sábado, 18 de diciembre de 2010

SIN PATRIOTAS NO HAY PARAÍSO

Patriota es una palabra muy utilizada por los politiqueros,  de poca monta, especialmente en época de campaña electoral. Sus discursos, inflamados de frases populistas, son aquellos en que las palabras fueron muy bien escogidas, con el siniestro fin de impactar y encender las llamas del “ñembo” nacionalismo barato y que por supuesto no conduce a ningún lado. 


Sus auditorios están llenos de gente ignorante, que se dejan arrastrar por su inexplicable fanatismo, del cual solo les ha traído miseria y pérdida de la dignidad personal. Sin embargo siguen creyendo, imbécilmente, que están haciendo historia. Si, es una verdadera historia de odio de hermano contra hermano, de corrupción desenfrenada, de enriquecimiento de unos pocos en desmedro de la mayoría que padece hambre y un sinfín de necesidades.

En amplios espacios descubiertos, se encaraman vehementes oradores, sobre improvisadas plataformas y rodeados de cientos de personas que escuchan atentamente los siempre largos y aburridos  discursos, a sabiendas que se les están mintiendo de antemano, pero que les suena tan lindo a los oídos, que da gusto escuchar.

A esos mentirosos profesionales que muchos les gustan de aplaudir, solo para halagarlos empalagosamente y ver la siniestra posibilidad de conseguir algún que otro empleo, en alguna oscura dependencia estatal y que en nuestro ámbito local denominamos vulgarmente “soquete”.

Es esa gente que promete mucho y que no cumple casi nada, es la que se encarama hacia los puestos más altos, después de cada elección. Gente sin una preparación ni académica ni moral, que invaden sin ruborizarse, todas las dependencias y reparticiones del Estado, a fin de vivir a sus costillas, ya que no tienen la capacidad para trabajar en la empresa privada.

Seudo líderes que en sus discursos, los llenan con palabras hiper tocantes a nuestros más íntimos sentimientos como patriota, soberanía, nacionalidad, paraguayidad, patria, nación, que en determinadas condiciones y circunstancias, la emoción nos puede traicionar y permitir que se nos escape una lágrima.

Lenguas traicioneras que vomitan palabras sin sentirlas ni conocer su significado, empleando los vocablos patriota y soberanía sin discreción ni medida, como en un simple juego. Quizás con el único fin de disfrazar o esconder sus bajas y groseras maniobras de sustracción, tráfico de influencias, lavado, vaciamiento, licitaciones con empresas fantasmas, etc., etc., etc.

Fue por este motivo que en los últimos 30 años, brotaran 20 barrios residenciales nuevos, de muy alta categoría, en Asunción,  como podrían ser Manorá, Los Laureles, Carmelitas, el rediseño de Villa Morra, Barrio Coca Cola, zona del Banco Central del Paraguay, Villa Aurelia, entre otros. Yacyretá e Itaipú colaboraron con la remodelación y/o construcción de cientos de casas tanto en Asunción como en San Bernardino. También la compra indiscriminada de propiedades en el exterior siendo Punta del Este, Camboriu o Buenos Aires, los principales puntos de referencia geográfica.

Campos extensos, estancias sofisticadamente equipadas, autos de todos los modelos y estilos, empresas e inversiones  diversas es la consecuencia directa de todos los negociados producidos en todas las reparticiones oficiales. Donde imperó de todo, pero nunca jamás lo hizo el patriotismo, ese que tanto pregonaban nuestros queridos mayores. 

El patriotismo es algo que nuestros parlamentarios no solo desconocen, si no que pisotean constantemente en desmedro de sus conciudadanos. Tanto como los aduaneros, los funcionarios de migraciones, los fiscales de Hacienda, los empleados de las farmacias de IPS, los malos policías, los malos militares, quienes se burlan de nuestra inocencia y credibilidad casi infantil.

Hay que sacárselo urgente de la cabeza, los últimos patriotas que tuvimos fueron los hombres y mujeres que combatieron en el Chaco. Luego, este sentimiento pasó de moda y fue llevado al museo, como especie en vías de extinción, para que los escolares sepan que en alguna oportunidad de nuestra historia hubo hombres y mujeres que no tuvieron ni una pizca de egoísmo y hasta sacrificaron sus vidas en pos del amor que sentían por su nación.

Basta con ver la clase política que desgraciadamente nos representa. Gente ignorante y sin preparación alguna, que llega a un cargo electivo, como parte de una carrera que consiste solo en desvalijar al Estado y no como una vocación de servicio, encarado como un aporte personal de proyectos a ser utilizados para el bien de la comunidad.

El tan ansiado cambio prometido no ha llegado y quien sabe si alguna vez lo lleguemos a conocer. Lo que si es muy pobre para un político tener en su curriculum haber tenido el único mérito de haber solamente sido un servil “chupamedias”. El país está viviendo momentos muy difíciles y si la clase política no está a la altura de las circunstancias, es mejor que de un paso al costado, sea del color que fuere.

Si no hay una renuncia a todo lo que represente intereses personales el país terminará por sumirse en un caos total, logrando lo que ni argentinos, ni brasileros, ni franceses, ni ingleses ni norteamericanos, hacernos desaparecer del mapa. Lo conseguirán nuestros propios políticos. Es por eso que el patriotismo no debe morir, ya que sin patriotas jamás podremos alcanzar el paraíso. 

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