Referirse a un tema tan difícil y urticante como el aborto, es realmente un verdadero desafío para cualquier columnista, sin embargo, como este es un tema recurrente, he logrado formarme una opinión al respecto. Un nuevo caso de aborto, sacudió a la sociedad paraguaya, solo que esta vez, la noticia vino junto con un pedido de amparo.
El 17 de octubre del 2011, se presenta ante el
juzgado de la Niñez y la Adolescencia de San Lorenzo un recurso de amparo. Un
hombre solicita autorización judicial para interrumpir la gestación de su
esposa, por ser un embarazo extrauterino.
Los abogados Julio Ortiz y Natalia
Torres, lo dirigen contra el Centro Materno-Infantil de San Lorenzo, cuyos
médicos se negaron a realizarlo sin una orden judicial.
El hombre estaba feliz ante la noticia de la llegada
del anhelado hijo del matrimonio. Sin embargo la alegría de ambos duró poco
tiempo, ya que primero se le detecto un embrión en el ovario izquierdo. Al que
se le extirpó en el Hospital de Clínicas, el 23 de septiembre pasado. Pero la
novela no termina acá.
Una ecografía realizada unos días después dio como resultado
que había otro feto fuera del útero. Este se encontraba en el fondo del Saco de
Douglas (entre la vagina y el ano). Ante lo complicado del tema, la mujer fue
derivada al Centro Materno-Infantil de San Lorenzo.
Según los médicos, la mujer
engendraría mellizos, que se ubicaron en distintos lugares, que, por motivos no
aclarados, uno de ellos no fue detectado en los primeros estudios.
El escrito de amparo presentado, enfatiza en que los
médicos le advertían de la gravedad del caso y la necesidad urgente de realizar
dicha cirugía. Se llegó a solicitar donantes de sangre y los suministros necesarios
para realizar la intervención. Pero únicamente con orden judicial.
El plantel médico de dicho hospital, se reunió y dejó
en claro que dicho lugar tenía profesionales capacitados pero que no contaba con la infraestructura necesaria para atender dicho
caso, y se recomendó trasladar a la mujer
a otro nosocomio mejor equipado. Y esto mismo fue comunicada al juzgado.
Luego de esto, la futura madre fue llevada al
Hospital Central del Instituto de Previsión Social, donde ella y su marido,
esperarían decisión judicial. Por
su parte, la jueza Gloria Benítez solicitó un dictamen del Comité de Bioética
del Hospital de Clínicas, quienes descartaron por el momento realizar el aborto
y recomienda solo la observación. Para lo cual, también sugirieron la
internación de la señora, en el IPS.
Un tema a tener muy en cuenta es que, durante toda la declaración testifical,
el Prof. Dr. Vicente Bataglia mantuvo la postura que la intervención no era
necesaria, y que se debía dejar llegar a término al feto. Más todas las
preguntas directas que se le hicieron, fueron respondidas con contestaciones
evasivas y ambiguas que dan mucho en que pensar.
Todo se desarrollaba
por los carriles normales mientras la pareja aguardaba la resolución judicial,
hasta que las cosas se precipitaron de tal modo que la mujer comenzó a tener
complicaciones es su estado y el cuerpo médico del Instituto de Previsión
Social (IPS) decidió realizar de urgencia la intervención.
Pero también la Dra. Notario destacó
que el procedimiento quirúrgico fue realizado con total éxito, y que la
paciente se recupera satisfactoriamente, pudiendo ser dada de alta a la
brevedad. Luego el Abog. Eduardo Galeano, director jurídico del IPS, indicó que
los médicos actuaron conforme a su ciencia y todo ello estaba previsto en el
Código Penal paraguayo.
Posteriormente este
profesional enfatizó que la decisión de la jueza Gloria Benítez, que rechazó el
amparo para que los médicos del Centro Materno Infantil de San Lorenzo (CMI)
realicen la interrupción del embarazo, pero que eso no afecta en nada al IPS.
Con esto se terminaba un capítulo más, en la urticante historia de una posible
y futura ley de aborto en nuestro país.
Ahora bien, desde el
primer momento que este hecho tomó estado
público, a través de los distintos medios masivos de comunicación,
aparecieron los mismos fanáticos religiosos de siempre, en la que su total
hipocresía jamás tiene límites.
Son los mismos inadaptados que tratan de imponer
su voluntad, sea como sea, a quien los
escucha y convencerlos, que ellos si están “a favor de la vida”.
Son los mismos que
dicen tener un verdadero sentimiento cristiano en su corazón, sin embargo, en
la sección de carta de lectores de casi todos los matutinos de la capital, ponen
su índice acusador sobre la frente de una mujer que ha padecido un horrible
sufrimiento de madre, al perder no a uno si no a dos hijos y no precisamente
por su causa.
Frases tremendamente
ofensivas y fuera totalmente de contexto
decían: “arderás en el infierno”, “esa mujer es una asesina y se va a
arrepentir por eso toda la vida”. Si es eso lo que en realidad se enseña en la Iglesia , entonces me
siento muy feliz por no acudir a ninguna de ellas. Otra lectora afirmó que la
mujer debía aceptar la voluntad de Dios, aunque ello le traiga consigo poner en
grave riesgo su propia vida. Una total locura.
Este minúsculo grupo
de fanáticos "fundamentalistas", que en vez de sugerir y aconsejar, amorosamente,
quiere imponer su voluntad y su punto de vista a toda la sociedad; como dé
lugar. Sea como sea, incluso con violencia. Estamos, por suerte, en un Estado
laico y por lo tanto con leyes que no
son las canónicas. Nadie quiere abortar por deporte, para eso si debe
penalizarse.
Es como el divorcio,
nadie al casarse lo piensa, pero siempre existe una posibilidad de fracaso y
por lo tanto eso significa ¿que la pareja deba estar atada por el resto de su
vida? Totalmente ridículo por cierto. Sí Debe existir una ley que contemple el
aborto, pero cada caso por separado. Y a esto, los fanáticos no deben oponerse.
La voz de los
fanáticos parte de una estructura totalmente desprestigiada por sus propios
sacerdotes. No nos olvidemos que tenemos un obispo que mientras predicaba,
andaba engendrando hijos, con chicas menores de edad y que por obra de los
misteriosos caminos del Señor, hoy es nuestro presidente. (O hasta hace poco
tiempo atrás).
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