martes, 2 de abril de 2013

MUCHAS BURBUJAS EN EL LAVARROPAS

Parece que se ha puesto muy de moda, que todo el mundo hable sobre el famoso lavado de dinero; pero les aseguro que no son muchos los que saben que es eso, como y porque se hace, los riesgos que se corren y todas las leyes que lo penalizan. 

Esta práctica no es nueva ni mucho menos, solo que ahora se ha sofisticado tanto que hasta le dan un barniz de algo bueno cuando lo que se busca es encubrir todo lo malo.


La idea básica, es blanquear el dinero mal habido, proveniente de las actividades ilícitas o penadas por la ley. El tráfico de drogas, de armas, el trabajo clandestino, la prostitución, el tráfico de influencias y últimamente el terrorismo, son las operaciones redituables que más aportan a las arcas del hampa.


Las personas que se dedican a éste brillante negocio, utilizan siempre una buena “pantalla” para disimular, creando a su entorno actividades empresarias con múltiples negocios totalmente lícitos, a los que se  les inyecta el dinero mal habido, y así este entra al circuito de manera lícita, por medio del sistema financiero de tal o cual país.

El lavado de dinero o simplemente blanqueo, se realiza habitualmente por medio de los bancos o entidades financieras. Las que han proliferado por el mundo, así que porque no habrían de hacerlo también aquí, en nuestro querido Paraguay. 

Al utilizar a estas entidades, se redistribuye el dinero “negro”, en la mayor cantidad de bancos posibles, para que los saldos no sean muy abultados y entonces llame la atención.

Según cuentan las malas lenguas, no existe en nuestro país una verdadera reforma fiscal ni tampoco mucho entusiasmo para realizarla, solo existe algún que otro parche.  

Ni hablar por supuesto de cobrar el Impuesto a la Renta Personal (IRP), porque este se irá posponiendo lo más que se pueda, ya que resultaría difícil demostrar  el origen de las 500 fortunas más grandes de nuestro país.

No hay que ser un genio de la economía para darse cuenta que el sistema financiero nacional está más que súper dimensionado. Tengamos en cuenta que somos apenas 6 millones, pero que hay bancos, financieras y hasta cooperativas que se reproducen más que los conejos. 

No pasa una semana sin que no se abra una nueva sucursal o alguna nueva batería de cajeros automáticos. La pregunta inocente es: ¿Para qué tantos? 

Pero acá no termina la cosa. La cantidad casi indefinida de casas de cambio legales y de las otras, que existen tanto en Asunción como en Ciudad del Este, realmente asusta. Teniendo en cuenta que no recibimos a tantos turistas. Eso si, siempre tendrán a un  uniformado de la Policía Nacional custodiando la entrada.

La gran cantidad de shoppings nuevos y en construcción, en las principales ciudades, es muy llamativa, no solo por su costo si no por el alto nivel que se supone tendrán los futuros clientes. 

Y yo me pregunto, como es esto, si las estadísticas dice que existe un porcentaje de desempleados y subempleados que bordea el 37 por ciento de la población activa.

¿Y el millón doscientos mil compatriotas que se encuentran por debajo de la línea de pobreza? No creo que ellos figuren dentro de las estadísticas de marketing de dichas empresas, ya que pienso que ninguno de los “sumergidos”  vaya a concurrir a dicho centros de compra a menos que sea, solo para pedir limosna en la puerta de entrada.

El “boom” de la Avenida Santa Teresa, en Asunción, en la cual se está construyendo la sede de muchas empresas multinacionales. Así como diez edificios de altura, donde su precio por piso, no baja de los 500 mil dólares y un Pent House en la zona, bordea el millón y medio de los verdes americanos. Varios nuevos bancos y hoteles de cuatro y cinco estrellas están programados para ese mismo lugar. Lo que le dará un prestigio extra.   

Las cientos de playas de automóviles con vehículos de reconocidas marcas europeas y que sabemos que no están preparados para resistir ni nuestras callecitas ni mucho menos las intransitables y peligrosas rutas nacionales. Con valores que sobrepasan los modestos presupuestos de la clase media nativa. 

Otros negocios que pueden agrupar mucha gente, es el mercado de las joyas, donde las pequeñas piezas pueden tener un alto costo y va dirigido hacia un pequeño grupo de personas, pero de un alto valor adquisitivo. La rotación no será muy grande, porque esa es otra de las variantes de la cosa. Poca venta pero con valores altos.

Los casinos y casas de juegos electrónicos es otra brillante alternativa para el lavado de dinero, ya que, dependiendo de la ubicación del local, el tipo de atracciones, la publicidad y demás variables, hará que se inyecte regularmente una buena suma de dinero en el mercado, pero sin excederse, ya que hay otro muy pequeño problemita. Las cantidades deben ser continuas pero sin saturar al mercado. 

Ya que si provoca un aumento considerable en el circulante, puede “recalentar” el mercado y llegar a ser responsable de una galopante inflación, y que pondría en estado de alerta máxima a las autoridades del Banco Central y estos comenzaran a husmear de donde procede tal desajuste. De ahí a ser atrapado por avidez desmedida, hay solo un paso. Si se pierde el anonimato, ya puede darse por perdido.

Lo importante es camuflar lo máximo posible, el blanqueo de capital y tratar de pasar inadvertido, por medio de negocios, nada estrafalarios y que no llamen tanto la atención. Los restaurantes, las cadenas de hamburgueserías o pizzerías, las discotecas o también las galerías de arte, pueden ser otras atractivas opciones para los grandes lavadores de dinero.


La compra de grandes extensiones de tierra para luego ir vendiéndola fraccionada es otra buena alternativa que tiene aquellos que se dedican al blanqueo de capital. Pero cuidado, si bien nuestro país se está convirtiendo en un verdadero paraíso fiscal, como lo dijo el presidente José Mujica de Uruguay, cosa que molesto demasiado  por aquí.

Existen todos los instrumentos legales como para combatirlo, eso si es que queremos ser un país en serio. Sin embargo no existen los controles efectivos y ahí radica el problema del aumento en el lavado de dinero en nuestro país. La impunidad es el mejor aliado que ellos tienen y la aprovechan magníficamente.

Los “peces gordos” no quieren que se destape de ninguna manera la olla. Si las autoridades no son capaces de sincerarse ni tienen la voluntad política para tomar al toro por las astas. Entonces iremos de mal en peor, caminando así, sin credibilidad ante nuestros vecinos y esperando como siempre, que el tiempo lo solucione todo.  

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