miércoles, 26 de agosto de 2015

CIUDAD DEL ESTE - 20 años de agonía

Ciudad del Este nació como una necesidad imperiosa de ocupar un territorio que estaba virtualmente invadido por toda clase gente de malvivir, la mayoría brasileros escapados del presidio, y refugiados en esta margen del río. 

Ya que eran muy pocos los paraguayos que moraban en esta zona. Es así que el entonces presidente, Gral. Alfredo Stroessner le dio el impulso y todas las facilidades de la época para la creación de esta metrópoli. 

Se abrieron enormes picadas en plena selva, y con bastante sudor y esfuerzo, de a poco fue tomando la forma de una gran aldea. Todos tenían mucho trabajo, no habiendo mucho tiempo para haraganear. 


Sin embargo, fue el Puente de la Amistad y la majestuosa represa de Itaipú, quienes le dieron el gran espaldarazo a toda la región.

A partir de allí, comenzaron a llegar compatriotas, desde todos los puntos del país, atraídos por las alcanzables posibilidades de gozar de una vida mucho mejor. 

A su vez, también llegó un gran contingente de extranjeros de distintas comunidades como coreanos, chinos, libaneses, sirios, indios, sin mencionar una cantidad indiscriminada de argentinos, brasileros y bolivianos. 

Entre todos ellos, fueron conformando una ciudad netamente comercial que creció sin la debida planificación y no teniendo en cuenta, en la velocidad de la expansión urbana, de contar con la infraestructura básica. 

Llámese red cloacal, alcantarillado, suficientes bocas de incendio, una planta de reciclado de basura, planta de tratamiento de efluentes, avenidas y calles más anchas, entre otros requisitos con los que debe contar una ciudad, con pretensiones de ser moderna y funcional. 

Pero no se hizo. Más que nada por la incapacidad de sus máximos dirigentes y ahora, está pagando toda la improvisación llevada a cabo durante aquella época. 

Y así entre luces y sombras fue creciendo esta la ciudad. Brotaban de la tierra colorada, los centros comerciales, y los primeros edificios de altura, pasando de modesta aldea a recibirse de metrópoli.

Los compradores parecían hormigas en su ir y venir con sus bolsones llenos de novedades, a un precio realmente tentador.

Para recorrer el tramo entre la cabecera paraguaya del Puente de la Amistad y la rotonda de Monalisa se demoraba casi unas dos horas. Los comercios cerraban sus puertas a las dos de la madrugada. 

Era el tiempo en que algunos “mesiteros” ganaban entre 500 a 600 dólares limpios, por día, pero que luego lo derrochaban en las casas de juegos electrónicos o en el Casino. 
Cuando no en los prostíbulos de Foz de Iguazú. Venían contenedores de los lugares más lejanos y mercadería de diversa índole.

Fue la época en que Paraguay llego a ser el primer consumidor de whisky del mundo y el primer productor mundial de café, sin tener ni una sola planta de este grano. 

Ese era el maravilloso milagro de la triangulación. La gran época dorada, incluso llegó a ser nominada, la tercera ciudad comercial del mundo, en cuanto al movimiento financiero. 

Sin embargo, como siempre sucede, todo lo bueno y fácil también se termina. Hubo un hecho que marcó un antes y un después para Ciudad del Este. 

En el preciso momento en que por desgracia, el ex presidente Collor de Melo, le puso el cepo a las cuentas corrientes y de ahorro bancarias, le clavó un endemoniado puñal al corazón comercial de la urbe. 

A partir de allí, nunca más Ciudad del Este fue la misma. La cantidad de compradores fue paulatinamente decreciendo, del mismo modo como la cantidad de contenedores y el flujo bancario de los miles de comerciantes que esperaban que los visitantes dejaran el dinero en sus atractivos locales.

La cantidad de comercios que vendían artículos legales disminuyó abruptamente, comenzando a venderse toda clase de artículos pirateados, que silenciosamente llegaban en los contenedores proveniente de China y Taiwán. 

Luego comenzaría la prostitución de muchos comerciantes, que teniendo que compensar su baja recaudación, se dedicaban a estafar a sus ocasionales clientes, dándole gato por liebre. 

Aparecería más tarde, masivamente la droga (cualquiera fuera su tipo y denominación), las armas y municiones, la pornografía y todo lo bueno que proporciona la marginalidad.

Sin embargo, el golpe mortal a la ciudad, fue dado, en el mismo momento en que la Policía Rodoviaria brasilera, atrapó un gran contrabando de cigarrillos del vecino país, pero falsificado en Paraguay. 

Fue casi perfecta aquella adulteración de sus estampillas fiscales, lo que terminó enfureciendo finalmente, a la gente que ostentaba el poder en Itamaraty. 

Resumiendo; desde hace unos 20 años que Ciudad del Este está viviendo con respiración asistida, en un grave cuadro similar a un moribundo cataléptico.

Y a pesar de toda la respiración suministrada boca a boca, cuando no, con un desfibrilador. Debido a que le está llegando el fin a la triangulación y la piratería.

Si bien, el problema del dólar alto, para nuestros vecinos brasileros y argentinos, el cerco constante de los militares del vecino país, la incautación de la mercadería por parte de la Receita Federal.

Y el poco lucro que tienen los revendedores, al venir de lugares muy distantes, conspiraron en nuestra contra. 

Pero también, no es menos cierto que aquí también los hemos ahuyentado.

Ya es hora de emprender el verdadero futuro de esta ciudad: una total y profunda reconversión, que la catapulte hacia una nueva y brillante etapa.

Pero que sí atraiga al verdadero turismo receptivo. Con cientos de eventos de primer nivel, que sirvan de imán a los potenciales visitantes.

Pero también contar con calles limpias y sin baches. Con veredas en buen estado y agentes de tránsito que sean amables no que cuando escuchen un acento foráneo le imponga una multa. 

Sin mesitas en la calle, ofreciendo productos falsificados, con taxis de no tengan más de 5 años de antigüedad. Con lugares limpios para comer. Con un tránsito ordenado y sin tanta contaminación visual. Con verdaderas opciones hoteleras para todos los bolsillos y con suficientes guías que dominen varios idiomas. Así, de esta manera, si existe un excelente futuro para esta ciudad.

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