jueves, 4 de septiembre de 2014

QUIEN ABUSE DE UN MENOR, NO MERECE VIVIR

Muchos amigos, muy cercanos, se enojan conmigo, cuando toco el sensible tema de la pena de muerte, sin embargo yo la justifico en casos muy puntuales, especialmente en aquellos crímenes hediondos, donde no exista, una pizca de piedad, en la actuación del asesino. 

En el curso de estos últimos meses, he leído una cantidad escalofriantes de noticias sobre el abuso infantil

Aún me es totalmente imposible creer que exista tanta maldad y sangre fría en el corazón de cualquier ser humano. Y esa sensación de amargura y desazón se acentúa, en el caso que la actora principal sea una madre. 

Hechos aberrantes que en realidad, a mi modesto juicio, no tienen siquiera el perdón de Dios, en el cielo y mucho menos la disculpa del hombre, aquí en la Tierra. 

Un padre que mete a una beba, de muy pocos meses, dentro de un lavarropas en funcionamiento. 

Una mujer que sumerge completamente a una criatura de dos años, en un profundo pozo de agua. 

Una madre pre-adolescente que introduce a una beba recién nacida, en un “tatakua” encendido (horno de barro). En este caso fue el olor a carne quemada lo que alertó a los vecinos, que enseguida dieron parte a la comisaría local. 

Estos son algunos de los cientos de tristes casos, pero que ya sirven como una pequeña muestra, de los horrores que suceden en el día a día. 

También sería un verdadero error pensar que esto se manifiesta solo en las clases sociales menos favorecidas, ya que se ha detectado muchas situaciones iguales o peores en las capas sociales más altas. 

Ahora bien, se llama abuso infantil a cualquier acción, ya sea física, emocional y sexual o también al olvido no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores y que le ocasione un daño físico o psicológico, que amenace de una manera u otra su desarrollo en aquellos dos sentidos. 

Existen seis maneras distintas de abusar a un menor. 

Se pueden distinguir básicamente, seis tipos distintos de abuso infantil. El abuso físico, con golpes de toda índole siendo los moretones y las fracturas, los tristes recuerdos de esta infame modalidad. 

El abuso sexual cuando los niños son vejados tanto en un acto privado como comercial. La pornografía también se encuadra dentro de esta denigrante categoría. 

El abuso psicológico es el maltrato que ejerce una persona sobre un menor con amenazas, actitudes y palabras humillantes. 

A esto se le puede sumar el aislamiento y la descalificación personal que corroerá lentamente la autoestima de la víctima. 

El abandono físico es una situación en que no son atendidas las necesidades mínimas de un menor por parte de un adulto responsable de él. Pueden ser alimentos, vestimenta, condiciones higiénicas o atención por parte de un profesional de la medicina. 

El abandono emocional es la falta total o parcial de todo tipo de afecto que todo infante requiere. Eso con el tiempo creará cierto resentimiento, aunque el niño reciba todo lo material. 

Se llama abandono institucional cuando las distintas dependencias estatales, que deberían velar por el menor, incurren en graves faltas u omisiones o bien son inadecuadas e insuficientes para resolver las distintas carencias que el niño necesita. 

El abuso infantil es un muy grave problema a nivel mundial con serias consecuencias y que pueden llegar a entorpecer el normal desarrollo emotivo de una persona. 

Casi un 25 % de las mujeres y un 10 a un 15 % de los hombres declararon haber sufrido algún tipo de abuso sexual, durante la infancia, y un 35 % de las personas encuestadas, de ambos sexos, cuentan sobre maltratos físicos cuando eran niños. 

Entre las consecuencias más graves del abuso infantil se encuentran los problemas de salud física y mental que son por lo general, arrastrados durante toda la vida. Siendo una cifra casi ínfima los que logran sobreponerse a todo ese terrible infierno, vivido durante la niñez. 

También debe tenerse muy en cuenta sus efectos sociales y laborales, ya que la reinserción de los abusados será muy lenta y eso retrasará su desarrollo económico, si es que lo logra. 

Muchos no han tomado real conciencia de la magnitud del gran problema que esto representa. 

Según cifras oficiales de las Naciones Unidas y de la Unesco, se calcula que cada año mueren por homicidio 1, 5 millones de niños menores de 15 años. 

Esta cifra no incluye otro tanto de suicidios, ya que los menores, en su desesperación por escaparse de sus angustias y obtener un poco de paz, optan por la única vía que ellos conocen. 

En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, los niños son llevados a la fuerza, para ser entrenados como soldados y muchas veces son violados por los mismos adultos que los han sacado de sus hogares. 

Mientras que las niñas son vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su propia comunidad e incluso de los trabajadores de la asistencia humanitaria, entre otros. 

Una respuesta que nos da la Organización Mundial de la Salud (OMS) a sus múltiples causas, es que muchos adultos usan la violencia para castigar o enseñar disciplina a los niños. La mayoría son familiares o niñeras, los que llevan a cabo estos malos tratos.

Al hacerlos culpables, los niños sobrellevan esta situación creyendo que eso es normal y lo disimulan como pueden de los extraños. 

Debido a una cuestión religiosa, cultural y tradicional, muchos países tienen ciertas prácticas que atentan contra el bienestar físico y mental de los niños. El castigo cultural, como la mutilación genital femenina y los trabajos domésticos infantiles, forman parte de esa costumbre tradicional. 

A pesar que son países que han firmado tratados internacionales que condenan los abusos infantiles, se siguen permitiendo estas prácticas. 

De hecho, los gobiernos no las consideran perjudiciales, por ello, no intentan crear medidas para aumentar la concientización y prevenir tales prácticas. 

El tema y sus consecuencias son tan complejas que apenas pude resumir algo de sus causas y derivaciones en los adultos. 

Si usted está en presencia de un abuso denúncielo sin dudar, habrá salvado del infierno, al menos una vida.

2 comentarios:

  1. Los cobardes que le pegan a una criatura, o abusen de alguna forma de un niño me gustaría que prueben hacer lo mismo con alguien de su tamaño, a ver cómo les va... Amo a los animales... Cómo no amar a los niños, cuidarlos, protegerlos y enseñarles y darles todas las herramientas como para que mañana sepan conducirse por los caminos de la vida, sin traumas, con valores, y que sepan cómo tratar a los demás con respeto y cariño...

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  2. Me gustan mucho sus notas, Ricardo. Esas personas que llevan a cabo ese tipo de abusos, no sólo de niños, sino también de quienes son como niños, personas inocentes, ingenuas, confiadas...."mejor les valdría amarrarse a una gran piedra de moler y arrojarse en lo más profundo del mal", yo, al igual que usted, no concibo tanta maldad, prefiero pensar que se trata de gente inconsciente, enferma, con algún tipo de trastorno. Sobre el abandono emocial...Yo creo que las personas que lo llevan a cabo no tienen ni la más remota idea de como este puede tener graves repercusiones en la vida adulta de un niño que fue abandonado, puede llegar a convertirse en un sociópata, una persona incapaz de sostener relaciones duraderas y profundas, porque un niño que fue abandonado emocionanalmente por sus padres puede llegar a convertirse en una persona incapaz de dar o recibir amor. Saludos! Su lectora, CoColibrí :)

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