viernes, 4 de enero de 2013

EL PAÍS QUE NO QUEREMOS

Hace poco tiempo atrás, fue editado un comentario mío, llamado “¿Hacia dónde vamos Fernandito?, donde afirmaba que nuestro querido presidente Lugo, no tenía preparado ningún plan. Hoy, un par de semanas después, confieso que me equivoqué. Lo tenía, y bien guardado por lo visto. 


De a poco fue pagando todas las facturas contraídas con su elección. Puso en primera línea de choque a la mayor cantidad de liberales posibles, a fin de erosionarles su credibilidad. El caso más claro y evidente lo da Itaipú y Yacyretá, en donde Mateo Balmelli y Carlos Cardozo fueron “la carne de cañón” de la primera etapa. Esas eran las reglas del juego y ellos lo sabían. 


Fue descabezando el cuadro policial y militar con cambios imperceptibles pero estratégicos, prefiriendo, en los ascensos, a todos sus antiguos amigos o simpatizantes de su causa. 

Tenía un proyecto, pero no para beneficiar a todos los habitantes de este país, sino algo mucho más egoísta, relacionado con sus oscuras ansias de poder más que catapultar a nuestro Paraguay al siglo XXI. 

Ayudado por un leal y maquiavélico entorno, fue armando su rompecabezas. Nada tenía que ver con aquellas primeras promesas electorales de gobernar para todos los paraguayos; criticando a los colorados, quienes reservaban siempre “la pechuga” para sus correligionarios, dejando solo las plumas para la oposición. Ese cambio tan pregonado, por él, nunca llegó. 

La seguridad, la educación, la salud, los caminos, los puentes, las grandes obras de infraestructura que Paraguay necesita, siguen pendiente. La seguridad jurídica no existe; el catastro nacional, fundamental para realizar la reforma agraria, están en fojas cero. Tampoco hay planes de política exterior, Mercosur incluido. 

La enorme diferencia, en la distribución de la riqueza, no se ha reducido en lo más mínimo. El problema indígena sigue tan vigente como siempre, ya que continúan tirándose la pelota el INDI, los gobernadores o los intendentes. Pero la raíz de este viejísimo problema, sigue siendo ignorado. 

En resumen, de todo lo prometido, nada se ha cumplido, sin embargo su plan de reelección, eje de la actual polémica que afronta con la ciudadanía, prosigue sin prisa pero sin pausa. Es la misma enmienda que ansiaba con desesperación nuestro bien amado y querido ex presidente don Nicanor Duarte Frutos. 

Sin embargo, en el 2006, cuando recién Fernando Lugo comenzaba a ser conocido, por su incesante prédica de invasión de terrenos “improductivos”, y siendo obispo de San Pedro; encabeza una enorme marcha que reclama al Poder Judicial que frene los abusos de poder de Nicanor, por ser ilegal. Esto figura claramente en los titulares de la época. 

Cinco años después y pensando en el 2013, todos los sectores de la izquierda, vinculados al gobierno de Lugo, buscan forzar su reelección mediante la misma enmienda constitucional que antes catalogaban de ilegal. Ahora se refieren a ella como posible, "si es que la ciudadanía se lo pide". 

Para ello, estrechó filas con aquellos que respondan, de modo incondicional y absoluto, a un modelo de país, inspirado en los lineamientos dictados por el mesiánico Hugo Chávez y su fiel aliado títere Evo Morales. 

Según algunos expertos en “futurología política” existe una remota posibilidad que Lugo intente acometer contra el congreso para forzar la aprobación de la enmienda. Algo difícil ya que ni las FFAA ni el pueblo se lo permitirían. 

Con la destitución de Rafael Filizzola y Efraín Alegre, dos de sus mejores ministros. A Filizzola le tocó bailar con la más fea durante estos 3 últimos años y Alegre, se le ocurrió terminar muchos caminos que habían sido abandonados y comenzar nuevos. Ambos resistieron, con su negativa, a apoyar la enmienda. 

Por lo visto, para nuestro democrático presidente, pensar distinto es un grave pecado. Y oponerse es ya motivo de Purgatorio, sin parada intermedia. Al final, ambos seguían el ejemplo del jefe. Se alzaron voces de uno y otro lado. Para los referentes de la izquierda, el senador Sixto Pereira, “Coquito” Soares, “Pakova” Ledesma y Rocío Casco entre otros, justificaron al presidente Lugo. 

Para otros, pensar distinto a Fernandito, no merecía el castigo de la destitución. Distinto hubiera sido, echarlos por mal desempeño en sus funciones. Con esto, los asesores de Lugo patearon el tablero de la Alianza Patriótica, y ahora, la izquierda se quiere cortar sola. Cometiendo el pecado de la omnipotencia, al creer que por sus propios medios lo puede lograr. 

Estando Filizzola ya fuera del juego, los “ñembo chokokue” del asentamiento “18 de Octubre” quieren convertir la zona sur del Alto Paraná en otra San Pedro. La policía no hace cumplir la orden judicial que dispone el desalojo de los campesinos. Estos modestos agricultores se movilizan en motos y camionetas nuevas, comunicándose entre sí con celulares de última generación. 

Los terrenos invadidos en el distrito de Ñacunday, están todos cultivados. Ellos marcaron los terrenos con banderillas azules que representan a los liberales y serían abiertamente incitados, a la ocupación, por el senador Sixto Pereira de Tekojoja y el gobernador de San Pedro, José “Pakova” Ledesma. 

Si se ha encontrado en Alto Paraná, vestigios del paso del Comando Vermelho, e indicios que el EPP estaría mudando sus bases para aquí. Lo único que nos falta son que las FARC también nos haga una visita, invitado por nuestros “queridos amigos” empotrados en el poder. Los hechos están expuestos y ya es hora que todos le hagamos saber a Lugo, cual es el modelo de país queremos, antes que nos imponga por la fuerza, el suyo. 

No estamos aún de acuerdo con el tipo de país que deseamos, pero es unánime el país que no queremos. No deseamos volver al totalitarismo y ser perseguido por pensar diferente. Tampoco deseamos que se nos imponga un sistema por la fuerza. No queremos que todos ganemos igual cuando eso es ridículo. No queremos la mordaza las 24 horas del día, ni la lucha de clases porque eso induce a odiar a nuestros propios hermanos. 

No queremos combatir al capital porque lo necesitamos para crecer y si preferimos negociar antes que asustarlos. Lo que hemos visto en estos 3 años es justamente el comienzo de un modelo importado que ha fracasado y que quiere perpetuarse como aquel copiado. Ese en realidad es el país que realmente no queremos. 

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