Nadie puede dejar de reconocer que Pedro Fadul con la postura asumida, con relación a la concertación opositora, ha ganado protagonismo. Esto sin entrar a discutir su pensamiento ideológico, separándolo muy bien de la visión personal que cualquiera pueda tener de él, por supuesto.
Tampoco se puede dejar de pensar que como empresario que es, no esté cansado de la actual gestión, como la de las anteriores, ya que compartiría ese mismo sentimiento con el 95 por ciento de la población. Dejando solamente un 5 por ciento restante para aquellos que de ninguna manera les interesa una mudanza política.
Ahora bien, si se desea un cambio de actitud de los futuros votantes y un eslogan que estimule a captar los favores de los indecisos, que representa un número considerable, teniendo en cuenta las últimas tendencias, el que ha adoptado el partido Patria Querida ha sido de lo más infeliz.
Si se tiene en cuenta que la mayoría de los adherentes de PQ son de una extracción conservadora y elitista, es difícil de pensar que estos acepten un lema que contenga un contenido de tanta agresividad. Es evidente que su equipo de asesores publicitarios carece de ideas nuevas o sugestivas.
Existen muchas formas de impactar a los posibles simpatizantes con frases de un tenor similar como podría ser ¡Basta ya!, ¡Basta de promesas!, ¡Hasta acá llegamos¡ o similares apreciaciones.
El 75 por ciento del electorado cuenta con menos de 35 años, lo cual es fundamental para que cualquier país renueve su savia. Sin embargo, toda esa masa de jóvenes se siente defraudada no solo por las promesas incumplidas, si no porque ve que su voto útil se pierde ante supuestas y posibles sospechas de fraudes, no siendo esto un patrimonio exclusivo del partido colorado. Por lo tanto muchos ciudadanos han perdido la alegría de saber que están haciendo historia cuando en realidad, como por arte de magia, su voto ayuda al oponente.
Este lema tendría que explicarle a un joven, del porqué su vecino, funcionario estatal, tiene una feroz casa de dos pisos y una o dos 4 x 4 en el garaje y su padre que es un hombre decente, que sólo viaja en colectivo, no es un inútil. ¿Cómo ese padre puede inculcarle a su hijo que el éxito económico en la vida no se consigue a cualquier precio, inclusive robando?
Los lemas de campaña son eficaces cuando son acompañados con el “inauguramos tal cosa”, “construimos tal cosa” o “creamos fuentes de trabajo para tanta gente” y no con el “vamos a hacer”, “queremos dar”. “pensamos crear”. Promesas son promesas y por desgracia casi siempre a estas se las lleva el viento.
Y conste que el partido Patria Querida en las últimas elecciones generales, en el 2003, se ubicó como la tercera fuerza política electoral del país. Sin embargo, con slogan como esta no juega nada a favor de captar votos y mejorar su chance para el 20 de abril.
Claro que su ubicación en las generales pasadas no le hace temblar el piso a los dos principales partidos, pero si trabaja sobre bases firmes, con hechos concretos, materializados por su partido, es evidente que va a seguir creciendo. Pero si sólo se dedica a la crítica destructiva e intentar ganar votos mediante la técnica de poner excremento en el ventilador, su vida terminará sin pena ni gloria como lo hicieron otros partidos independientes.
Basta de carajear a los cuatro vientos, sea del partido que fuere. Todos estamos cansados de las injusticias y de las carencias en este país, pero ese no es el camino ni el modo para conseguirlos. Paraguay necesita de otras cosas en este momento. Con agresividad desmedida no se consigue ningún objetivo, porque antes que sumar, está restando votos a favor de su partido.
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