Como les agradezco a todos aquellos que me enseñaron a navegar por Internet, a comunicarme con el mundo, en segundos, y a un costo accesible.
Así como a quienes se les ocurrió inventar esta maravilla de la tecnología. Pero también debo reconocer que existe, una contraparte negativa llamada “spam” o “correo basura”.
No siempre el correo no deseado nos trae publicidad de empresas desconocidas y sin ninguna utilidad para nosotros. A veces, nos llegan noticias tergiversadas o manipuladas tendenciosamente y con falsas deducciones, no probadas, intentando cambiar nuestros puntos de vista sobre determinada cuestión.
Por lo general, son parte de grandes campañas de desprestigio, orquestadas con algún fin malévolo y así tomar cierto tipo de ventaja económica, política o religiosa con respecto a un grupo de poder. Siempre son los desprevenidos usuarios de Internet, las primeras víctimas del fuego cruzado, en la guerra de la desinformación.
Por la red circulan millones de correos y aquellas personas que carezcan de los suficientes conocimientos, tomaran los datos allí aportados como ciertos y por lo tanto, tratarán de convencer a sus contactos, amigos, parientes, compañeros de trabajo y a quien quiera escucharlos, que les ha llegado un correo por Internet, donde al fin, la verdad les ha sido revelada.
Acusaciones sin fundamentos ni pruebas que las avalen, circulan libremente por la red. Ya me he topado con muchas de ellas y he recibido, por ese motivo, los correspondientes retos por ser tan irresponsable. Ahora soy un poco más cuidadoso con ese tipo de material y antes de acercárselo a mis contactos, lo analizo y compruebo primero su veracidad.
Me acuerdo de un correo donde contaba que los norteamericanos tenían bases militares en la Amazonia y que dicho territorio había sido incorporado al Patrimonio de la Humanidad por ser ese lugar el pulmón del mundo y los brasileros, irresponsables por permitir que se talaran cientos de km2 por día.
Otro intentaba convencer, con disparatadas y delirantes deducciones, que el Holocausto judío nunca se produjo y solo formaba parte de la imaginación y exageraciones de los hebreos. Solo faltaba canonizar a Hitler como héroe impoluto y mártir de la persecución sionista y de los “puercos” imperialistas yanquis.
En fin, no quiero extenderme demasiado con sonseras, ya que el tema de este comentario es bastante delicado y se refiere a otro de esos benditos correos, en el que se pregona la inutilidad del uso del condón en la prevención contra el VIH o SIDA. Allí, un tal Padre Paulino Toral, quien firma una carta, es el sacerdote que visita continuamente el Hospital de Infectología de Guayaquil.
Dicha carta fue enviada como respuesta a un humorista también ecuatoriano, y afirmaba arrogantemente: “como simple hombre culto (soy abogado y sacerdote, con 10 años de estudios en tres universidades españolas).
Y me muevo en el Internet como un pez en el agua. Le digo esto, porque a veces la gente piensa que los curas vivimos en otro planeta”.
Luego pasa a justificar lo que el Papa y el criterio de la Iglesia Católica sostiene sobre la ineficacia del preservativo para combatir el SIDA. “El Papa ha afirmado algo que es puramente científico: el uso del preservativo, lejos de impedir la propagación del sida, en definitiva, la acrecienta y aumenta” dice Toral.
Y agrega: “Tome usted un microscopio. Ponga un preservativo de látex. Mida las microscópicas perforaciones que tiene el látex. Apunte en una libreta las milimicras que posee cualquiera de las perforaciones. Ahora, tome un virus del sida. Póngalo en el microscopio. Mídalo. Ahora compare las dos medidas”.
“La ciencia de hoy afirma que el virus del sida es 450 veces más pequeño que el espermatozoide. Si bien los espermatozoides no atraviesan las perforaciones del preservativo, claro que los virus del SIDA sí lo hacen.
La difusión del preservativo, no determina la disminución del número de relaciones sexuales, sino, por lo contrario las facilita, las estimula, las incentiva” afirma el sacerdote.
Lo asegurado por este señor, no tiene fundamento ni rigor científico, para un tema tan delicado como este. Hay que tener coraje para lanzar aseveraciones tan rotundas y desparramarlas irresponsablemente a los cuatro vientos.
La Iglesia Católica (errada en muchos casos, y aún no ha hecho un mea culpa sincero) quiere imponer su voluntad con el miedo, igual que en la Edad Media.
La única diferencia es que ahora existen muchos menos ignorantes, que en aquella época, y la Santa Inquisición, ha dejado de funcionar. Sería conveniente que castigara a sus curas pederastas y a sus monjas lesbianas primero y luego dejara que la gente tome su propia decisión.
Los curas no quieren el condón y Lugo es una prueba de ello. Propalan cualquier estupidez, cuando su prédica no da los resultados esperados e intentan asustar a la gente. Pero esta ya no es tan “monga” como antes. Ahora tienen su criterio formado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el condón es hoy, el método MÁS SEGURO, para evitar la transmisión del virus del SIDA. Recientes y muy serios estudios lo reafirman.
Existe una prueba muy simple, que consiste en inflar, con aire, un condón y luego cerrarlo bien para que el aire quede en su interior. Este nunca escapará por sus poros.
Resulta que el tamaño de un virus es mucho mayor que el de una molécula de aire, por eso no puede escapar por un poro, ya que tampoco lo hace, algo muchísimo más chico. Los estudios (de Vinceni et al) de 1.994, (Wald et al) de 2.000 y los de (Sánchez et al) y (Crosby et al) con las trabajadoras sexuales de Lima y EEUU respectivamente, dan el aval a mis palabras.
Todos estos estudios figuran en Internet. También pueden consultar al Dr. Rubén A. Pereyra quien aportó datos, aquí incluidos. Su T.E. de contacto es 054 - 011 - 4684 – 1426. Aún tengo varios resultados pendientes, que pueden dar motivo a la continuación y enriquecimiento del presente comentario.
A mis alumnos les digo: “no me crean, busquen y averigüen la verdad, puedo estar equivocado. No se olviden que el mundo está lleno de mentiras y ellas circulan según los intereses a que estas responden”. Los inofensivos y útiles condones también lo tienen.
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