martes, 5 de noviembre de 2013

LAS MAMAS QUE NO TIENEN INFANCIA

El embarazo preadolescente es algo tan antiguo como la humanidad misma, ya que existe testimonios en todas las culturas y civilizaciones. Incluso en La Biblia se citan algunos hechos de este tipo. 

El tema es que, en este punto existe una clara diferencia entre los animales y los seres humanos racionales. Y eso sin tener en cuenta los cuestionamientos éticos, religiosos, morales o jurídicos. 

El continente que tiene actualmente la tasa de embarazos de preadolescentes más alta es África, siguiéndole a no mucha distancia por Latinoamérica, siendo Nicaragua, Honduras, Guatemala, Venezuela, República Dominicana y Ecuador, quienes ostentan los índices más altos de la región. 

Estamos hablando de madres comprendidas entre los 9 y 15 años de edad. 

Son muchas las causas a las que se le puede atribuir a este fenómeno cada vez más frecuente en los medios de comunicación y hospitales. 

Una de ellas es el poco diálogo que existe entre padres e hijos, ya que los primeros se niegan a suministrarles información sexual por considerarlo tabú o bien el tema los intimida. Otro punto negativo son las malas compañías que los niños pueden frecuentar y que los padres no lo saben o no les interesa. 

Pero la verdadera causa del embarazo preadolescente es la violencia sexual, demostrándose que el 55 % de aquellos tienen su origen en las violaciones. Lo más preocupante del caso es que muchas de las menores de edad son ultrajadas por sus familiares más cercanos. 

En 2012, del total de mujeres sudamericanas que fueron víctimas de violaciones, un 75% fueron niñas y adolescentes menores de 20 años y un 16% de menores de 12 años. 

Otro de los grandes problemas que más preocupa, es por supuesto, la alta mortalidad de las mujeres menores de edad gestantes, a pesar que el 97 % de todos los partos son realizados en hospitales del Estado. 

Todos los datos que aquí se registran, fueron provistos por entidades responsables como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). 

Las mujeres paraguayas comienzan su etapa sexual a una edad bien temprana: el 10,2% de las adolescentes entre 15 y 19 años y el 45,5 por ciento de las jóvenes de 20 a 24 años ya han tenido al menos un embarazo. 

Paraguay registra una tasa muy alta de fecundidad adolescente, con 68 nacimientos por cada 1.000 mujeres, según datos de 2012. 

Hay que hacer la salvedad, que la principal causa de muerte de jovencitas entre 10 y 20 años, según datos fidedignos, es el suicidio. 

Y ello se debería fundamentalmente a que a esa edad, las jóvenes no tienen una personalidad definida, ya que es el período más delicado de sus vidas, porque es la etapa de aprendizaje y formación del carácter. Mucho tiene que ver en esto, la toma de los modelos en los que ellas desean reflejarse. 

Según la doctora Norah Monteiro asesora de UNFRA, "La edad de la menarquía (primera menstruación) en Paraguay es alrededor de los 12 años y la madurez del sistema reproductor no se da hasta, por lo menos, dos o tres años después", indicó la experta. 

Esto nos indica claramente que el cuerpo de la jovencita puede engendrar mucho antes, que estar preparada mentalmente. Ese desfasaje hace que la niña se angustie y actúe por instinto y no por razonamiento. 

La doctora puertorriqueña Monteiro asegura que "aunque no se hayan iniciado las reglas periódicas, la niña tiene óvulos en los ovarios desde que nace y que cuando el sistema empiece a funcionar cíclicamente, irán madurando. 

Es posible que haya tenido una ovulación que coincida con el coito fecundante", explicó la médica, agregando que puede tratarse de "un caso excepcional", de una patología llamada pubertad precoz. 

"Para que una mujer quede embarazada, su sistema reproductivo tiene que estar maduro. A los 10 años, hay muy pocas niñas que tengan la regla y las que la tienen, es porque han desarrollado una pubertad precoz", terminó diciendo la asesora. 

Existe un gran peligro a esa edad, pero no sólo desde la función fisiológica sino en la faz psicológica. Ya que puede generar algunas secuelas muy difíciles de revertir. 

Es entendible que a esa edad, canjear a las muñecas por un bebé de carne y hueso con toda la responsabilidad que eso conlleva, es evidente que tiene que producir grandes desajustes hormonales y mentales. 

Tampoco se ha completado el desarrollo ni muscular ni óseo y la gravidez a esa edad, generalmente determina la interrupción del crecimiento de la niña. También muchas veces pueden desencadenar problemas de hipertensión y diabetes. 

El riesgo del embarazo adolescente se vuelve peligroso cuando a las niñas se les niega información y el acceso a programas sociales para entender las consecuencias del sexo sin protección y el poder de decir no. 

Es más fácil repartirles anticonceptivos a escondidas mientras el problema es barrido bajo la alfombra. Porque las estadísticas elevadas en este aspecto dan a entender lo poco que al gobierno local le importa su gente. 

Para enfrentar este gravísimo problema, no puede ser encarado de manera unilateral. Porque si los padres no asumen un verdadero compromiso con sus hijos, incluyendo conocer todas sus amistades y mantener con ellas un diálogo suficientemente fluido, seguro que continuaran existiendo una gran cantidad de preadolescentes que se vuelvan madres de un día para otro y sin desearlo. 

Por otra parte, si el Gobierno no desarrolla una política de Estado que contemple urgentes líneas de capacitación, alimentación y trabajo, para los padres, no se podrá cortar la vigencia de este destructivo círculo vicioso. 

También es muy necesario que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), desarrolle un programa laico de Educación Sexual pero adecuado, por supuesto, a la edad del escolar en cuestión. 

Sin embargo la realidad nos dirá que esta pandemia jamás se terminará, pero si se reduce a la mínima expresión, evitaremos muchas niñas estériles o con problemas psicológicos serios, cuando no muertas por complicaciones, en la mesa de operación. 

No permitamos que las niñas sean mamás antes de tiempo y pierdan para siempre su derecho a tener una infancia como los demás niños. 

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