Hay una especie de delincuente al que no le basta sólo con robarles a sus víctimas, tiene que golpearlas o torturarlas para sentirse plenamente satisfecho. Este simple acto demuestra que su estado de salud mental acarrea serios problemas y necesita urgentemente de ayuda profesional, además de purgar su condena, en caso de ser atrapado. Hasta hace 10 años, era improbable que esto sucediera. Hoy día, los casos como se ven diariamente, están aumentando debido a que nuestra sociedad está gravemente enferma y no reconoce que lo está.
Existe un gran incremento de la delincuencia juvenil. Pero este no es sólo un fenómeno local, producto del sumergido entorno de un país del tercer mundo. Esta calamidad se extiende a todos los países de este violento planeta llamado Tierra. Ninguno de las ocho naciones más poderosas, se escapa de este tremendo flagelo.
Asaltos a transeúntes se ha hecho una modalidad cotidiana, que de tan acostumbrados que nos tiene, ha pasado de las tapas a las páginas interiores de los diversos medios gráficos. Sin embargo de 2 ó 3 años a la fecha, estos atracos se han vuelto mucho más violentos que en otras épocas y tienden a ganar cada vez más espacio entre los encabezados y noticiarios de televisión.
Asaltos a transeúntes se ha hecho una modalidad cotidiana, que de tan acostumbrados que nos tiene, ha pasado de las tapas a las páginas interiores de los diversos medios gráficos. Sin embargo de 2 ó 3 años a la fecha, estos atracos se han vuelto mucho más violentos que en otras épocas y tienden a ganar cada vez más espacio entre los encabezados y noticiarios de televisión.