Contra todos los pronósticos, que decían que el ex-obispo no tenía cintura política, ni conocía los vericuetos del complicado cuchicheo vernáculo, que se genera en la usina de rumores, se equivocaron de cabo a rabo. No solo los conoce, si no que los domina.
Bastó una antigua e ingeniosa treta, pero no por ello, menos efectiva, aquella la del supuesto golpe de Estado, para que todos corrieran en auxilio de Lugo y de la llamada “endeble estabilidad democrática”. Como recurso legítimo, valió la pena el juego, aunque sea peligroso jugar con fuego.
Una prueba del acierto, fue el “destrabe” del “sarambi sorokue” ocasionado por el ex mandamás, quien encaprichado como criatura que no se le compra algo, seguía haciendo berrinches en la Honorable Cámara de Senadores, con el tema de la senaduría activa. Lo conseguido, fue condenarlo, por el momento, al destierro a quien sabemos quien y posibilitar que el parlamento vuelva a sesionar con normalidad.
Pero esto es solo una variante en el peligroso juego de la estabilidad, usarlo más seguido, puede pasar lo mismo que en aquella fábula infantil del “Pedro y el lobo”, que de tanto mentir, ya nunca más nadie le creyó. Al menos en esta oportunidad, sonó menos fantasioso que aquella agua envenenada. Todavía es muy temprano para saber hacia donde apunta el gobierno, pero este pequeño incidente es alentador.
También lo es, todas las “ollas” que se están destapando. Los cientos de chanchullos que ocurrieron, de los cuales teníamos cierta idea, pero a medida que los datos se oficializan, pareciera que la corrupción, que tanto Nicanor y su entorno se cansaron de “combatir”, no tiene límites. Los tristemente “maletines viajeros”, que sirvieron para acrecentar los bolsillos de unos pocos en desmedro de todo un pueblo, que desgraciadamente confió en ellos.
Las simples preguntas que la población se formula:
¿Como podrá solucionarse los innumerables agujeros negros causados por los faltantes?, en caso de encontrarse los culpables, ¿serán estos castigados con todo el peso de la ley?, o seguiremos por el mismo camino.
¿Todos aquellos corruptos, llámese policías, fiscales, jueces, aduaneros, funcionarios varios, ediles comunales o departamentales e incluso intendentes, serán nuevamente reciclados o punidos como se merecen, sean cual fuere el signo partidario que representen? El castigo para aquellos que abusaron de sus cargos, sería un golpe estratégico, que reforzaría todo lo dicho en la campaña proselitista y generaría una ola de confianza contagiante, de un mejor futuro cercano y por sobre todo, posible.
El susto del golpe sirvió para saber quienes son amigos y quienes no lo son, y también quienes fingen proclamarse democráticos. Mientras tanto ya se pueden ver algunas cosas que habría que revisar. Primero es nuestra relación con Taiwán. No se puede seguir jugando a dos puntas. Nuestro país siempre tuvo una pésima política internacional, con intensiones tibias y ambiguas y ha llegado el momento de involucrarse y tomar partido.
Tanto China continental como la isla, tienen el derecho de tener su propia soberanía y no se le puede obligar a los taiwaneses a unirse a la gran China, porque esa es su propia decisión. Cada país sabe lo que hace y porque lo hace. Distinto fue el caso de Hong Kong. Ahora bien, Paraguay debe seguir apoyando a Taiwán, sin perder la relación con la gran China. Una cosa no quita la otra y menos aceptar gratificaciones monetarias o simples “sobornillos”, para luego, votar en su contra. Por favor, coherencia ante todo.
El segundo punto en importancia es hacer unos cuantos retoques en la Constitución , especialmente referente a aquellos agujeros negros no especificados, a los que el ex presidente se amparó o puedan acogerse otros funcionarios en el futuro. Aclarar los puntos oscuros que fijan las pautas y conductas del Tribunal de Justicia Electoral y de la Corte Suprema de Justicia. Despolitizar urgentemente a los distintos poderes del Estado y evitar las injerencia de uno hacia los otros.
Los 6 millones de paraguayos que viven en este país y los 3 que lo hacen en el exterior, están plenamente concientes que Fernando Lugo y su equipo no puede en 5 años hacer maravillas, cuando existen décadas de criminal atraso con respecto a nuestros vecinos, en casi todos los campos. Pero lo que la gente pretende, es por lo menos, sentirse protegida por su propio Estado, en todos los confines de la patria. Puede ser que el centro de salud del pueblito más lejano no tenga insumos, pero que la recepcionista no trate al público peor que a los perros, solo por ser pobres.
Que la policía, cuando se hace una denuncia, no lo tome en broma y hasta te meta preso, solo por interrumpirle su sesión de Cartoon Network, como casi me sucede, cierta vez, en Hernandarias. Que las escuelas y colegios del Estado sean realmente gratuitos y sin el disfraz de los continuos “pecheos” y sus instalaciones sean para niños que quieran estudiar y no se parezcan de ninguna manera a los “aguantaderos” de maleantes.
Si por lo menos se cumple algo de lo aquí mencionado, el susto que hemos vivido estos últimos días, valió realmente la pena. De no serlo así, habremos perdido miserablemente el tiempo.
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