Esta es una frase muy frecuentemente usada por una querida y apreciada amiga: "Todo está muy denso" y ella tiene toda la razón del mundo. Este, porque el último año ha sido sumamente difícil no solo para Paraguay, sino en todo el mundo. Y según puedo leer en las principales páginas digitales de los más grandes periódicos, el año próximo también tendrá lo suyo.
Durante estos últimos casi 365 días, nuestro país ha tenido varias sacudidas, sin tener mar cerca, lo mismo un "ñembo" tsunami se hizo sentir.
Desde el punto de vista político, siempre los liberales pusieron palos en la rueda de nuestro querido y nunca bien ponderado Señor ex Presidente Fernando Lugo Méndez.
Solo dos fueron los motivos para que Federico Franco, el compañero de fórmula pero también el principal y más tenaz opositor, haya ocupado, con frecuencia, los encabezados en las noticias nacionales. El primero fue la insaciable necesidad de protagonismo que tenía nuestro también ex vice y su afán por ser el centro de las cámaras fotográficas.
Segundo, asegurar, en lo posible, los mejores puestos que ofrezcan los entes, a los correligionarios que lo apoyaron durante su campaña política.
La aparición de Horacio Cartes en el escenario político nacional, despertó terribles polémicas, en el seno del partido colorado y que como en épocas anteriores, fue solucionado de manera muy misteriosa pero con visos de legalidad.
Con los liberales sucedió algo peor. La atomización dividió al partido en mil sectores. Todos ávidos de "mamar" de la gran teta del Estado. Hablan de patriotismo, pero ninguno da un paso al costado.
La izquierda paraguaya se consolidó como una postura que adora el capitalismo y todo los bienes que se pueden acumular, con los buenos sueldos conseguidos como botín de guerra, pero siempre pregonando la lucha de clases y despotricando contra Wall Street y los piratas colonialistas del Norte.
En el Congreso, la falta de quórum fue moneda corriente, cuando se necesitó la aprobación de proyectos importantes. Y en otros casos actuó con una rapidez inusitada como cuando se desestimó la prohibición de fumar en lugares públicos. El tratamiento de las listas sábanas es un ejemplo de los mezquinos intereses que se traman entre los distintos partidos políticos y las infinitas bancadas.
Diputados y senadores corruptos, a los que sus pares hacen "la vista gorda" ante los numerosos delitos; hechos públicos y privados y no terminan por sancionarlos ni separarlos de dicho órgano legislativo.
Son incontables las faltas injustificadas al recinto, como los créditos sin aprobación, que solucionarían muchos problemas, pero que se pierden por simple negligencia y dejadez.
Los famosos auto-aumentos abusivos a costa del dinero de los contribuyentes y que por desgracia financian la holgazanería de la mayoría de nuestros legisladores. Además de sus 4 x 4, sus viajes al exterior, sus granjas, y muchas de las mejoras que lucen sus casas, transformadas de la noche a la mañana en lujosas mansiones, dignas de un maharajá de la India.
En cuanto a seguridad, la cosa empeoró, ya que los ilícitos ganaron todas las estadísticas y nuestra Policía Nacional se vio nuevamente superada por los delincuentes.
Pero fue el EPP o Ejército del Pueblo Paraguayo quien tomó protagonismo, aún con cambio de ministro incluido.
Estos ya tienen "su tierra de nadie" y el gobierno no termina de decidirse entre terminar de una vez con ellos o seguir jugando al gato y al ratón.
En salud, mejor ni hablar, ya que los hospitales nacionales o los centros de atención, están sin los suministros mínimos e indispensables para realizar la más simple de las curaciones.
Pero lo más preocupante de todo es que se están despoblando de personal capacitado ante los bajos sueldos. La ausencia notoria de especialistas que migran hacia la actividad privada o bien inician el largo camino del auto exilio.
Queda uno o dos temas aún sin solución. El primero es la pésima atención que los resignados pacientes reciben de las malhumoradas recepcionistas, que no tiene el más mínimo sentido de ubicación para con gente que soporta un pésimo momento.
Luego, la falta de vigilancia policial nocturna en los nosocomios, ya que suelen desaparecer costosos equipos médicos, como también, corren serios riesgos, las criaturas depositadas en la guardería.
En cuanto a lo social, cada vez hay más niños durmiendo en las calles de las grandes ciudades. Los guardias privados toman por asalto el frente de las casas particulares. Las plazas están ocupadas por manifestantes, "sin techos", "sin tierras" y "sin vergüenza".
Los indígenas, que han sido echados de su tierra, por los colonos paraguayos y extranjeros, no saben qué hacer en la ciudad.
Mientras esta dura realidad nos golpea bien de lleno en la cara, nuestro presidente se da el lujo de cambiar a los funcionarios que hacen algo, por sus amigos, que tal vez sean muy buenos para compartir parrandas, pero no para puestos donde se requiera alta calificación y serios conocimientos.
Tampoco fue bien asesorado en el tema de la concesión de los aeropuertos, donde sí, ha metido la pata hasta el caracú. Pero si ha usado muchos aeropuertos, ya que debe ser el presidente paraguayo que más viajes ha hecho al exterior.
Eso sin mencionar a una onerosa comitiva de asesores, que le hablan demasiado en el oído y que finalmente terminan por desinformar. Ha oscilado en este año, entre los modelos cubanos, boliviano, ecuatoriano y hasta cubano y de semejante menjunje, ha salido un raquítico modelo "lugoniano" que no es ni chicha ni limonada.
Por todo lo antedicho, es que el panorama se ha enrarecido a tal punto que faltando poco para la finalización de este durísimo año, no se nota, como en años anteriores, ese espíritu que nos de la suficiente tranquilidad y permita zambullirnos de lleno en las próximas festividades.
Aún con el cambio de gobierno sabemos que nada mejorará, porque para que se vean los cambios se necesita tiempo y eso es lo que ya no tenemos más.
Ahora bien, si quisiéramos tener a ciencia cierta, una forma de medir, el enrarecimiento de la atmosfera paraguaya, incluyendo al cambio climático, deberíamos usar un "densometro", engendro mecánico que nos marcaría realmente en que palo nosotros estamos parado. Y seguro que indicará el tope de su escala graduada porque ya sabemos, que todo está demasiado denso.
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