(Las
ideas no se imponen)
Cada tanto la moda regresa. A los que tenemos unos cuantos años encima, eso nos causa cierta gracia, ya que son usos que creíamos totalmente enterrados y olvidados. Sin embargo cuando la ola regresa, lo hace con tanta o más fuerza que la vez anterior.
Ha sucedido que, al ver alguna foto antigua, más de uno se debe de haber matado de risa, al ver esos inmensos pantalones Oxford, llamados patas de elefantes, que ahora resultan ridículos, pero que en su momento, los lucíamos orondos, ya que era el último grito de la moda.
Eso pasa generalmente con más los jóvenes, quienes a esa edad necesitan imperiosamente hacer notar su presencia, como una forma de reafirmar su personalidad y remarcar su presencia, especialmente con las personas del sexo opuesto.
Aunque últimamente, sobre esto último, no estoy tan seguro, porque me han dado muchas grandes sorpresas.
Es así que los adolescentes, buscan modelos a imitar y los transforman luego en ídolos. De la noche a la mañana. No hay una explicación lógica del por qué ocurre esta complicada proyección que hace el joven.
Por ese mismo motivo, se sienten totalmente identificados con todas de sus “virtudes”, pasando por alto, algunos de los defectos. Logrando con esto la sublimación total del personaje.
Justamente eso es la idolatría o sea la adoración a los ídolos o falsos dioses. Todo esto comienza cuando veo a gente joven y no tan joven, usar todo tipo de fetiches que tengan que ver con la figura del "Che" Guevara.
Y uno se pregunta muy curioso, si ellos son ignorantes de la historia, con alguna tara mental, descerebrados, faltos de memoria o simplemente insensibles al no compartir el dolor humano.
“El Che fue poco más que un aventurero, un líder egocéntrico negado para la política que fue elevado a la categoría de mito impoluto tras su muerte”, así lo define el prestigioso intelectual argentino Juan José Sebreli, en su ensayo “Comediantes y mártires”, donde analiza a cuatro personajes que han sido elevados a la categoría de mitos.
Ellos son: el cantor de tangos Carlos Gardel, la actriz y política Evita Perón, el futbolista Diego Armando Maradona y el propio Ernesto.
Luego cuenta que la famosa imagen, luciendo su famosa boina con la estrella, que todos conocemos y que tan popular se ha hecho, fue tomada por el fotógrafo cubano Alberto Korda, en La Habana, el 2 de marzo de 1960.
"El motivo de que los jóvenes lleven camisetas del Che sin saber quién es, denota una insatisfacción que tratan de llenar con estos falsos dioses encarnados", redondea Sebreli.
Todos aprovechan su poderoso carisma y el “marketing” que eso conlleva. Y hacen dinero a su costa, no pagando absolutamente ninguna regalía ni derecho de imagen a nadie.
Por lo que el concepto que lo asociaba a su frío perfil de asesino cruel y despiadado ha sido transformado en un excelente negocio capitalista. Esta es una de las grandes paradojas de la historia.
Los artículos que posean la efigie del Che son vendidos como pan caliente por grandes y pequeñas empresas, como la Burlington Coat Factory, quien presentó un comercial de TV, a un joven luciendo una camiseta del Che, o la Flamingo’s Boutique en Union City, Nueva Jersey, al que su dueño siempre es acosado por los exiliados cubanos y a los que siempre les responde: “Vendo lo que la gente quiere comprar”.
Quien tampoco quiere dejar de ganar, sus buenos verdes, a río revuelto, es Alberto Granado, uno de los más antiguos amigos, quien fue el que acompañó al Che en aquel famoso viaje en bicicleta durante su juventud.
Actualmente asesora a documentalistas, y en un reportaje hecho por el diario El País se quejaba que el embargo estadounidense contra Cuba le dificultaba el cobro de todas sus regalías.
Es tanto el material que he recabado, que alcanza para un pequeño ensayo, lo he clasificado prolijamente y con su respectiva bibliografía.
Mucha de este material lo he tenido que destruir al no poder comprobar lo que allí se decía o bien el autor no me merecía la confianza debido a su odio irracional y tendencioso.
Desde ya que puedo tomarme alguna licencia poética y usar mi acostumbrada ironía y solapada burla, pero eso no invalida de ninguna manera los datos ciertos y certificados con que cuento.
Hay unos párrafos, que por casualidad no son de mi autoría, sin embargo, me han quedado “colgados”, ya que he perdido injustificablemente al autor de dicho texto.
Pero son tan esclarecedores y se ajustan tan bien al perfil de Ernesto que me tomo, aún así la osadía y si el verdadero autor lo encuentra, favor de avisarme para hacer la debida aclaración y excusas del caso.
Dice así: “Se lo recuerda como un mártir, desprendido, incorruptible, lleno de amor por la humanidad, especialmente por los más pobres y los más oprimidos.
Se lo rodea con la aureola de la santidad, como un personaje noble e idealista, que luchó por una utopía que proponía la creación de un hombre nuevo, revolucionario y altruista”, para concluir con: “Se evoca siempre su trágico final, asesinado cuando ya se había rendido, después de fracasar en un intento guerrillero, que lo llevo hasta las selvas bolivianas, al frente de un puñado de hombres.
Se lo ensalza hoy, a más de cuarenta años de su muerte, convertido en un mito que apela a los sentimientos más puros de la juventud. Con su muerte murió el hombre y nació la farsa”, finaliza este párrafo.
Y lo he incluido de ex profeso, ya que encaja perfectamente con otras descripciones hechas por colegas de armas, ocasionales conocidos y los cientos de sobrevivientes de los campos de concentración cubanos.
Nadie puede discutir que el Che Guevara fue, es y será siempre una figura totalmente controvertida. Solo con nombrarlo, ya desata la polémica más violenta y quizás sea ese su mayor mérito teniendo en cuenta que han pasado más de cuarenta años de su muerte y aún su leyenda sigue vigente como entonces.
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