sábado, 14 de enero de 2012

Castigo a los ineptos


Después de varios gruesos errores cometido por los nuevos funcionarios, de la gestión Lugo, y que aparentemente fueron pasados por alto, llega de sorpresa un cambio impensado, en una dependencia estratégica y muy sensible a la hora de hacer las cuentas y saber con que recursos se tiene a mano.

Cristhian Vera fue encontrado culpable de reiteradas dudas y lenta tomas de decisiones, durante el cumplimiento de las funciones a la que fue destinado. Vera tenía pendiendo sobre su cabeza, haber sido designado por Nicanor así como la definición de una licitación bastante controvertida para la explotación del segundo casino en Asunción, por el que disputan dos poderosos consorcios. 


El primero de ellos, integrado por la empresa argentina Casinos del Litoral, y la firma nacional Starnet. El segundo, por La Gloria Hotelería y la empresa hotelera Emprender. Sin embargo llegaron a ser tres, las ofertas que concursaban por la explotación de dicho casino. Pero su propuesta fue desestimada por no reunir todas las condiciones exigidas en los pliegos de condiciones. 

La lentitud en la toma de decisión, ya que la fecha de rigor eran los últimos días de enero y la ligereza con que se tomaron las imputaciones hechas por la justicia argentina a la firma Casinos del Litoral, fueron los detonantes para que Vera le dijera adiós a su cargo. Los inversores no abundan y no es cuestión de demorar innecesariamente las colocaciones, ya que existe siempre la posibilidad que estos retiren finalmente sus ofertas. 

La noticia de la supuesta defraudación al fisco argentino por un valor 147 millones de dólares por parte de Casinos del Litoral no causó una buena impresión en la cúpula del Ministerio de Hacienda, ya que la Conajzar (Comisión Nacional de Juegos de Azar) maneja mucho dinero que generalmente, si es que no se desvía, debería contribuir a engrosar los flacos fondos de los programas sociales. 

Ante el paso del tiempo y la inacción de Vera, el mismo presidente de la Nación confirma en el cargo a Patricia Marchewka, una funcionaria del Ministerio de Hacienda, precedida de un halo de excelentes recomendaciones, debido a su dinamismo y premura en las ejecuciones que le han brindado la confianza del actual ministro Borda. 

Este hecho que puede pasar casi desapercibido dentro del diario aluvión de noticias, que la gran usina de rumores genera, es un signo más que alentador, ya que plantea el reemplazo de los funcionarios que han llegado al gobierno y que creen que tienen piedra libre para la pérdida irresponsable del tiempo, que finalmente no es suyo, si no el de los contribuyentes y electores. 

Se han perdido seis hermosos meses mientras los nuevos funcionarios se acomodaban en sus poltronas y veían el panorama en el cual tendrían que desarrollar sus tareas. Algunos se adaptaron rápidamente al cargo designado. Otros no respondieron de ninguna manera a las expectativas creadas en torno a su fama, y se encuentran en la mira, siendo observados como en un microscopio. Y un buen porcentaje navega en la mediocridad, a la espera de un candidato que supere el estándar del burócrata medio. 

Ya es hora de agilizar y entregarle cierto dinamismo a las distintas dependencias. El grueso de la ciudadanía se encuentra ansiosa de ver, al menos, los primeros resultados, por más escuálidos que estos sean. Ya que fueron tantas las promesas, que se crearon enormes expectativas, y hasta el momento solo ha recibido como contestación peleas domésticas y falso protagonismo de las mismas caras repetidas de siempre, pero resultados concretos, hasta el momento, ninguno que sea positivo. 

Sería una muestra de respeto al pueblo, que los legisladores se despabilaran en sus butacas y comenzasen por hacer su trabajo, lo mismo que los jueces de la Corte Suprema renunciaran a sus privilegios a fin de colocar a quienes se lo merezcan y el ejecutivo pusiese más firmeza en sus decisiones, impidiendo que en las dependencias oficiales siente sus reales bases, el “kamanduleo”, como hasta ahora lo ha hecho.

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