Esta era una de las frases más conocidas y repetidas de mi querido abuelito, quien al término de la misma, me lanzaba su contagiosa y cálida carcajada, como haciéndome cómplice de su eterna picardía, a la vez que me aplicaba un suave codazo en mis costillas y su guiño de ojo correspondiente.
Estos gratos recuerdos me vinieron, luego de casi 50 años después, cuando un comentario leído, en un diario digital, donde se explicaba el carácter lamentable y bochornoso del viaje de nuestro presidente, en un avión brasilero, mandado por nuestro gran “enemigo” Luiz Inácio. Esto lo proclamaba abiertamente el autor de dicha opinión, apoyado por varios de nuestros grandes “cerebros” políticos” que supimos merecer.
Hasta nuestro propio vicepresidente, Freddy “Figuretti” Franco, se mostró bastante irritado con este tema, reprochándole a don Fernando, haber viajado en un avión militar brasileño, en el preciso momento en que se pretende la renegociación o por lo menos el intento de cambiar algo del Tratado de Itaipú.
Y tanto era su enfado que hasta prometió hablar con el presidente del Congreso, otro flor de muñeco, Enrique González Quintana, incluir ya, la compra de un avión presidencial. Conociendo a nuestro querido y nunca bien ponderado vicepresidente, no puede ser un avión común, tiene que ser un Airbus 380, con capacidad para 840 pasajeros, que miden 80 metros de largo y 35 de alto.
Porque para renegociar el tratado, es preciso impresionarlos y no demostrarles que somos pobre, ni que venimos de décadas de extrema pobreza, provocada por nuestros propios gobernantes y también que sin el aporte de Itaipú, en el presupuesto nacional, estamos bien “jodidos”. Total, ¡¡¡ellos no saben realmente como es nuestra real situación económica!!!
Sí, tenemos que dejarlos con la boca abierta, al final de cuentas, que es un piojoso Jet Legacy 135, de industria brasileña, que salido de las entrañas de Embraer, y equipado para trece pasajeros. Ni comparar con nuestros 840 invitados especiales, que irán de balde solo a curiosear y hacer compras en San Pablo y Brasilia, a fin de cuentas, Itaipú, no le importa ni un reverendo cacahuate. Pero hay que guardar las apariencias. Eso sí.
Otros valiosos aportes, es el del esclarecido senador Sebastián Acha. Quien, a pesar de su apellido, parece que su cerebro está algo desafilado, ya que insólitamente, este sesudo personaje se encuentra muy preocupado porque este simple detalle del avión presidencial pueda finalmente incidir en el resultado final de las negociaciones, porque estas son señales diplomáticas que a Itamaratí no se le escapa jamás.
Qué lástima que tengamos comentaristas y políticos de tan poca monta, que en vez de leer Historia de las Relaciones Políticas y Diplomáticas entre Paraguay y Brasil, se la pasen leyendo Condorito, chateando todo el día con algunas “chongas” o viendo porno por Internet. Ya que si lo hubieran hecho en su momento, no hablarían tantas estupideces juntas, ni las venderían por kilo.
Itamaraty lleva muchísimos años comandando siempre una misma política expansionista hacia sus vecinos y una inflexibilidad histórica hacia todo lo que sean acuerdos. Para Brasilia, lo firmado, firmado está y no hay nada que hacerle. Si no leyeron las letras chicas o si fueron entregados de pies y manos por Stroessner, muy poco les importa lo que les pase a los paraguayos. La firma está en el tratado y “opa la pleito”. Como diría un porteño: “si no te gusta, andá a cantarle a Gardel”.
Por lo tanto, quien piensa que avión más o un avión menos, pueden hacer la diferencia, está bastante equivocado y realmente debería estar juntando latitas de cerveza por la calle y no ocupar una importante banca como diputado o como senador. También otro genio que supimos conseguir: Luis Sarubbi, un oscuro diputado colorado, que dijo: “Nos vamos totalmente entregados”, ya que "nos estamos yendo sobre el caballo del enemigo', según opinó el diputado Sarubbi sobre el viaje de Lugo en un avión del Brasil.
Parece que estos nuevos adherentes al título de este comentario, solo logran ver el árbol y no visualizan el bosque. El problema es como convencer a los “rapai” que nos den una mejor tarifa de energía y algunas que otras mejoras, adonde de lugar, aún teniendo estampado una firma en aquel dichoso tratado. El resto es cartón pintado y tema para conventillo o cuchicheo de viejas “bandas”.
Antes de despedirme, no puedo dejar de participar de esta galería de “boludos” a Camilo Soares, quien con su ridícula actitud de querer suspender al tradicional evento motor, culpando a esta actividad deportiva que se realiza una vez al año, de todos los males que padece nuestro sufrido y polvoriento Chaco. Aún contradiciendo el anuncio hecho por el mismo presidente.
No hay que olvidarse que muchos indígenas solo ven algo de dinero, en esta época, gracias a los trabajos que realizan, porque si es por el INDI o los menonitas, estamos muchos más que frito. Los perjuicios lo causan los humanos, que es bien solucionable y no la meteorología. Igual que la bendita eficiencia.
En fin, no tendría que ponerme tan nervioso con los “boludos”, ya que son ellos los que me dan material suficiente para comer, solo que son tantos que no doy abasto. Debe ser que a cada rato nace uno nuevo.
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