Como dice una cómica frase, que le pertenece por entero a un querido colega, pero que se me ha quedado pegada; señala que “el paraguayo se ha especializado en hablar justamente de lo que no sabe”. No se si a ustedes, pero a mi, me ha resultado tan graciosa que me gustaría popularizarla, por parecerme sumamente gráfica. Creo que dentro de esta breve oración, encierra un cierto humor ácido e irónico, pero sin dejar de existir una pizca de verdad.
Si hacemos un paralelismo entre el significado de esta expresión y lo que nos está aconteciendo en estos negros días, existe una gran semejanza. Tanto al presidente Lugo y su interminable corte de súbditos, así como a los distintos medios de comunicación masivos, los encuentro totalmente perdidos, con la brújula cambiada de rumbo, sin una orientación cierta y navegando a la deriva.
Por desgracia, para nosotros, han extraviado el camino. El presidente Fernando Lugo debería haber tenido presente una única propuesta. Tener ya elaborado un plan a corto, mediano y largo plazo de generación genuina de empleo. Si los índices de desempleo y sub-empleo comienzan a bajar, el resto de los problemas, por simple peso, van a acomodar sus piezas como en un rompecabezas.
Sin embargo sus asesores avanzaron sobre ridículos divagues que no los va a conducir a ningún lado. Peleas con los campesinos, confrontaciones con los sojeros, despidos justificados en dependencias estatales, pero sin tener en cuenta a las familias de estos. Pésimas lecturas de la realidad internacional. Pocas o nulas ideas para terminar con las famosas asimetrías que nos hacen viajar en el furgón de cola del Mercosur.
Estas son temas importantes que se deben agilizar y encausar, para aliviar la tremenda presión que está viviendo nuestra sociedad. Pero en vez de esto, optan por viajar al exterior para mendigar inversores, y eso, en este momento, es tan inútil como querer tomar “titi” con el corpiño. ¿Que garantías jurídicas se les pueden ofrecer?
Con la amenaza pendiente de cientos de invasiones sobre tierras de paraguayos y extranjeros. Con la posibilidad de nuevos impuestos. Con la única ley de promoción industrial que tiene el país, que es la ley 60/90, con muchas posibilidades de ser derogada. Con un servicio eléctrico pésimo, caro y en una quiebra técnica desde hace unos 15 años. Por lo tanto lo único que se puede conseguir es hacer un triste papel ante los representantes extranjeros.
Entonces, si no existen las mínimas condiciones de atraer capitales, no tiene sentido salir de gira. Solo contemos mientras tanto con el capital nacional, dándole incentivos para que no busque refugio en el exterior, como siempre lo hizo. En cuanto a la prensa, considero que ha perdido la objetividad, para dedicarse solo a la crítica indiscriminada y sin conocer en profundidad los temas que trata, siendo muchos de ellos, objeto de una descarada manipulación de la opinión pública.
Temas como los ejercicios militares brasileros, amplificado hasta el infinito, cuando son prácticas comunes y anticipadas con gran antelación, ya que figuran en su presupuesto anual. Infinidad de pésimas lecturas que terminan por confundir aún más a nuestros compatriotas, agregándoles una carga fatídica a toda esta zona fronteriza. Pura macanada en colores. Los “rapai” no temen a los militares, no vienen a comprar porque se disparó la relación dólar-real y ahora terminó el negocio, al menos hasta que el cambio se estabilice. Solo eso.
Están empecinados en escribir sobre el famoso RTU (Registro de Tributo Único), y no mezquinan letras para decir mil boberas al respecto. La verdad, es que esto es un problema interno brasileño, sin contar que a Itamaraty, tampoco le interesa que esto se apruebe, ya que el aporte a sus arcas es ínfimo y no les conviene una competencia que juzga desleal para su propia industria. Los colegas mediocres solo tienen ojos para las sandalias del presidente y su despampanante transporte 4 x 4. Pero no tienen en cuenta los resultados que se producen durante dicha gestión.
La camioneta nueva de Federico, el original look de doña Mercedes en España, la camiseta albirroja del presidente, y demás cosas intrascendentes que evidentemente llena páginas, pero no aporta nada nuevo, justamente ahora, tiempos de crisis, donde se esperan grandes cambios, pero que estos ni se avizoran, por lo que el horizonte se nos pone negro. Enjuiciarlo a Bernal no va a devolver los cientos de millones de dólares, que mal no nos vendría. Ya pasó lo mismo con los terrenos expropiados a Stroessner en Ciudad del Este y de ellos, el Estado, el verdadero perjudicado, no gano absolutamente nada.
Nuestro deber, ante todo, es darle a conocer los hechos a la ciudadanía y si es posible explicarle, en cierta medida, como sucedieron y en que pueden desembocar. Sin agregar ni quitar nada. Ese es el compromiso moral y ético que tenemos ante nuestros lectores u oyentes, según sea la ocasión. Estamos viviendo momentos muy difíciles, por coyunturas internas y externas y no es necesario echar más nafta al fuego. Tampoco engañarlo, solo decirle la verdad, aunque sea sin anestesia.
Si los dirigentes se pierden en la bruma, somos nosotros los hombres y mujeres de la prensa quienes debemos orientarlos, sugerirles, guiarlos e indicarles el camino. Justamente porque tenemos esa facultad maravillosa de analizar y mantenernos fríos en los peores momentos. Pero siempre sin perder de vista la brújula, que nos llevará directo por el camino correcto.
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