una manía mórbida que es casi imposible de erradicar. Pero lo más triste del caso, es que las estadísticas nos dicen que los golpes y el maltrato psicológico van en aumento. Pero a pesar de todo, las cosas han cambiado.
La mujer está ocupando cargos que hace no mucho tiempo atrás, eran realmente impensados, pero no por desmerecimiento de su capacidad, si no por un simple acto de prejuicio. Y lo hace en un sinnúmero de actividades que abarca desde el cargo presidencial hasta los tradicionalmente aceptados por la sociedad como el de ama de casa.
Lo mismo ha ocurrido en Paraguay, solo que los cambios han sido mucho más lentos que en otros lugares del planeta. Por dos motivos fundamentales: la poca preparación que tenían las mujeres para asumir cargos de responsabilidad y el machismo conservador del varón nativo que le impedía tal cosa.
Hoy en día, la mujer va en camino de obtener lo primero, eso se ve en las facultades, la cantidad de uno y otro género.
Y una violenta desaceleración del machismo al aceptar, sin grandes dramas, que la presidente del partido mayoritario del Paraguay, posea dos ovarios, en vez de otra cosa, sería lo segundo.
Por otra parte, el Parlamento, desde el golpe del 89 a esta parte, tenga más mujeres en cada renovación de legisladores.
Sin embargo, no quería referirme ni al menoscabo, ni al prejuicio y ni siquiera al abuso.
Ya que por gravedad, la mujer ha probado que está capacitada para ocupar los lugares que se ha ganado con su propio esfuerzo, mientras el hombre intenta superar este hecho.
Pero lo que no ha podido, hasta el momento, es entender a cualquier mujer en sus razonamientos poco coherentes que siempre tiende a confundirlo y sorprendido ante tan poca cordura.
En vez de construir puentes de comunicación con el hombre, ellas colocan barricadas que lo impiden. En vez de usar un canal de diálogo lineal, la mujer utiliza una vía en zigzag. Un ejemplo muy claro de esto es, dígale a una mujer mil veces que es bonita y no se lo creerá, pero solo una vez que es fea y no lo olvidará por el resto de su vida.
Cuando una mujer te diga que eres un idiota, despreocúpate, es simplemente porque le gustas. Si un hombre y una mujer entran a un supermercado con dos carritos, se verá que al salir, la mujer tendrá más artículos de limpieza que comida y el hombre habrá llenado más de la mitad con cerveza.
La mujer nunca dice lo que piensa, solo cuenta una parte. Cuando llora no se sabe si es por tristeza o por alegría. Jamás se le debe criticar su nuevo corte de cabello, su peso, su nuevo vestido, alguna nueva arruga o el color elegido para teñirse.
Cualquiera de estos ítems contrariados puede ocasionarles una grave depresión y un creciente mal humor.
Temas fundamentales para ellas e insignificantes para nosotros. Lo que demuestra que su lógica no funciona como nuestra capacidad para tolerarlas… a veces. Más sus recursos son infinitos.
No todos lo hombres tienen una idea medianamente adecuada de la mujer,para ello hace falta un interés complejo,y casi todos los intereses que el hombre experimenta hacia la mujer son demasiados simples.( Simone de Beauvoir )
ResponderBorrarLa mayoría de las cosas que he leído en esta publicación me resulta coherente,digo esto porque tengo hermanas de la cantidad de los dedos de una mano y podría asegurar que la mayoría de las cosas concuerda. Pero los hombres también tenemos defectos y por ésta razón es un tema muy parejo.
ResponderBorrarDesde hace tiempo vengo estudiando el tema de la moda femenina y este tema, en particular, es uno de los que mayor atención me ha requerido. El documental me parece muy preciso a la hora de poner en evidencia semejante incoherencia...
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