Evidentemente aquí poco importa que apareciera primero, el huevo o la gallina, es decir quien comenzó la primera provocación. Todos o casi todos sabemos las famosas declaraciones que nuestro presidente Nicanor Duarte Frutos lanzó, en uno de sus tantos discursos partidarios, buscando herir a Fernando Lugo.
En aquella oportunidad, afirmó, sin pruebas fehacientes en la mano, que el ex-monseñor estaría recibiendo un fuerte apoyo económico del gobernador brasileño del estado de Paraná, Roberto Requião. La respuesta casi no se hizo esperar y así éste último aprovechó una visita, a nuestra ciudad, en donde hizo efectiva la entrega de una cantidad de dosis de vacunas antiamarílicas, y retrucó las palabras del presidente.
En esa oportunidad la prensa lo presionó a hacer declaraciones y en un momento dado, el gobernador, en una muy infeliz acción, deja escapar sus emociones y le responde a nuestro presidente “que se quede quieto, que no diga tonterías y le entregue tranquilamente el poder a Lugo, luego de las elecciones del 20 de abril”.
Esto no hubiera sido tan dramático si cierta prensa sensacionalista, arrojó nafta al fuego, poniendo palabras en aquel, como que lo trató de " inútil, incapaz y demente’’ a Nicanor. Cosa que no fue cierta, ya que las grabaciones jamás nombran dichos calificativos.
Como era de esperarse, la Cancillería de Paraguay tiró el guante, considerando a las declaraciones de Requião como "impertinentes y extralimitadas", contestando a vuelta de correo Itamaraty, que de ninguna manera se responsabiliza por las expresiones del gobernador, ya que él lo ha hecho a título personal y que de ninguna manera el gobierno que representa Lula da Silva se ha entrometido jamás dentro de la elecciones presidenciales de ningún país.
Por lo tanto Lula al tomar distancia entre el ping-pong soez entre Nicanor y Requião se manda la de “gran Poncio Pilatos”, como era de esperarse de la cancillería brasileña. Luego de este pronunciamiento, Nicanor, encuentra una especie de carta blanca para seguir con sus andanadas orales explosivas y califica de “traficante, delincuente y contrabandista” al gobernador del estado de Paraná, Roberto Requião.
Todos sabemos que esto no va a quedar por así y es probable que en cualquier momento el brasileño detone otra bomba atómica que salga de su boca. En un análisis frío y racional, lo que ha dicho Requião es a todas luces, fuera de lugar y extemporáneo, viniendo de una persona que detenta una investidura de tal rango, sin embargo no habría que rasgarse las vestiduras y tomarlo de quien viene.
Estamos asistiendo un show mediático, de dos pesos pesados de la política sudamericana. Cada uno de ellos lleva agua para su molino. Nicanor porque le hace frente a un amigo de su enemigo, lo cual eso da muchos votos y trata de incentivar la xenofobia para mostrarse más patriota. El brasileño hace exactamente lo mismo ya que es muy probable, y tiene grandes chances, que sea el próximo sucesor natural de Lula en el siguiente gobierno.
Estamos en época de elecciones y cualquier recurso es válido para llamar la atención y desviar la mirada hacia cosas más triviales que no sean las enormes carencias que soportamos en todos los niveles, por lo tanto sería aconsejable que la ciudadanía no se “tragara el sapo” y tomara distancia de esta obra maestra de la distracción, más producto del marketing pre-electoral que cualquier otra cosa.
Este sería un show en vivo que no nos costaría nada y encima de todo, da la posibilidad de sonreír un poco, ya que hace mucho que no lo hacemos.
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