viernes, 22 de febrero de 2013

COMO RECONOCER A UN “ZURDO”

Como en todos los comentarios que hago, nunca son para acusar ni mucho menos para ofender ni agredir. El titulo si bien puede sonar algo “denso”; es solo para llamar la atención, de lo contrario, este escrito pasaría inadvertido, entre los cientos que realizan los profesionales de los medios que tienen mucho más oficio y conocimiento que quien dibuja estas letras.

Hecha esta pequeña aclaración, paso a relatar cual ha sido mi larga y no mi muy fructífera experiencia en mi trato con la gente de la izquierda. Sean tanto socialistas, comunistas, o cualquiera de los engendros inventados y que recorren una amplia gama y matices que va desde el brazo armado, ultra combativo, literalmente hablando, claro está, hasta llegar a los cómodos izquierdistas de escritorio y aire acondicionado. 

Esos que se acomodan en los altos cargos, cobran millonarios sueldos, tienen el auto del año y que luego hablan hipócritamente del desigual reparto de la riqueza. 

Son muchos los tipos diferentes de personas que tenían esta misma ideología, con la que me tocó convivir, y que con la estrepitosa caída del Muro de Berlín, pensé ingenuamente que se extinguirían como los dinosaurios y que nunca más los volvería a ver. 

Sin embargo, luego de un tiempo prudencial de silencio, consiguieron, con un poco de esto y un poco de aquello, reciclarse, transformándose en un rompecabezas semejante a un Frankenstein ideológico. Ideas amorfas tomadas de varias fuentes heterogéneas sin mucha coherencia entre sí. 

Las nuevas generaciones socialistas, traían ahora un enorme refrito, algo así como un cóctel mal batido, en donde entraban algunas de las antiguas y fracasadas teorías de Karl Marx y Federico Engels, pero no por utópicas, sino porque los mismos jerarcas comunistas demostraron ser mucho más ávidos que los “puercos” capitalistas, blanco por décadas de sus ácidas críticas. 

Sumadas a los recalcitrantes postulados de la Teología de la Liberación, una corriente contestataria dentro de la Iglesia Católica, en donde se articula una teoría económica y social muy emparentada con el marxismo, seguido por muchos sacerdotes, especialmente en los países del Tercer Mundo. 

Para finalmente aparecer en escena, tras la hecatombe del 91, el Socialismo del siglo XXI, engendro ideológico que no aporta absolutamente nada al espectro político, o sea que son más o menos las mismas ideas de hace 150 años, levemente remozadas y en la cual se han embanderado el mesiánico venezolano Hugo Chávez y su títere boliviano Evo Morales, al ecuatoriano Correa y pretendiendo arrastrar, en este predicamento, a nuestro Fernandito Lugo. 

En resumen, son tantos los años recorridos como las personas que he tratado con los mismos “síntomas”, que hasta podría animarme a trazar un ligero perfil; con el que lograría delinear la personalidad de un “zurdo”, luego de los acostumbrados lavados de cerebro, por supuesto. Pasemos rápidamente a los principales puntos que los distinguen. 
  • El “zurdo” es un verdadero autista, solo habla con sí mismo, es incapaz de dialogar, y solo monologa como si tuviera un espejo enfrente. 
  • Para ellos, uno nunca sabe nada, solo habla de balde y no está lo suficientemente informado. 
  • Ellos jamás tienen argumentos contundentes como para rebatir con sustento lo que uno dice, sin embargo sus posturas son tan radicalmente terminantes, que desaniman solo con conversar. 
  • Nunca reconocen sus propios errores ni fracasos, y ven insistentemente fantasmas en todos lados. Culpan siempre de ser agredidos por la CIA, el Pentágono, Los Marines, el presidente de EEUU, los Boys Scout y hasta por la madre Teresa de Calcuta. 
  • Generalmente son personas muy tranquilas, pero cuando le tocan el tema ideológico, se transforman en seres prepotentes y arrogantes, que tienen las respuestas robóticamente aprendidas y siempre en la punta de su lengua. 
  • Para tal pregunta, tienen tal respuesta, pero si se les propone que respondan algo muy simple, que no figure en su CD de adoctrinamiento, y se quedará pensando con la mirada perdida en el horizonte, sin saber que hacer o decir. 
  • Hay varios interrogantes a los que nunca tienen una clara contestación, por parte de ellos. Un ejemplo concreto de lo que digo podría ser: ¿Por qué tanta gente se escapa de Cuba, si se insiste que allí es un paraíso? 
  • ¿Por qué ellos permanentemente hablan de democracia, cuando en su régimen, por solo manifestarse pueden ganar la cárcel y en vez de proclamar que son disidentes los acusan de bandidos, ladrones y traidores al partido? 
  • ¿Por qué siempre acusan a otros de sus propios fracasos en vez de enfrentar serenamente una profunda autocritica de lo que está bien y de lo que está mal? 
  • ¿Cómo explican que en 50 años, jamás lograron abastecerse en ninguno de los regímenes comuno-socialistas, a pesar de tener la más grande fuerza laboral del planeta? 
  • ¿Por qué siempre hablan tan mal del capital o de los capitalistas cuando sin esto, aún en los regímenes ultra-ortodoxos como el de Corea del Norte, no se puede hacer absolutamente nada? 
  • ¿Por qué se enojan cuando se les dice que los regímenes no se imponen por la fuerza, si no por medio de ideas y argumentos? 
  • ¿Por qué tienen un tremendo delirio de persecución y ven fantasmas por todos lados, como creyendo que son objeto de constantes ataques, sin embargo son ellos los que siempre abren una conversación, manteniéndose la defensiva? 
  • Siempre hablan que estamos en un Estado de Derecho, pero si ellos estarían verdaderamente en el poder, ¿permitirían el disenso? En los regímenes que ellos manejaron las cosas nunca lo permitieron y la Historia esta vez está de mi lado. 
En fin, creo haber delineado a grandes rasgos, el perfil de un adherente a un partido de izquierda. 

Sea cual fuere su tendencia, todos se asemejan. Esto ha sido nada más que un retrato con buena onda de cómo reconocer a un estimado y querido “zurdo”. 

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