sábado, 2 de octubre de 2010

PERROS Y DUEÑOS O VICEVERSA

Si bien, siempre destino esta columna para burlarme y satirizar todas las cosas que nos suceden, tanto en nuestra ciudad como en el país, en esta ocasión, contradiciéndome, quisiera en esta ocasión tocar un tema bastante grave, que muy poca gente toma en consideración.

He descubierto con mucha tristeza que, salvo raras excepciones, el paraguayo piensa que los perros son unos simples juguetes descartables. Generalmente lo recibe como regalo, y lo acepta bajo presión, de algún familiar cercano que se enamora a primera vista del pichicho, ya que es “chulina la jagua'i”.

Al principio, irá todo de maravilla. Lo bañaran regularmente, lo cepillarán, los niños de la casa jugarán hasta casi agotar al animal, comerá regularmente todas las sobras de las comidas de la casa. Poco importa si es bueno o malo para su organismo. Hasta puede ser que le compren un collar o lo lleven por casualidad a un veterinario.

La novedad en la familia, con el “chiche nuevo” funcionará por algún tiempo, hasta que todos los integrantes se cansen del perrito, que a esta altura ya ha crecido bastante. Orina y hace de lo otro, en cualquier lugar de la casa o del patio, llenando el lugar con un “nero” infernal. También se pone a ladrar por cualquier macanada que suceda a su alrededor. Ya no es más “chulina” y  se ha convertido en una verdadera molestia. Además, no siempre sobra la comida.

Otro motivo, para un posible abandono, del pobre animal, puede ser cuando la familia, por equis motivo, tiene que mudarse y en la nueva casa, no existe el suficiente espacio para el “pichicho”. Por lo que la familia determinará deshacerse de él. Para esto existen varios métodos. El más rápido, es alzarlo en el auto y largarlo en medio de la nada. Algunos vuelven, otros, terminan hechos alfombras a la vera de los caminos. También es frecuente llevarlos a alguna chacra propia o de algún amigo o conocido y dejárselo a los caseros.

Lo más común es dejarlo suelto por la calle y esperar que alguien se lo lleve, o que muera atropellado o por moquillo o parasitosis. Esto es una espantosa realidad que se comete todos los santos días, con la mayoría de los poseedores de estos desafortunados animales.

Cuando se acepta tener un animal en la casa, se contrae un compromiso, pero si se sabe de antemano que no se va a cumplir, es preferible no tomar la responsabilidad sobre la vida de un pequeño ser totalmente indefenso. Tirar a la calle a un perro, es una aberración que no cabe en ninguna cabeza. Es una maldad sin nombre. Castigado por Dios y por los hombres. Pero lo peor de todo es que cuando se los recrimina a los dueños, estos  se muestran totalmente indiferentes ante tal cosa. Es muy fácil delegar  responsabilidades a los vecinos.

Por lo tanto es muy común ver sueltos al animal, tanto de día como de noche, con el consiguiente peligro que eso conlleva. Deambulan hambrientos, rebuscando en la basura cualquier cosa que les sirva de alimento. Sin un cuidado que les de un buen dueño, enseguida contraerán parásitos internos y externos. No es nada raro observar hermosos animalitos llenos de “karacha”, con enormes costras sin pelos, recorriendo grandes distancias para intentar conseguir algo con que llenar sus estómagos vacíos.

Esto ocurre generalmente de día, pero de noche se vuelve mucho más peligroso. Los perros abandonados toman cualquier sitio como suyo y lo defienden de cualquier intruso que se acerque a ellos. Algunos amplían su radio de protección y lo hace con varias cuadras a la redonda. Por lo tanto, las personas que regresan algo tarde a sus casas tienen este problema en todos los puntos del país.

En mi caso personal, siempre estoy portando unos cuantos bodoques en mis bolsillos, para defenderme de los perros sueltos que vagabundean durante la noche. Esto no solo me pasa a mí, si no a miles de personas que viven en este país. Aparentemente nadie le ha dado la suficiente importancia ni el consiguiente peligro que la ciudadanía afronta, en especial, nuestras criaturas.

La desconsideración de los vecinos que debieran tener sus animales atados durante el día, y dejarlos sueltos únicamente dentro del perímetro de su propiedad, en la noche, parece una verdadera utopía. Parece que a nadie le importa que suceda un drama familiar a consecuencia de una mordida. Ni la Municipalidad ha tomado cartas en el asunto, ni la Asociación Protectora de Animales, ni los responsables de la X Región Sanitaria.

Tenemos pendiendo sobre nuestras cabezas una epidemia de dengue, otra de fiebre amarilla, varios brotes de meningitis y hay que esperar que se desarrolle una epidemia de rabia para que las autoridades intervengan. 

Parece mentira, pero hasta el microcentro de Ciudad del Este está invadida por perros abandonados, que hacen su aparición apenas llegan las primeras sombras de la noche.

No existe un abrigo para animales sueltos y quienes deberían encargarse de este problema no lo hacen. 

Dejan como siempre todo a la improvisación. Amo a los animales, pero las personas están en primer lugar. A la inversa que la comuna esteña, que no les importa para nada la gente y prefiere que los animales muerdan sin consideración a sus muy sufridos contribuyentes.   

1 comentario:

  1. TE pregunto a vos quien te dijo que las personas estan en primer lugar? quien te entrego ese titulo?
    Por el contrario creo que las personas tiene la capacidad de razonar, eso explica todo... entre tanto ser responsable y cuidar de las especies mas débiles... tu posición parte de norma y conductas sociales, pero frente a la leyes universales nada de eso esta dicho.

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